Papina de Palma, la cantautora que no teme a las contradicciones y le canta a la memoria, debuta en el Solís

Antes de irse de gira a Argentina y España, Papina se presentará el 4 de septiembre en el Teatro Solís, en el marco del ciclo Unplugged promovido por la Banda Sinfónica de Montevideo. Quedan entradas a la venta en Tickantel.

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Papina de Palma
Papina de Palma, cantautora uruguaya.
Foto: Francisco Flores/Archivo El Pais

Es una mañana agradable de agosto, casi no hace frío y el barrio de Jacinto Vera arranca el día lentamente. Hay silencio y tranquilidad en el momento en que Papina de Palma recibe a El País. Junto a ella, Idea, la perrita que adoptó en medio de la pandemia y que con saltos y lamidas, regala una cálida bienvenida. “Amo ese barrio y siento que acá puedo desarrollar un sentimiento de pertenencia que no tuve con otro. Puedo elegir ser de Jacinto Vera de ahora en adelante”, dice y se ríe.

La cantautorasiente que este es un año particular en su trayectoria, sobre todo este segundo semestre en donde llevar sus canciones a Buenos Aires y al interior del país vecino se volvió un plan cada vez más frecuente. Desde abril lo ha hecho varias veces y en este tramo final de 2023 lo seguirá haciendo. En unos días también viajará a Bogotá (donde vivió parte de su adolescencia) para dejar sus canciones ahí; en septiembre volverá a Argentina para cuatro fechas en distintas localidades de la Patagonia y luego se va de gira por España.

Para completar la seguidilla de shows internacionales, en noviembre viajará a Cuba en el marco de un programa de intercambio cultural. Pero, antes de todo eso, el 4 de septiembre, dará un paso más en su camino como artista uruguaya y debutará en el Teatro Solís. Un “hito” que la tiene especialmente entusiasmada. El concierto será en el marco del ciclo Unplugged promovido por la Banda Sinfónica de Montevideo con el propósito de crear un espacio de reconocimiento a artistas nacionales.

No se trata de un show sinfónico, sino de una propuesta en que los invitados llevan sus canciones en su formato tradicional, pero enriquecidas con la participación de miembros de la banda sinfónica que también se suben al escenario. El concierto, además, tiene entradas (a la venta en Tickantel) a 250 pesos. “Estoy doblemente agradecida con la Banda Sinfónica, que me permite hacer este show, y con entradas a un precio que posibilita que más gente lo asista”.

Papina de Palma
Papina de Palma y su perrita Idea.
Foto: Francisco Flores/Archivo El Pais

Papina, que ya le cantó al amor romántico y luego hizo autocrítica, con el tiempo se dio cuenta de que todas las canciones son válidas, porque cuentan sobre un proceso. “Algo que descubrí, es que me interesa dejar en evidencia la contradicción. Pasa con ese trabajo que escribís algo que pensaste en un momento y después cambiás de opinión, pero sigue ahí grabado. A veces me vuelvo loca pensando que algo que escribí ya no me representa, pero en realidad es un espejo de lo que he ido modificando”, dice. “Me parece que, o una se hace amiga de su contradicción, o se miente”.

Entenderse y aceptarse es parte de lo que viene aprendiendo en este camino de crear —y ahora también producir— de manera independiente. Un camino que no es lineal y no está libre de errores, pero, está segura, vale la pena.

Hace unos años, fue preguntada por El País sobre qué le gustaría transmitir en sus canciones y en aquel momento, allá por el 2016, dijo no saber. Hoy, sostiene aquella respuesta, pero reconoce que su proceso de madurez le condujo a crear canciones como “La manada” y “La Memoria”, ambas con un mensaje social de fondo.

“Trato de ser lo más honesta que puedo y creo que mi intención es hacer canciones en las que se puedan encontrar otras personas y sentirse acompañadas”, afirma. “Que en una canción que hizo otra persona vos puedas encontrar algo que te pasó o algo que sentís, es recortar la soledad. Es hacer una tribu sin conocernos, sin vernos y sin decirnos nada”, añade.

El 27 de junio de este año, fecha que marcó los 50 años del Golpe de Estado, se subió a un escenario durante la inauguración del nuevo memorial de las ex presas políticas de Uruguay y cantó “La memoria”, canción que escribió para el espectáculo Distopía de la Murga Falta y Resto y habla de los desaparecidos de la dictadura. Entró en su último disco, Esta podría ser la señal, que marcó, ha dicho, un proceso de confianza en sí misma.

Sobre este nuevo período, en donde hay otro tono y temática en sus canciones, dice sentirse tranquila de cantar lo que siente y cree. “Entiendo que haya gente que le pueda embolar y que quiera dejar de escucharme; a mí me podría pasar con alguien que apoya algo que no estoy de acuerdo. Es un mal menor al lado de lo que significa poder acompañar las luchas que son mías”.

Este año volvió al concurso de Carnaval y salió en la comparsa Valores de Ansina, donde vivió una experiencia distinta a la de la murga: menos exigente vocalmente y más profunda en lo que respeta al colectivo y a pensar un espectáculo en que hay un número mayor de personas involucradas. “Compartir con Chabela (Ramírez), que es un bastión del canto candombero y una militante afro feminista tremenda, fue un aprendizaje muy profundo. Soy recién llegada, entonces escucho y aprendo de la gente que sabe”, dice y remata, respecto a sus antiguas promesas de alejarse del concurso: “Ya no digo ‘no salgo más en carnaval’ porque siempre puede ser mentira” (se ríe).

Antes de todos los viajes que la esperan y de su ansiado debut en el Solís, lanzará en formato álbum las canciones del ciclo Los abrazos son instantes decisivos que grabó con varios artistas y queestá en Youtube. “Estoy contenta, porque era un pedido frecuente y ahora lo atenderé”, adelanta.

Papina vive un momento de expansión de su música y está satisfecha con como viene construyendo su camino. Actualmente se presenta en formato trío con Federico Blois y Guillermo del Castillo, dos amigos que, desea, la sigan acompañando al escenario por mucho tiempo. En su trayectoria la amistad a la que cantó en “Bálsamo” es tan presente y construyó tantos puentes, que marcó también una forma de vivir ese oficio que eligió.

“El amor cambia la música. Cuando ves gente que se quiere arriba de un escenario, es muy distinto. Estoy agradecida de poder trabajar con amigos”, dice con la sonrisa ancha y la misma voz contundentemente dulce que le canta al amor, a las contradicciones, a la amistad y a la memoria social.

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