Samantha Navarro se entrega al éxito: "Yo quiero llegar a vieja repilas; ese es mi proyecto fundamental"

Cantautora fundamental de la música uruguaya, Samantha Navarro cumplió 50 años y 30 en el camino artístico y, en ese marco, lanza "Éxito", uno de sus mejores discos. Antes de presentarlo el sábado en la Zitarrosa, charló con El País.

Compartir esta noticia
Samantha Navarro
Samantha Navarro posa para El País en Montevideo al Sur.
Foto: Leonardo Mainé / El País

El día en que Diego Matturro conoció a Samantha Navarro, en una entrevista para el programa Inmortales que tuvo en M24, le dijo: "A vos lo que te falta es un disco pop rock". Y aunque la frase podría haberse desvanecido como se desvanecen tantas cosas, algo quedó resonando. Samantha, asociada con la imagen de cantautora dulce aunque su carrera ha estado atravesada por lo rockero, se quedó prendida de aquel concepto.

Cuando al fin se embarcó en grabar un nuevo disco, un álbum decididamente pop rock, no pudo sino convocar a Matturro, que también es cantautor. Juntos, como en una sociedad artística y creativa en la que todo se resume al perfecto equilibrio de la balanza, hicieron Éxito.

Éxito, uno de los trabajos más redondos en la discografía de Samantha Navarro —y uno de los más visitados: están su propio hermano Martín Rivero, Matturro, Anita Valiente, Soledad Ramírez, Ana Prada, Florencia Núñez, Maxi Suárez— se editó en julio por Bizarro y se presenta en vivo este sábado en Sala Zitarrosa, con invitados, banda completa y entradas a la venta en Tickantel. Es, además, la conquista que viene a coronar 30 años exactos en esto de la música, el camino enrulado y cítrico que Navarro inauguró en 1994, cuando ganó el premio a mejor autor del Primer Festival de la Canción Inédita de Montevideo.

De eso y su presente conversó con El País. Esta es parte de la charla.

Éxito es casi un disco de dos.
—Sí, sí. Es un Matturro-Navarro, ¿no? Tenemos como un nombre que podría ser de, no sé, buffet de abogados. Pero fue una experiencia novedosa porque yo siempre había estado en todos los detalles, y ahora él fue bien productor, decidió desde la selección de los temas hasta el orden. Obviamente pasó por mi deseo y por mi gusto, pero bueno. Y estoy recopada con el sonido de la voz, que yo nunca había trabajado con esas cosas; recién había coqueteado un poco con Guille Berta, cuando hicimos Primera Isla del disco anterior (fueron tres EPs). Fue como una continuación de eso, llevada al rock.

—Y es otro coloque, porque si vos escuchás la primera isla y este disco, son voces diferentes.
—Son dos mundos distintos. La primera isla correspondía como al crucero del amor, el tema era el amor, y en este no hay ni una canción de amor. Puede parecer, pero en realidad ninguna es de amor. Me di cuenta después.

—Tu disco anterior, Saltar al tiempo deseado, ya venía del amor también…
—Venía totalmente del amor, porque tenía muchas canciones en relación a mi vida de pareja, al descubrimiento del... Cómo decirlo. Del amor doméstico, de cuando te domestica el amor, ¿no? Y este va por otro lado. Justo me agarró la pandemia, y además tiene el desamor casi que de odio, como “Smoking and Drinking”.

—En cuanto a temática, este es uno de tus álbumes más oscuros.
—Porque escribí muchas de las canciones en pandemia, y estaba completamente paranoica. Pasé por muchos estados. Fue horrible la sensación esa de fin del mundo, ¿no? Además, como soy una lectora de ciencia ficción, yo decía: ¡ay, no, esto ya lo leí! Eran todas imágenes terribles. Nosotras vivíamos ahí en la Plaza Zabala y la plaza estaba toda con unas cintas amarillas, entonces me acuerdo de mi hijo en el balconcito chiquitito, tipo una imagen de jaula, de horror, de encierro. Yo me pasaba haciendo cuarentena por las dudas, para poder ver a mi mamá que es más grande, a mi padrastro que es más grande; un miedo bárbaro. Y yo soñaba con que abrazaba gente, con que iba a toques y abrazaba gente, pero abundante. Soñaba con los abrazos, y con la música. Pero yo siempre he hecho canciones oscuras, aunque al final no son las que suelo cantar; intento no ser tan... Catastrófica, ponele.

