Veinte años después de haber debutado en Uruguay —el único país al que Los Redondos decidieron llevar su música fuera de Argentina—, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado lanzan un aviso: apróntense, dicen, porque esta vez, al recital que darán el 5 de abril en el Velódromo Municipal, vendrán muchos argentinos.
Están contentos. Aunque el Indio Solari ya no se para en el escenario junto a ellos, los guitarristas Gaspar Benegas y Baltasar Comotto saben que el legado está a salvo. O que hacen lo mejor posible para que esté a salvo. Nada, en Los Fundamentalistas, es cuestión de impulso o azar. No se convive livianamente con canciones como las de Los Redondos.
En un hotel con vistas a la Rambla, Gaspar Benegas dice: “A nosotros nos dieron un Titanic y nos largaron por el Río de la Plata”.
En 2005, Los Fundamentalistas visitaron Montevideo por primera vez. Apenas un año antes, habían debutado formalmente como la nueva banda del Indio Solari, luego de la disolución definitiva de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en 2001. Desde entonces, vinieron en varias oportunidades; la última fue en 2023, ya sin Solari, que ese mismo año anunció su retiro de los escenarios debido a las consecuencias de su enfermedad de Parkinson. La próxima será el sábado 5 (entradas en Redtickets).
Hoy, que saben que es muy poco probable que alguna vez vuelvan a tenerlo físicamente en el escenario, Los Fundamentalistas tocan con un “Indio virtual” que aparece en pantalla cada vez que se lo demanda. Lo convocan para las canciones intocables o aquellas que nadie más puede hacer, como “Queso ruso”.
“¿Quién podría cantar eso? El swing que tiene el Indio para cantar y la energía, la voz rota, empuja todo de otra manera. Hay varios temas que solo los podemos hacer con su voz”, explica Benegas. “Después, las canciones resisten en cualquier formato porque son terribles temas”.
Sin embargo, la banda no las somete a pruebas de resistencia demasiado peligrosas. A veces, como en el caso de “Todo un palo” que ahora canta Luciana Palacios, o en “Preso en mi ciudad” que adquiere un filo más pop en la versión de Fernando Nalé, se animan a aflojar las riendas. Pero saben hasta dónde pueden tirar.
“Siempre tratando de que no pase un Bossa’n Beatles”, dice Comotto desde atrás de sus lentes negros, y no puede evitar reírse. “Nosotros no vamos a hacer una versión ‘Ji Ji Ji’ en bossa nova. Eso es algo que hay que evitar a toda costa”.
“Somos muy respetuosos con la música, la forma, el sonido, los arreglos, los solos de saxo, pero porque están pensados así”, explica Benegas. “Tenemos pocos momentos de improvisación, que son necesarios para el vivo, pero los temas de Los Redondos tienen una composición donde el solo de guitarra no es unos yeites: es una melodía que canta todo el estadio, y si pifiás una nota, son 50.000 que te van a gritar: ‘¡Do sostenido!’. ¡Si se saben todo mejor que vos!”.

Sostener el legado del Indio Solari
Hace un par de años, cuando el Indio anunció que ya no haría shows en vivo, Los Fundamentalistas —Benegas, Comotto, Nalé y Palacios con Pablo Sbaraglia, Ramiro López Naguil, Sergio Colombo, Miguel Ángel Tallarita y Déborah Dixon— le abrieron la puerta a un nuevo ciclo. Todo se dio de forma natural, dicen, pero sin Solari tuvieron que asumir otros roles: hoy dan entrevistas, se exponen más, se juegan la convocatoria y reciben el cariño de manera mucho más directa.
“Hace 20 años que cantan ‘vamo’ Los Redondos’ en los shows de Los Fundamentalistas”, dice Benegas. “Los Redondos es un movimiento social y nosotros sentimos que somos parte de ese movimiento, y agradecemos, porque cuando empezamos éramos la banda paralela, la banda con la que se fue el Indio, entonces en un momento éramos como la madrastra de muchos ricoteros. Con el tiempo pasamos a ser queridos. Nos ganamos el cariño”.
—¿Y cómo leen este momento de los Fundamentalistas? ¿Se proyectan? ¿Piensan en el futuro?
Gaspar: Vamos tomando decisiones y arrepintiéndonos de otras (se ríe). Cambiamos de parecer porque cambia el año o la situación social, porque capaz que el país necesita que toquemos más, porque nuestro público también nos convoca. Ahora tenemos una fecha en Uruguay y después una gira por España, entonces tenemos que tocar en Argentina, y es difícil conseguir un predio que reúna todas las características para hacer este tipo de show. Todo eso nos lleva mucho tiempo. Yo tengo ideas de tocar en distintos lugares del país, capaz que otro tiene la idea de tocar una sola vez y en Capital, o hacérsela fácil a la gente, o sea que siempre estamos debatiendo y tratando de no dar un paso en falso. Porque es la banda que nos regaló el Indio, y tratamos de ir siempre por su camino. Pero es necesario que toquemos en Argentina, seguro este año tenemos que hacer un show grande allá. O dos.
—Que sea la banda que les regaló el Indio no solo implica un legado musical, artístico, sino algo interno, un código, una forma de trabajar. ¿Pesa la responsabilidad?
Baltasar: La responsabilidad está con el Indio y con la gente. Es parte de todo eso. Creo que la responsabilidad es lo que mantiene la llama prendida, estar conscientes y defender eso, sentir las canciones como si fueran de uno. Son parte de nuestra vida también, nos formamos con estas canciones y, en un punto, trascienden la música. Significan mucho.
Gaspar: También hay que tratar de entender lo que quiere el público y el peso de que ante cualquier decisión incorrecta, no está el Indio para respaldarla. Nos debemos al Indio y a su público y tratamos de apegarnos a su manera, a esos códigos y esa relación que tenía con su público. Por eso, estas cuestiones de ir de gira por Latinoamérica, cosas que él no hizo nunca, nosotros las planteamos porque está la posibilidad, pero las postergamos o vamos viendo cómo hacerlas, si hay que hacerlas o no. Caminamos sobre algodones siempre.
—Se cumplen 20 años de su debut en Uruguay, el único país al que Los Redondos salieron a tocar. ¿Qué lazo musical los une?
Gaspar: Yo soy bastante fana de (Nicolás) Ibarburu, nos hemos cruzado varias veces, y los Fattoruso grabaron en el primer disco de mi madre (María José Cantilo, pionera del rock argentino). Y cada vez que vengo acá salgo a la noche y me encuentro a Leo Maslíah tocando en un bar con 20 personas, o termino escabiando con los chicos de La Vela Puerca. Acá la música se respira y te podés encontrar con grandes músicos una noche cualquiera. En una época Buenos Aires era así, más bohemio, pero ahora se acabó.
Baltasar: Ayer fuimos a ver una murga y nos voló la cabeza. Las voces, la perfección de los arreglos, las letras... Me mataron las letras, las temáticas, lo ingenioso que es. Es muy difícil sacar noticias y barajarlas en un espectáculo de 40 minutos que te habla de la autopercepción o de la merca que llevan a Europa y pasa por el puerto de Montevideo. Es muy punk la manera de comunicar, sin ningún tipo de careteo, ¿no? Es muy auténtico, muy familiar y muy flashero también. Una cosa de locos.
Gaspar: Yo creo que venía bajando el swing a Sudamérica y se lo acapararon en Brasil, y lo poco que llegó se lo quedó Uruguay. ¡A nosotros no nos llegó nada! Quedamos más cuadrados que no sé.
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