ESTRENO
Es puertorriqueño, está en pareja con Rosalía y acaba de lanzar "Saturno", un álbum retrofuturista que implica la mayor apuesta de su carrera.
Al crecer en Puerto Rico, Rauw Alejandro solía ocultarle a su padre los CD de mezclas que le daba su tío, que por lo general incluían letras explícitas. Presentaban bandas como Blink-182, pero también a las estrellas precoces del underground, una síntesis de hip-hop y dancehall pre reggaetón.
Ahora con 29 años, Alejandro, autodenominado “emo reggaetonero”, es una de las estrellas más grandes de la música en español. Durante los últimos seis años se ha ganado la reputación de galán astuto; no es raro que las fans arrojen sus corpiños al escenario en sus shows o chillen incontrolablemente cuando empuja sus caderas durante una rutina de baile. Está de novio con Rosalía, otra superestrella que en los últimos Grammy Latino repitió que es, él, el amor de su vida.
Pero la teatralidad de Playboy no cuenta toda la historia. Alejandro también tiene un enfoque imaginativo y renegado de la música pop. Sus canciones suavizan los bordes del R&B, el dancehall y el reggaetón y los rocían con el brillo del disco y el synth pop.
Su primer álbum, Afrodisíaco (2020), se basó en lo que había acumulado en SoundCloud para sus collages crepusculares de R&B y reggaetón. Vice Versa, de 2021, adoptó un enfoque más audaz; incorporó elementos de drum and bass, deep house y disco, encendiendo conversaciones sobre antiguas intersecciones del reggaetón y la electrónica. Acaba de lanzar el tercero, Saturno.
Antes de su carrera musical, Raúl Alejandro Ocasio Ruiz era un niño que creció en Canóvanas, una zona montañosa y tranquila de Puerto Rico, muy lejos de la bulliciosa Carolina, donde asistió a la escuela. Su padre tocaba la guitarra y su madre era corista y bailarina. Cuando tenía 12, se divorciaron y Alejandro se mudó a Carolina con su madre.
La música nunca fue realmente un tiro seguro ni ambición a largo plazo: Al principio, Alejandro imaginó la vida como jugador de fútbol profesional.
“Siempre he sido fanático de ir contra la corriente,como, ‘Está bien, todos quieren jugar béisbol y básquetbol, así que jugaré fútbol’”, dijo. Dedicó su vida al deporte cuando tenía 7 años, asistió a la Universidad de Puerto Rico con una beca e incluso se mudó a Orlando, Florida, para entrenar para la USL League Two semiprofesional.
Pero a los 21, llegó a una encrucijada. A pesar de su compromiso, parecía poco probable que su carrera profesional tuviera éxito. El desengaño, la frustración y los problemas económicos familiares lo llevaron a dejar de lado sus sueños futbolísticos. Después, la música fue su terapia.
“La parte creativa me relajó mucho”, dijo. Sus amigos, incluido Kenobi, un compañero de liceo y ex aspirante al fútbol que ahora es uno de sus productores e ingenieros de sonido de confianza, lo alentaron a compartir su música en línea.
Alejandro comenzó a subir pistas de R&B a SoundCloud en 2016, uniéndose a una cosecha local de figuras que pronto serían superestrellas, entre ellos Bad Bunny. Muchos se inspiraron en lo más oscuro del R&B.
“Me identifiqué mucho con esa ola porque no soy rapero”, dijo. “Estábamos en otra vibra, como, ‘Somos los chicos geniales. Estamos haciendo cosas diferentes’”, agregó entre risas.
A principios de 2017 consiguió un contrato discográfico. Pero los siguientes tres años estuvieron lejos de ser lineales: el huracán María y su posterior devastación económica azotaron a Puerto Rico, lo que lo obligó a mudarse y aceptar trabajos minoristas para llegar a fin de mes. Eventualmente regresó a la isla y en 2019 presentó su EP debut, Trap Cake, Vol. 1. Un año después llegó su primer disco.
Ahora, Saturno se basa en las texturas chispeantes del club que Alejandro ha explorado en el pasado. Pero esta vez, atraviesa los mundos del bajo de Miami, el underground de fines de los 90 y el estilo libre de los 80 y 90. Gran parte de la producción de reggaetón de hoy se ha atenuado para el público pop, pero el retrofuturista Saturno lanza el género al espacio profundo.
“Saturno es el planeta de los capricornianos, y también es el planeta de la melancolía y la nostalgia”, dijo Alejandro. “Incluso dicen que es un planeta que representa trabajo duro, ambición, constancia, sacrificio. Y eso es algo con lo que me identifico”.
Tainy, arquitecto moderno del reggaetón que trabajó en el disco, dijo que el enfoque puntual de Alejandro lo distingue en la industria y sube la apuesta.
“Es más como, ‘Vamos a crear una obra de arte en términos del álbum, no solo las canciones sino la estética de la producción que viene con él’. ¿Cuál es el mensaje detrás de esto, el concepto, los videos, el arte?’”, explicó. “Realmente siento que ejerce presión sobre todos los demás”.
Alejandro sabía que quería un toque nostálgico para este disco. Mientras que otros lanzamientos pop recientes han explorado imaginaciones pasadas del futuro, el enfoque a menudo ha sido el synthwave o el house de los 90. “Nadie había entrado en ese rincón del estilo libre de los 90”, explicó. Esa influencia impregna todo el disco.
Para Tainy, la capacidad de Alejandro para erosionar los límites se siente como un nuevo momento del pop en español. Es “un punto en el tiempo en el que somos tan libres y abiertos a probar cosas nuevas, donde 10 años antes no era lo mismo”, dijo. “Los bichos raros están saliendo ahora”.
Esta es una versión editada y reducida de la nota original.