ENTREVISTA
Antes de empezar su segunda gira por el interior uruguayo, la cantante dialogó con El País. "Mi desafío está en poner mi verdad en mis canciones", asegura
Esta no es la primera vez que Sole Ramírez sale de gira por el interior uruguayo. Ya lo había hecho en 2019 de la mano de “Lo que soy”, el espectáculo acústico con el que recorrió teatros de los 19 departamentos mientras repasaba su vida a base de canciones propias y de otros artistas. Ahora que inicia su segundo tour por Uruguay —lo inaugura esta noche en Magnolio Sala y hasta octubre pasará por otras seis ciudades—, las cosas cambiaron bastante.
El año pasado lanzó formalmente su carrera solista con “Obsesionada”, la canción a la que le siguió los sencillos “Desaparecer” y “Diabla”; y se la ve todas las semanas en Poné Play, el programa de juegos musicales de La Tele. Además, llegó al Antel Arena con Pibas, un proyecto compartido con Agus Morales, Nati Ferrero y Clipper; y pausó su trabajo con Mala Tuya, la banda con la que inició su carrera hace 10 años. “Estoy parada en un lugar en el que logré la confianza para mostrar mis canciones, pero a la vez me enfrento a la incertidumbre de hacer mi show solista por primera vez”, admite.
Sin embargo, Ramírez tiene las cosas claras y está segura de lo que quiere mostrar con su música. “Mi recital está diagramado por bloques y mi idea es que sea una experiencia por todo mi recorrido: hay momentos muy enérgicos con mucho power, y otros más oscuros y vulnerables”, adelanta. “Mucho de eso se ve en mis primeras tres canciones, que están planteadas como una trilogía y por eso los videos tienen cosas que se conectan como si fueran una serie de tres capítulos. Igual, tengo muchas ganas de hacer un álbum pronto para completar el color de mis sonidos y de mis letras; siento que ahí voy a poder tener una foto de lo que estoy proponiendo”.
—Las primeras tres canciones de tu etapa solista reflejan parte de tu vida. ¿Qué importancia le das a las letras como una herramienta para contar lo que sentís?
—En esta primera etapa de mi proyecto, que está muy relacionada con la búsqueda de mi identidad, mi desafío está en poner mi verdad en mis canciones y dejarlas al servicios de quienes las escuchan. Cada vez que publiqué una canción, me han llegado un montón de mensajes de personas que dicen que estoy contado lo que les pasa. Y eso es lo que me pasa con los artistas que escucho: necesito que pongan en palabras lo que vivo, por eso me gusta que mis canciones estén al servicio de quienes las escuchan.
—¿Sentís que tu trabajo en Poné Play te permitió llegar a un nuevo público?
—Sí, me ha abierto las puertas a gente que no me conocía o que no tenía afinidad conmigo. Estar al aire todas las semanas con el programa es muy lindo porque es como estar en el living de la gente. Es muy lindo y es súper importante para mí porque, cuando empecé con el programa yo estaba parada en el camino musical y eso me permitió mantenerme en actividad a los ojos del público. Es lo mismo que pasó en 2020 con Masterchef Celebrity esas cosas te mantienen en contacto con la gente y están buenas porque después es súper difícil volver luego de estar un poco desaparecida. Ambas experiencias me han ayudado a mantenerme latente para ahora concentrarme en mi música, que es donde quiero poner mi energía.
—¿Qué representa la música en este momento de tu vida para que sigas apostando por ella?
—Va a sonar un poco raro, pero yo siento que todos vinimos a la vida para hacer algo, y estoy convencida de que esta es mi misión. No podría hacer otra cosa, y en caso de que la hiciese, sentiría que estoy desperdiciando mi tiempo. De hecho, cuando terminé el liceo me metí en la Facultad de Comunicación y en clases de teatro, y mi vida se estaba rumbeando hacia otro lugar. La música me acompaña desde la ingenuidad de la niñez porque yo jugaba a ser cantante, pero cuando crecí le puse mucha cabeza al tema y creía que no era posible construir una carrera musical en Uruguay. Pero en un momento fue como que la música me interceptó y me dijo: “Es por acá, no lo olvides”, y así surgió Mala Tuya. Así me encontré con la sincronicidad de que las cosas empiecen a pasar y que las puertas se abran cuando están lo que tenés que hacer. Ahí lo confirmé y entregué toda mi vida para esto: dejé de trabajar en otras cosas y me dediqué a la música al 100%. No podría concebir mi vida sin esto.
—Ahora que estás al frente de tu carrera y que liderás un equipo, ¿qué cosas se tienen que mantener puras para que tu sueño no se contamine?
—No hay que perder nunca la esencia de que la música es un juego; que cantar, subirme a un escenario e interpretar un rol es como jugar a ser cantante cuando era niña. También tenés que tender que esto es un negocio y que hay un montón de responsabilidades que afrontar para que todo salga bien: hay que hablar de números y trabajar para que el proyecto funcione. Pero lo más importante es sacarle el peso a las cosas al momento de cantar para poder disfrutar al máximo.
—También es importante no perder la capacidad de asombro, ¿no?
—Sí, claro. Si bien nunca perdí eso ni el agradecimiento, sí tuve momentos en lo que me olvidé de disfrutar porque me preocupé mucho por mantener cierto nivel o que me tenía que ir bien siempre. Y cuando pasa eso, la cosa se empieza a enredar y dejás de disfrutar lo que tenés. Ahora que estoy con este proyecto me recuerdo todo el tiempo que lo importante es volver siempre a mi esencia para que esto sea 100% real.
Su segunda gira por Uruguay
Esta noche, Sole Ramírez inicia su gira por Uruguay con un show en Magnolio Sala. El 10 llegará a Mercedes, el 11 a Canelones, el 16 a San Carlos, el 24 a Paysandú y el 7 de octubre a Tacuarembó. Su recital en Nueva Helvecia fue reprogramado y se anunciará fecha.