Samantha Navarro
Samantha Navarro, cantante y compositora uruguaya.
Foto: Leonardo Mainé / El País

—Sobre eso, es curioso que Diego te haya dicho que te faltaba un disco pop rock, siendo que el pop rock está en todo tu camino y tus shows en vivo son rockeros. Sin embargo, no se te pone en ese casillero.
—Por algo mi primer disco (Samantha Navarro, 1996) es como es. Es totalmente rock en el decir, en lo que sucede y en algunos de los temas, por más de que, por las dudas, como yo no sabía si iba a hacer otro disco, hice todos los géneros. Pero bueno. Hoy escuché el disco cuando venía para acá y hay un tema con intro, un tema sin intro, un tema con intro, un tema sin intro. Es como... papapapapapá y te escuchaste todo, el disco. ¡Maravilloso! En ese sentido, es decididamente pop rock. Es como que se fue buscando un camino de la “simplicidad”, que no es lo simple en sí, sino lo simple en el sentido del pop rock, ¿no? Y en ese sentido, creo que de lo que yo hice en el pasado generé como una imagen de “dulce”, porque tenía la banda La Dulce, no sé. Y realmente no sé si eso corresponde a una descripción de mí.

—Sos más ácida.
—Soy cítrica.

—Y más allá de eso, el rock como concepto, como manifestación en tu vida, ¿qué es?
—La poesía es rock. Es como que la belleza y la bondad es más importante que lo horrible, y a veces para llegar a eso hay que sumergirse en las profundidades de lo espantoso también. Es eso, como una mirada no complaciente frente a lo que sucede, como una búsqueda del sentido y de compartir con los otros. La poesía tiene eso: yo puedo escribir sola en mi casa, pero, igual que con las canciones, solo tiene sentido cuando otra persona lo lee y lo usa.

—Me dijiste que le diste a Diego las que creías algunas de tus mejores canciones, y él consideró que no servían para este proyecto. ¿Cómo te llevaste con ese constante domar al ego?
—Maravilloso. No creí que iba a poder. Tiene que ver con la madurez, seguro. Y está muy relacionado con el éxito, que el éxito es salir, básicamente, ¿no? Entonces siento que logramos el objetivo. Llegamos al resultado feliz, como dice el diccionario.

—¿Te cambió en algo cumplir 50?
—Bueno, queridas compañeras, les aviso que hay temas que son inevitables como la caída del cabello (se ríe). Después todas las cosas que yo ya venía sintiendo de los 40, a nivel físico. Y después hay una cosa que nunca te mencionan que es esto: tenés otra claridad de mente. Eso está muy bueno. Yo que nunca fui particularmente inteligente en el sentido ese de la palabra “inteligente” que quiere decir separar, discernir, solucionar, ¡ahora me está pasando! No sé, me ilumino. ¡Éxito!

Hay una cosa que nunca te mencionan de cumplir 50, que es esto: tenés otra claridad

—¿En qué te sentís exitosa?
—En la familia. Soy una señora muy privilegiada y recontraexitosa y muy copada de la familia que tengo. Mi niño va a cumplir 7 en noviembre, y es una cosa que no puedo creer. Es como... ¡Qué bueno que me animé! Un hijo abre como un cofre donde está el miedo más grande que no sabías que existía, y otro cofre que es el amor más grande que no sabías que existía. He hablado mucho con padres porque es una relación más parecida a la que tengo yo con Simón, que no lo parí. Mis amigos padres me pasaron los propios piques.

—Se cumplen 30 años de tus comienzos en la música. ¿Pensás en eso? ¿Mirás para atrás?
—Miro para atrás. Tengo miedo a veces de transformarme en una estatua de piedra, pero miro para atrás como para amigarme conmigo misma, ¿no? Porque viste que cuando sos joven sos más papa frita, y no está bueno mirar eso: lo que está bueno es mirar las cosas más allá de eso. Y me gusta. Ahora elegí 50 canciones mías y estoy escribiendo cosas que me acuerdo. Es un ejercicio desde lo positivo, porque me pasaba de, “ay que imbécil, por qué en vez de estar leyendo todo el tiempo o jugando al solitario, por qué no hice tal otra cosa”. Y ahora no, ahora estoy con esto de la sabiduría post-fifties. Me estoy colocando en ese lugar.

—¿Y miras para adelante también?
—Sí, ahora mucho menos que cuando era más joven. Yo ya tengo dos discos proyectados para adelante, ese es un problema que tengo. Este año dije: ta Samantha, no vas a seguir haciendo canciones. Y me proyecto para adelante tipo práctica: tengo 52, Simón va a cumplir 7, yo tengo que mejorar. Tengo planificado eso; después bueno, el Señor y la Señora decidirán según sus criterios. Pero una trata de hacer su parte. Estoy haciendo gimnasia, estoy tratando de organizarme, ¡tomo colágeno! Trato de encarar. Yo, si puedo, quiero llegar a vieja repilas. Ese es mi proyecto fundamental.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumSamantha Navarro

Te puede interesar