Este domingo se celebrará una nueva edición de los Grammy, los premios más prestigiosos de la música internacional. Como los Oscar en el cine, la ceremonia será una oportunidad para repasar los fenómenos musicales del momento. Desde las 21.00, TNT y MAX transmitirán una gala que no solo premiará a los mejores discos y canciones de 2024, sino que también contará con actuaciones de figuras como Billie Eilish, Shakira, Charlie XCX, Chappell Roan y Sabrina Carpenter.
Entre ellas, Carpenter se perfila como una de las grandes protagonistas. Con seis nominaciones, incluyendo las cuatro categorías principales —álbum del año por Short n’ Sweet, grabación por “Espresso”, canción por “Please Please Please” y artista nuevo—, la cantante de 25 años llega a la ceremonia en su mejor momento. Aunque Beyoncé lidera con 11 candidaturas gracias a Cowboy Carter, su exitosa aventura country, la gala podría ser para Carpenter lo que los Grammy 2020 fueron para Billie Eilish: la consagración definitiva.
Viene de un 2024 lleno de conquistas. “Espresso”, un funk de tintes disco con adictiva melodía pop, fue la segunda canción más reproducida en Spotify a nivel global. Incluso llegó al primer puesto con 1.879 millones de reproducciones, pero en la última semana de diciembre “Birds of a Feather”, de Billie Eilish, le arrebató el liderazgo. Además, Short N’ Sweet figuró en las listas de los mejores álbumes del año según medios especializados, y su gira agotó arenas en Norteamérica y Europa.
Aunque su nominación a artista nuevo podría hacer pensar lo contrario, Carpenter tiene un largo recorrido en la música y la actuación. Short N’ Sweet es su sexto álbum, y antes fue una chica Disney: prestó su voz para Princesita Sofía y La ley de Milo Murphy, protagonizó la serie El mundo de Riley y actuó en la película Una aventura de niñeras.
Nacida en Quakertown, Pensilvania, en 1999 demostró su chapa de estrella cuando todavía era una niña. En su canal de YouTube, que tiene hoy 10,5 millones de suscriptores, todavía está disponible su primer video: con 10 años le sonríe a la cámara mientras canta “Picture to Burn”, de Taylor Swift. Se mueve con confianza y refuerza la intención de la letra con una coreografía y gestos dignos de videoclip.
Años más tarde, cerraría el círculo al abrir los shows de The Eras Tour en Latinoamérica —sus actuaciones en Buenos Aires le generaron una nueva camada de fanáticos—, Australia y Singapur. No solo se dio el gusto de cantar varias canciones con su heroína musical, sino que sus actuaciones comenzaban con aquel video filmado con 10 años.
A los 13 se mudó a Los Ángeles para protagonizar El mundo de Riley. En ese momento, entendió que su carrera como cantante debía esperar. “A esa edad no iba a prosperar como cantante de la misma manera que como actriz infantil”, le comentó a Times. Sin embargo, su pasión por la música nunca desapareció y, en 2015, debutó con Eyes Wide Open, un disco poptimista pensado para el público de Radio Disney.
El punto de inflexión llegó en 2022 con Emails I Can’t Send. Un cambio de sello le dio mayor control artístico, y el resultado fue un disco confesional inspirado en mensajes que nunca envió. Con un sonido folk-pop, abordó el desamor, la autocrítica y el escándalo que la señaló como la villana de un triángulo amoroso. La historia explotó cuando la cantante Olivia Rodrigo lanzó “Drivers License”, en la que insinuaba que Carpenter le había “robado” a Joshua Bassett. Como respuesta, Carpenter grabó “Because I Liked a Boy”, donde canta con ironía sobre el escrutinio que enfrentó: “Ahora soy una rompehogares, soy una puta, / Recibí amenazas de muerte (...) Todo porque me gustó un chico”.
Para su último disco, Short N’ Sweet, sacó a relucir sus tres virtudes como compositora: la ironía, la sensualidad y, especialmente, su “humor retorcido”, ese que celebra en “Espresso”. Lo prueba el estribillo de “Please Please Please”, su éxito de tintes country, donde canta con delicadeza: “El corazón roto es una cosa, mi ego es otra, / Te lo ruego, no me avergüences, hijo de puta”.
Sobre la transición entre discos, declaró: “No requirió demasiado esfuerzo. Las canciones surgieron cuando me di cuenta de que estaba sanando. Las cosas empiezan a mejorar, recuperás el sentido del humor, te vuelven a gustar otras personas y te das cuenta de que estás enojada con otras. Eso hizo de Short N’ Sweet algo tan especial”.
En “Taste”, el pop rock que abre el disco, se ríe del escándalo mediático que le tocó vivir. “Escuché que volvieron a estar juntos y si eso es verdad, / Tendrás que saborearme cada vez que te bese”, lanza con picardía. Además, responde directamente a otro dardo que Rodrigo le dedicó en su éxito “deja vu”, de 2021: “Es gracioso, ahora todos sus chistes suenan diferentes, ¿adiviná de quién lo aprendió?”. La experiencia se completa con un bizarro videoclip de tintes gore que protagoniza con Jenna Ortega (actriz de Merlina) y en el que dos mujeres se pelean a muerte por un hombre.
La clave de Short N’ Sweet está en disparar las frases más crudas o sexuales con una inocente dulzura que las hace sonar inofensivas. Esa ironía se filtra en canciones como “Dumb and Poetic”, una balada acústica con arreglos de cuerdas en la que ridiculiza la pose intelectual de un hombre y lo acusa de “masturbarse con las letras de Leonard Cohen”. “No creo que lo entiendas, / Solo porque hables como hombre, eso no te convierte en uno”, reclama.
Short N’ Sweet está repleto de momentos como esos, vestidos con un pop de efectivos tintes disco “(Bad Chem”, “Juno” y “Good Grace” son tres recomendados). Pero quien quiera profundizar en su talento como intérprete puede ver su actuación en el ciclo Tiny Desk, donde reimagina sus canciones con arreglos de cuerdas, coristas y un clima unplugged. Allí queda en evidencia el carisma y magnetismo que ya mostraba en aquel video casero de cuando tenía 10 años.
Hace poco confesó que uno de sus mayores sueños era cantar en los Grammy. Este domingo, no solo lo logrará, sino que sus seis nominaciones la dejan a un paso de concretar su consagración como estrella global.
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