Roger Waters en el Estadio Centenario: música, política e insultos que le hicieron frente a la tormenta

Este viernes, el ex-Pink Floyd se presentó por segunda vez en Uruguay y desplegó sus efectos visuales en un recital que debió ser frenado por la lluvia torrencial, y que no se olvidó de las polémicas.

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Roger Waters en el Estadio Centenario, 17 de noviembre de 2023.
Foto: Juan Manuel Ramos

Bajo una tormenta eléctrica de innegable espectacularidad y, por momentos, bajo una lluvia furiosa. Así, con la amenaza de la cancelación en el aire y la promesa de que el recital se haría así hubiera que aguantar toda la noche, concretó Roger Waters su show en Montevideo, en el mismo lugar donde hace cinco años se estrenó ante el público local: el Estadio Centenario.

El ex-Pink Floyd volvió a Uruguay con la gira This Is Not a Drill ("Esto no es un simulacro"), que se anuncia como una primera despedida de los escenarios. La presentación estuvo rodeada de polémica, luego de que los hoteles capitalinos evitaran hospedar al músico, acusado de antisemitismo. La situación se repitió en Argentina y ahora tiene su réplica en Bogotá; según se ha informado, Waters tuvo que mantener su base en San Pablo, Brasil. Se desconoce si finalmente pudo instalarse en algún recinto de la ciudad.

Las controversias que antecedieron el show —hubo solicitudes para que se le removiera el reconocimiento de Visitante Ilustre y para que se le quitara la declaración de interés cultural a su espectáculo— habían dejado lo artístico en un segundo plano, pero en el camino de Roger Waters, política y arte nunca han podido, y mucho menos han querido, soltarse la mano.

Por si acaso, al comienzo lo recordó con un video en el que se dirigió a quienes dicen que les encantan los temas de Pink Floyd pero no pueden soportar "la política de Roger". A ellos les dijo que se fueran "a la mierda", o bien al bar más cercano.

El Centenario volvió a ser testigo de todo eso, con un concierto que desplegó su arsenal de pantallas gigantes, fuegos artificiales, luces multicolores y efectos especiales al servicio de sus ideas. En Uruguay, con un repertorio que articuló lo mejor de Pink Floyd con algunas piezas de su cancionero solista, Roger Waters volvió a levantar el puño para hacer sentir el que promueve como su principal mensaje: la resistencia.

Entre el negro, el blanco y el rojo, entre la cortina de relámpagos sincronizada con la tormenta que salía desde los parlantes y los videos, entre material documental asociado a la guerra, entre capturas de tuits y discursos de Ronald Reagan, Waters llamó a resistir contra el capitalismo, el fascismo y la guerra. Pidió por los derechos de palestinos, yemeníes e indígenas, los derechos reproductivos, los derechos de los trans: los derechos, dijo a través de los mensajes estampados como visuales, humanos.

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Roger Waters en el Estadio Centenario, 17 de noviembre de 2023.
Foto: Juan Manuel Ramos

Las condiciones climáticas moldearon el show a su antojo e hicieron que Waters, que acostumbra dar largos discursos, tuviera que recortar sus palabras. El espectáculo estuvo interrumpido al menos 15 minutos por las intensas lluvias, algo que se informó desde el escenario mientras se advertía del peligro de seguir con el concierto en esas condiciones; al mismo tiempo, miles de personas permanecían a cielo abierto y en algunos casos improvisaban refugios con las sillas de plástico distribuidas en la mitad delantera del campo.

Sin embargo, en sus escasas intervenciones, Roger Waters se encargó de hacer referencia a la situación que rodeó esta llegada a Montevideo. Primero hizo mención al presidente del Comité Central Israelita del Uruguay, Roby Schindler, quien envió una carta al Sofitel para, según el propio Schindler declaró, concientizar sobre la figura de Waters.

"Quiero decirle especiales buenas noches al señor Roby Schindler, quien es el líder de alguna organización israelí de aquí y me hizo prohibir en los hermosos hoteles de su ciudad. Así que Roby, púdrete", insultó Waters con furia sobre el escenario. Schindler ha asegurado que no buscó que se le prohibiera el alojamiento al músico.

Más adelante, recordó su anterior visita a Montevideo y el trato que se le dio entonces, y señaló "cómo ha cambiado" todo. En ese sentido, hizo hincapié en que nada se modificó en los corazones de quienes lo fueron a ver, que en su gran mayoría resistieron el diluvio y permanecieron en el Centenario casi tres horas, coreando "Wish You Were Here" y "Another Brick in the Wall" y "Money" y "Shine On Your Crazy Diamond", deslumbrándose con cada uno de los efectos, conmoviéndose con algunas imágenes del horror proyectadas en escala gigante. A todos ellos (más de 25.000 personas; la producción no brindó datos específicos), Waters, que apela más al impacto que a la emoción, les ofreció su costosa exposición de ideas, su puño en alto, un montón de mensajes estridentes que, mientras sigan girando, seguirán dando que hablar.

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Roger Waters en el Estadio Centenario, 17 de noviembre de 2023.
Foto: Juan Manuel Ramos

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