"Mi vieja, que cree en Dios, diría que sus tiempos son perfectos. Yo no sé qué decirte”, contesta entre risas Sofía Alvez a El País cuando es preguntada sobre su éxito en Spotify. La cantautora uruguaya de 29 años es un fenómeno en la principal plataforma de streaming de música: acumula más de 155.000 mil oyentes mensuales y una de sus canciones — “Rompí”, del disco Ventilar— tiene más de un millón y medio de reproducciones.
Su música, que transita entre la canción popular uruguaya, la bossa nova, el rock y el trap, frecuentemente salta en alguna lista de reproducción donde haya mezcla de artistas rioplatenses y es probable que muchos la hayan escuchado antes de saber, incluso, quién era ella.
“Grabé Ventilar hace varios años y en ese disco le escribí 10 canciones a una persona que es muy importante para mi hasta el día de hoy. ‘Rompí’ es una de estas canciones, solo que esa, específicamente, a la gente le encantó; creo que les gustó más que a mí y a ella”, dice y ríe.
El éxito ha generado curiosidad y su versión de esta historia es tan desapegada de pretensiones, como particular. “Un día, una exnovia dijo: ‘Tenemos que subir tus discos a Spotify’, eso fue en 2018. Subimos y se quedaron ahí, yo tenía 1.000 oyentes y poco más de 2.000 reproducciones en cada tema, no me escuchaba ni el loro. Pero, hace un año un amigo me dijo: ‘Che, mirá que tenés más oyentes, pasaste de 1.000 a 14.000’, cuenta.
“Yo no sabía ni mi contraseña de Spotify, la música estaba ahí nomás, incluso estaba de una forma que la gente no podía compartir las canciones en sus historias, por ejemplo, porque yo no sabía cómo manejar eso. Para que te hagas una idea, hace poco tiempo lo instalé en el celular, entonces realmente no tengo una explicación lógica para lo que sucedió”.
—Otra canción que, al parecer, a la gente le gusta mucho, es “Carlos María Ramírez 361”…
—Sí, y no puedo creer, estaba muy enamorada cuando hice esa canción (se ríe). “Rompí” la escribí al principio de ese vínculo y esa otra al final. Es un viaje. Para mi los números son un dibujo, porque nunca entendí muy bien cómo funcionan los streamings, pero me alegra mucho que la gente empatice con mi música.
Como algo que fluye naturalmente, el talento de Sofía se hizo conocer con ayuda del destino y también del algoritmo. Sin embargo, antes de esta explosión de oyentes, ya había muchísimo trabajo y camino recorrido. Alvez graba discos desde la adolescencia, tiene 11 álbumes de estudio y en febrero de este año, lanzó, justamente, Febrero, su último disco y el que presentará este miércoles en el marco del ciclo “Marea” de la Sala Zitarrosa junto a varios invitados. La cita es a las 21.00 y quedan entradas a la venta en Tickantel.
Es multiinstrumentista autodidacta y el aprender por cuenta propia fue una manera de lidiar con un trastorno de déficit de atención. En la música, descubrió un mundo de posibilidades en las que trabajó a su propio tiempo y forma. “Siempre me costó un montón concentrarme y en la música fue lo opuesto. Es mi lugar seguro, donde me refugio y me resulta cómodo”.
Tocó durante dos años en los ómnibus de Montevideo, pasó por bandas como Niña Chicle y el año pasado ganó, junto a la banda que actualmente la acompaña, el primer premio en la categoría Música del festival Movida Joven. Este 2023 fue una de las atracciones del festival Acá Estamos, promovido por la Intendencia, y hace unos pocos días regresó de su primera gira por Argentina.
“Ahora me escucha más gente y eso es tremendo. En las redes recibí pila de mensajes de personas que nunca me habían escuchado antes y fue lindo. Yo creo que ser música es servir, entonces está bueno que más gente quiera de mi plato. Para mí lo importante es que la música llegue, mi trabajo es ese”, dice.
Este trabajo, que ahora da sus frutos, empezó allá por el 2008 cuándo un primo le mostró la música de Cássia Eller y Ana Carolina, dos cantantes brasileñas. Eso, dice, la marcó. “Conocí la música brasileña y fue un camino de ida, lo mejor que me pasó con respecto a la música. Mi primo estaba aprendiendo guitarra y me dio manija. Fue importante para mí en aquel momento”.
Es una cantautora que, ha dicho, “siente en bossa nova” y viene de a poco descubriendo otros ritmos que acompañan su sentir. “Ahora de grande estoy descubriendo que a veces mis sentimientos también vibran, funcionan y se mueven a otros ritmos”.
Por otro lado, con los procesos que hoy atraviesa, descubre y se cuestiona sobre otros temas a comunicar en sus canciones y redes. Desea y necesita hablar también de la parte compleja de las cosas que la atraviesan.
“Tengo una historia complicada, vengo de una familia disfuncional. Mi madre siempre fue una luchadora, ha hecho lo imposible por cuidarnos. Mi padre hizo lo que pudo, pero es una persona violenta y hemos vivido episodios de violencia. Si vos mezclás problemas de salud mental con pobreza, pasan cosas”, cuenta.
“Hoy, apenas entra la plata, voy y la pongo en mi familia, porque mas allá de las cosas feas que hemos vivido, también me han enseñado mucho. Y no es ‘pobrecita de Sofía’, ese no es mi lugar, pero esta es mi realidad también”, añade.
“Me encantaría, a futuro, hablar de salud mental y cosas que estoy atravesando que son complejas y que le pasan a otros, pero no se habla. Dicen: ‘Fulana está medio loquita’; pero nunca se sabe bien qué sucede, nunca se habla en profundidad sobre el tema. Y en realidad, tener problemas de salud mental es lo más normal dentro de esta sociedad, que no se hable del tema me parece raro. Estamos viendo todo el tiempo, ¿porque no hablamos de eso?”, cuestiona. “Siento que mi música podría empezar a ir hacia estos lugares, involucrarme un poco más con ese tema porque es algo que me pertenece”.
El próximo miércoles hará algo que, siente, marca un antes y después en su carrera. Será la primera vez que presentará un disco y la sala en que lo hará le toca una fibra sensible. “La Zitarrosa fue la primera sala donde fui a ver un toque, tenía 14 años y fui a ver a Samantha Navarro. Fue la primera vez que fui a un show en mi vida y fue muy importante para mí”.
Para el futuro, tiene un único deseo: “Me cuesta proyectar, pero me gustaría llegar a oídos. Con eso me alcanza”.
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