Lucio Muniz le acaba de enviar a Dino una guitarra de regalo, y son muchos los apoyos, de toda índole, que está recibiendo el popular cantautor luego de la tragedia de Dolores.

Este martes 10 de mayo a las 20:30 en el Auditorio Nacional Adela Reta, se llevará adelante “Todos con Dino y con Dolores”, un show a beneficio que cuenta con la presencia de Agarrate Catalina, Fernando Cabrera, Laura Canoura, Mónica Navarro, Los Kafkarudos (Tabaré Rivero, Walter Bordoni y Alejandro Ferradás), Numa Moraes y Falta y Resto, entre otros. Las entradas se venden en Tickantel a $ 300. Pese a que el artista no podrá estar allí por problemas de salud, será una cita para no faltar.

—¿Cómo viviste todo esto del tornado de Dolores?

—Yo estaba en el escenario de la Sala Zitarrosa, cuando mi hija me llamó para avisarme. De ahí en adelante, fue una desesperación tratar de comunicarme, porque no había teléfono que funcionara. Luego salimos para allá, y fueron las cuatro horas de viaje más largas mi vida: tormenta en contra, a veces yendo a 40 kilómetros por hora, yendo atrás de camiones, para abrigarnos un poco. Y llegamos por el lado de Palmitas, y como a un kilómetro de Dolores vimos una imagen que era terrible. Había luz en una punta de la ciudad y en la otra, y en el medio una imagen como sacada de El señor de los anillos.

—¿Qué daños, humanos y materiales, te tocaron en carne propia?

—Por suerte no murió nadie de mi familia. Estaban dentro de la casa cuando el tornado atacó. Entre mi hijo Santiago, de 17 años, y Nacho, que es un jovencito que estaba de visita, trataron de proteger a Margarita, que es muy pequeña. Y en eso volaban los techos y caía mampostería, vidrios, chapas; Santiago quedó muy cortado en los brazos. Cuando terminó el tornado pudieron salir por un agujero en la pared, llevaron a Santiago al sanatorio y al día siguiente lo operaron.

—¿O sea que, como dicen, fue una desgracia con suerte?

—Sí, para algunos, para otros fue una desgracia maldita, porque hubo gente fallecida. Creo que la naturaleza se ha vengado, se viene vengando por todo lo que le hacemos a ella. Después de todo esto nos enteramos que estamos en la ruta de los tornados: la segunda ruta de tornados del mundo es la nuestra, después de la de Estados Unidos. Y resulta que nadie se pudo enterar de nada, porque la meteorología de Uruguay no puede prevenir los tornados.

—¿Y cómo fue el día después del tornado?

—Al día siguiente, cuando me levanté y fui a ver lo que era mi casa, me achiqué. Porque por esos techos que no estaban podía haberse ido mi familia. Y cuando empecé a ver lo que quedó de las casas, de lo que eran una ciudad tan coquetita, no podía creer. Por suerte la solidaridad se hizo presente.

—¿Tu casa cómo quedó?

—Pobre mi casa. En esa zona el tornado entró de lleno, y no quedó un techo, no quedó nada. Me quedaron dos pantalones y a Margarita un par de championes. Fueron 1646 casas que quedaron muy embromadas. En el barrio donde yo vivo hay lugares donde vivía Fulano, y ahora vas y la casa no está. El tornado se la llevó. Es como esas fotografías espantosas que se ven de la guerra de Siria: pasó aquí, pero no fueron bombas. Fue un tornado, que zigzagueaba por la ciudad y destruida vidas, casas, sueños, tantas cosas.

—¿Y ahora dónde se están quedando?

—Estamos en la casa de nuestros cuñados: apretados como piojo en costura, ¿no? Yo le contaba toda esta parte solitaria a Daniel Viglietti, y él me recordó los versos de Idea Vilariño, De todas partes vienen, los orientales. Estamos bien: Dolores se va a recuperar, porque es orgullosa. Nunca nos vamos a dejar ganar.

—Y ahora, con este concierto a beneficio, con tantos músicos que participan, supongo que te dará un ánimo enorme.

—Es un ánimo enorme porque representa el cariño. Ser músico uruguayo en el Uruguay no es fácil. Ser músico uruguayo acá representa que siempre delante tuyo están los argentinos o los brasileros. Siempre los argentinos se vendieron mejor. Es como una broma trágica: si no hay un argentino en un festival folclórico del Uruguay, ese festival parece que no vale nada.

—¿Vos sentís que la música no te dejó dinero en relación con todo lo que tú le aportaste?

—Las cosas no se hacen por dinero. Nosotros hicimos las cosas por otra razón: se hacían porque había que hacerlas. No por premios.

—¿Se puede decir que sos más famoso que rico?

—No sé. Yo creo que soy aceptado por mucha gente, pero no famoso.

—De "Milonga de pelo largo" se han hecho mil versiones. ¿Cuál te gusta más?

—Son todas tan diferentes: la escuché en francés, italiano, en rock pesado, en heavy. Y no ha perdido nunca la vigencia: cambian las versiones.

—¿Sentís que esa canción eclipsó muchas otras canciones que hiciste?

—Sí, pienso que sí. Le pasa a la mayoría de mis queridos compañeros. Hay algunas canciones que se hacen famosas, y otras, que pueden ser mejores, no les dan bolilla.

—Cuando venís a Montevideo, ¿la gente no tiene ni idea dónde es Dolores?

—Mucha gente no tiene la menor idea de cómo es el Uruguay.

—¿Tenés miedo que lo del tornado se use con un fin político?

—No, no creo eso. Una cosa es el dolor de la población, porque siempre se joden los pobres. Y creo que el Gobierno dijo que aquí se tiene que hacer lo que se tenía que hacer. Ahora, si no lo hace, va a tener que explicar por qué no se hizo lo que se dijo que se tenía que hacer. Por ahora se está haciendo: una gente va a tener que esperar más que otra.

Cantante y compositor, Dino arrancó en los años 60 una notable carrera musical, en grupo o solista, cultivando una música que pasa por el beat, el candombe y el rock.

Su trayectoria, de más de 40 años en el plano cultural uruguayo, lo convierte en uno de los referentes de la música popular. Ahora, ante lo sucedido en Dolores, el artista no descarta componer al respecto: "Creo que sí. Lo que pasa es que recién nos está cayendo la ficha, y vamos tomando conciencia de que nos hemos quedado sin casa".

Nombre: Gastón Ciarlo - Nació: Montevideo, 1945 - Otros datos: Cantautor.

DINO