Santiago Tavella tras su salida de El Cuarteto: "La idea de quebrar y empezar de nuevo es parte de mi identidad"

El jurado de "Tu cara me suena", el nuevo programa de Canal 12, acaba de publicar el vinilo "TuYo", que recopila lo mejor de su obra con Otro Tavella. Además, el jueves se presentará en Inmigrantes.

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Santiago Tavella.
Foto: Leonardo Mainé.

Santiago Tavella tiene un arranque de año lleno de actividades. El lunes se estrenó Tu cara me suena, el programa de La Tele, que lo tiene como jurado junto a Claudia Fernández y Lucía Rodríguez, y este jueves se presentará en Inmigrantes con su proyecto Otro Tavella & Los Embajadores del Buen Gusto. Allí presentará TuYo, el disco que recopila lo mejor de su carrera solista e incluye tres reversiones de clásicos de El Cuarteto de Nos, la banda que dejó el año pasado: “Pobre papá”, “Enamorado tuyo” y “Nuevamente”.

En su recital, el músico estará acompañado por el baterista Miguel Romano, el tecladista Santiago Lorenzo y el bajista Federico “Oso” Ucha, y además interpretará varias de las canciones que grabó bajo la producción de Diego Azar y que lanzará próximamente. En la previa, va esta entrevista con El País.

—¿Qué tal la experiencia de ser jurado en Tu cara me suena?

—Muy divertida. Cuando me contaron la dinámica del programa intuí que iba a estar bueno, y cuando nos reunimos con el equipo lo confirmé. Hay muy buena onda con todos y lo bueno es que tengo que hacer de mí, así que cerraba por todos lados (Se ríe). El lunes, después del primer programa, hablamos en el grupo de WhatsApp y estábamos recopados. Además, estamos evaluando gente con mucha creatividad y talento, que ya tiene su carrera. Está muy bueno.

—¿La publicación de TuYo funciona como un resumen de tu carrera ahora que estás enteramente dedicado a Otro Tavella?

—Sí, el papel del disco es como decir: “Hasta ahora llegamos a esto y se vienen cositas” (se ríe). Me gustó la idea de hacer este álbum porque hasta ese momento las cosas que había hecho eran sin sello, y me gustó la idea de que Alfonso Carbone me propusiera hacer esta recopilación a través de Bohemio Records y publicarla en vinilo. Hicimos una selección muy buena porque tiene las mejores canciones de mis discos con Otro Tavella, que arrancan en 2017, e incluye tres reversiones de temas que tocaba con El Cuarteto y que fueron muy interesantes porque tienen un toque personal, desde el punto de vista musical como con quiénes las hago.

—¿Qué sentís que percibe el público de tu propuesta?

—Yo veo una respuesta muy positiva. Me doy cuenta de que es un público que se parece un poco al de El Cuarteto, en el sentido de que es muy ecléctico y de diferentes edades, pero por otro lado hay mucha gente que llegó por otro lado que no tiene nada que ver con El Cuarteto y que le interesaron las canciones. Yo encontré que se empezó a mover bien la cosa cuando empecé a hacer eventos en el estudio, y creo que ese formato de espectáculos ya tiene una personalidad propia como para hacerlo en lugares como Inmigrantes. Dentro de la parte artística no solo está lo musical, sino que lo visual juega un papel importante. Desde 2014 trabajo con Cabe Trust, una de las VJ’s más importantes de acá, y ese correlato visual tiene que ver con cómo funciona la música. Asociar determinadas imágenes de películas con las canciones genera un juego que es medio característico de lo que yo hago, porque con la letra uno está diciendo una cosa y con la música también. Algo bastante típico en lo que hago es que la música y la letra se chocan y provocan un efecto que puede ser cómico o absurdo. Con las imágenes es lo mismo: a veces pueden jugar empáticamente y otras por disociación.

Santiago Tavella. Foto: Francisco Flores.

—Esa búsqueda está muy presente en tu forma de abordar la cumbia, o en canciones como "La princesa", donde cantás con delicadeza una historia triste: "Ay, princesa, esa tristeza en la que te has sumergido, / Te ahogarás en la belleza y en los antidepresivos".

