ENTREVISTA
El músico puertorriqueño lanzó su nuevo disco y habló sobre su búsqueda de la versatilidad y sus ganas de presentarse en Uruguay.
"Imagínate tomar a alguien que está acostumbrado a trabajar todos los días sin descanso y decirle que tiene que quedarse en su casa”, comenta Nicky Jam antes de hacer una breve pausa para acomodarse la visera de su gorro negro. “Se vuelve loco”, asegura con la mirada clavada en el suelo durante la conferencia por Zoom de la que participó El País. Sin embargo, el hombre detrás de los éxitos “X”, “El amante” y “Travesuras” explica que durante la etapa más oscura de la pandemia del coronavirus, lo salvaron dos cosas: la música y el estudio de grabación que construyó en su casa.
Así, en ese tiempo lleno de incertidumbres, registró las 15 canciones de su nuevo disco, Infinity. “Aproveché para grabar con mucha gente en mi estudio; tratamos de cuidarnos, pero nos enfermamos todos”, revela frente a las cámaras. “Pero no pudimos parar de grabar porque, la verdad, yo prefiero morir haciendo música. Es todo para mí”.
Y para el artista que ya lleva dos décadas en la escena musical, y que ha atravesado todos los capítulos de una carrera digna de ser documentada —de hecho, hace unos años Netflix lanzó Nicky Jam: El ganador, una miniserie sobre su auge, caída y su exitosa revancha—, la música siempre fue su combustible. El rap y el reggaetón lo ayudaron a escapar de un entorno conflictivo; las canciones de Los Cangris, el dúo que formó con Daddy Yankee a finales de los noventa, le permitieron cambiar su vida; y la composición lo salvó luego de que tocara fondo al sufrir una sobredosis de fármacos.
Cuando Nick Rivera Caminero —así es su verdadero nombre— se mudó de Puerto Rico a Colombia para reiniciar su vida, las cosas cambiaron gracias a las canciones. En enero de 2014 lanzó “Travesuras”, uno de los hits de aquel verano, y para cuando salió “El perdón”, grabado junto a Enrique Iglesias, consolidó su fama en el continente. “Cuando estaba guerreando por volver a la música, Chile era de los pocos países donde podía dar conciertos en el peor momento de mi carrera”, le dice, en la conferencia de prensa, a una periodista chilena. “Y cuando llegó mi comeback fue en Chile donde vi por primera vez a un fan con mi cara tatuada y una manada de gente esperándome afuera del hotel”.
En cuestión de tiempo, el furor en torno a Nicky Jam se extendió al resto de Latinoamérica. Temas como “El amante”, “Si tú la ves”, y “Hasta el amanecer” tuvieron presencia obligatoria en las pistas de bailes y en las radios dedicadas al género. Sin embargo, el éxito de Fénix, el disco de 2017 que incluía esos hits, lo encasilló en un estilo bien definido: el reggaetón de beat bailable y de estribillo ideal para ser coreado a todo volumen en historias de Instagram. Pero, como quiso dejar en claro en Íntimo, su álbum de 2019, lo suyo iba mucho más allá de ese estilo construido en torno a fórmulas estrictamente radiales. Consiguió otros grandes éxitos como “Whine Up” y “Te robaré”, pero la concepción en torno a su música se mantuvo.
“La verdad es que mucha gente no sabe que yo rapeo. Me ven como un reggaetonero comercial”, reveló hace unos meses. Y, para sacarse de una vez el lapidario estigma del encasillamiento musical, en junio el puertorriqueño publicó una sesión con Bizarrap —el productor argentino del momento— donde dejó salir todas sus facetas. Además de su sello reggaetonero, se animó a rapear y lanzó barras tan efectivas como: “Todavía sigo en el juego, / To’ el mundo sabe como brego, / 20 años y seguimos invictos, / En esto, yo soy Diego”.
“Con esa sesión quise demostrar que puedo dominar cualquier faceta”, le deja en claro a El País durante la conferencia.
—Infinity es tu álbum más versátil y funciona como una continuación del camino que se escuchó en tu sesión con Bizarrap. ¿Qué representa esa búsqueda en tu carrera? ¿Es una forma de desafiarte?
—Me gusta mucho que digas eso de Infinity, porque uno de mis mayores objetivos es que la gente sepa lo versátil que soy. Siento que se ha subvalorado mi versatilidad en el reggaetón, y por más de que piense que la gente sabe que tengo talento, creo que todavía no saben todo lo que puedo hacer. Por eso, en mi tema con el Biza quise demostrar que le meto al reggaetón, pero también te rapeo en inglés y lo hago bien. Eso es lo que hago ahora en Inifnity: te canto “Melancolía”, que es una balada, pero después voy a un reggaetón clásico, como “Loco”, que canto con Romeo Santos. Lo mismo sucede con “Magnum”, un reggaetón pesado que grabé con Jhay Cortez. De ahora en adelante quiero demostrar por qué Nicky Jam es tan grande y por qué ha logrado tantas cosas. Si escuchas canciones como “El amante” y “El perdón”, en realidad eran baladas que se convirtieron en reggaetón. Obviamente, ahora no puedo hacer temas tan románticos como esos, sino que tengo que hacer letras más sexuales con picardía para que el público joven se acerque a mis canciones. Si me vengo con frases como “Te doy la luna” o “Te vas a casar y eso me duele”, la gente no conecta. Pero si vas para el lado de “tú me vuelves loco” es diferente. La melodía sigue siendo romántica, aunque la letra cambie. Es una forma de evolucionar y ese va a ser mi camino de ahora en más.
Su primera gira tras la pandemia y una películas
Durante la conferencia de prensa virtual, Nicky Jam habló de su primera gira tras el comienzo de la pandemia. Comenzará en Boston el 3 de febrero de 2022. “Estoy loco por subir a las tarimas de Latinoamérica”, asegura. “Estoy esperando a que abran las fronteras para hacer un conciertazo. El plan es darle cariño a Uruguay y abrazar a los fans”, agrega.
El músico puertorriqueño también reveló que está trabajando en más capítulos de su programa de entrevistas, Rock Star Show; en un disco nuevo y en la película American Souls, que también contará con la actuación de Bad Bunny.