Vaa por ese lado, y es algo que estuvo muy presente a lo largo de toda mi vida. Cuando empecé a trabajar de curador a fines de los noventa me veía a mí mismo como un artista que era "serio", pero que como músico hacía cosas de humor y de ese estilo. Después, varios amigos que tenían que ver con el arte pero que entendían lo que hacía musicalmente, entre ellos Fernando López Lage, me dijeron: "Estás diciendo lo mismo con tus pinturas que cuando hacés tu música y tu texto: tenés una característica disruptiva". Y es verdad. Eso siempre estuvo, incluso si cuando presento a otro artista, hay una cosa de provocación que unifica mi personalidad.

—La semana que viene se cumple un año desde que anunciaste tu salida de El Cuarteto. ¿Qué balance hacés de la decisión y de este tiempo dedicado a tu proyecto?

—Es todo muy positivo, independientemente de lo que fuera a pasar, o si el proyecto tenía éxito o no. Mirá, cuando yo tenía cincuenta y pico volví a estudiar con Nelly Pacheco, y ella me dijo una cosa maravillosa que me sacó un gran peso de encima. Le conté que estaba haciendo nuevas canciones y le pregunté qué pasaba si a la gente no le gustaba. Entonces, ella me respondió que no era mi problema si no tenían éxito. “Capaz no son reconocidas ahora, pero tenés que hacerlas”, me dijo. Era como una obligación moral. Este año tuve más tiempo para producir cosas para otra gente y para mí. Fue una cosa parecida a cuando dejé el Subte (fue director del Centro Municipal de Exposiciones entre 2007 y 2011) y empecé a tener un montón de tiempo. Después, llegó un momento en el que necesitaba volver a tener tiempo, y ahí empecé a pensar en la salida de El Cuarteto.

—¿Qué actividades destacás de este último año?

—Pude hacer muchas más actividades en el estudio, fui a tocar dos veces a Salto con unos músicos amigos, y estuve otras dos en Chile. La primera fue organizada por mí, y con Otro Tavella y los Embajadores del Buen Gusto llenamos la sala Master de la Radio Universidad de Chile. A raíz de eso, me invitaron a un festival llamado Poesía y Música, donde hice un recital más chiquito y con cosas más experimentales. Fue bárbaro porque, aparte, el ritmo de esos viajes fue más descansado: no era que estaba un día y me tenía que volver. Esa vez, además, me encontré con Pedro Tyler, un artista uruguayo-chileno que es muy amigo mío, y con la artista Loreto Butazzoni; entre los tres estamos armando un proyecto para este año. En esa ida a Chile también surgió, en diálogo con Carbone, la propuesta del vinilo de TuYo. Así que se van abriendo puertas. Ahora pinta un año muy lindo, primero con el show de Inmigrantes y luego con la salida de canciones y la idea de volver a Chile, tocar en Argentina y hacer cosas más grandes en Montevideo. La cosa viene interesante.

—Volviendo a la salida de El Cuarteto, ¿cómo fue para vos comunicarle a tus compañeros que la decisión estaba tomada, y que estabas listo para volver a empezar?

—Fue muy refrescante, era un arranque de cero que necesitaba. Es una cosa que se habló amigablemente y en buenos términos, como lo vio la gente: fue todo muy bueno. La idea de quebrar y empezar de nuevo es parte de mi identidad, lo he hecho muchas veces en mi vida. La primera vez fue a los 13 años: yo ya pintaba e iba a talleres para niños, pero sentí que tenía que estudiar con Miguel Ángel Pareja. Años después, como me pasaba todo el día escuchando música, tuve la idea de que tenía que hacer música. Así empecé ese proceso sin saber muy bien para qué lado agarrar hasta que en determinado momento encontré cierto rumbo. Ambos casos fueron un quiebre. Justo estuve revisando unas pinturas mías porque mi hija se está yendo a vivir sola y quería llevarse algunas, y en esa especie de repaso del proceso de mi carrera me di cuenta de que hay una coherencia en la ruptura. El hilo conductor es ir cambiando, no quedarme siempre en la misma.

—Teniendo en cuenta todo eso, hoy, a tus 63 años, ¿qué significa el éxito para vos?

—Yo pasé la mayor parte de mi vida haciendo cosas porque quería y no porque fueran un éxito monstruoso. A partir de 2006 y hasta 2023 se dio una internacionalización, pero si veo el total de mi vida, la conclusión más importante es que siempre hice lo que quise. Ese es el punto. Y si no tienen éxito, no es mi problema.

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