Soledad, abuso y superación constante: Anitta se confiesa en la nueva miniserie de Netflix

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"Anitta, de Honório para el mundo" llegó a Netflix. Foto: Netflix.

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En "Anitta, de Honório para el mundo", la nueva miniserie de Netflix, la cantante brasileña habla de sus orígenes y revela secretos dolorosos

Todo empezó con un video filmado con un celular. Larissa de Macedo Machado sonríe sin parar y baila mientras canta un fragmento de “A parada é essa”, un clásico del funk brasileño. Tiene 16 años y usa un desodorante como micrófono. Sin saberlo, ese video filmado desde su casa del barrio Honório Gurgel —pegado a varias favelas de Río de Janeiro— se convertiría en el nacimiento de uno de los máximos fenómenos brasileños de los últimos años.

Apenas el famoso productor brasileño Bautinha se topó con ese video en YouTube, supo que esa joven tenía futuro. Le había cautivado el carisma natural con el que se movía frente a la cámara. Se contactó con ella y la invitó a participar de Furacão 2000, una de las productoras más importantes de Brasil. Larissa se cambió el nombre a Anitta y después de presentarse en incontables bailes de favelas, lanzó su carrera.

Eu Vou Ficar”, un funk brasileño con tintes pop publicado en 2013, empezó a forjar una carrera que en cuestión de años la llevaría a dominar las listas de éxitos de todo el continente. “Downtown”, su colaboración con el colombiano J Balvin, acumula 538 millones de reproducciones YouTube; tiene 17 millones de oyentes en Spotify; y grabó con figuras como Madonna, Snoop Dogg, Cardi B, Maluma, Luis Fonsi y Caetano Veloso.

Parece que la brasileña domina el secreto de una canción exitosa, y la estrategia está en ser versátil. Anitta canta en español, portugués e inglés;y se se mueve con comodidad entre el reggaetón, el funk brasileño y la música electrónica. Así grabó los hits “Downtown”, “Paradinha”, “Vai Malandra” y “Me gusta”, que la llevaron a recorrer el mundo y, de a poco, ir entrando al mercado estadounidense.

“Me siento realizada al trabajar en lo que me gusta, ser reconocida por eso y tener fans que disfrutan de lo que hago”, le había dicho la cantante a El País en enero de 2020. Y recordando a ese video que grabó cantando con un desodorante, dijo: “La Larissa de 16 años soñó todo eso y lo concretó, porque fue ella la que no paró un minuto y siguió sin pensar solo en el éxito y el dinero”.

Puede parecer que el camino para convertirse en un fenómeno musical fue simple, pero requirió unos cuantos sacrificios. Y eso es justamente lo que muestra Anitta, de Honório para el mundo, la miniserie documental que Netflix estrenó en los últimos días de diciembre.

Son seis episodios de media hora que muestran el desgastante trabajo que implica lanzar una canción y un videoclip por mes, ofrecer shows por toda Latinoamérica y estar al mando de cada uno de sus proyectos. Es que, además, la brasileña de 27 de años es su propia mánager.

“La gente creía que no iba poder lograr hacer tantas cosas al mismo tiempo. Manejar tu propia carrera y subir al escenario es una carga pesada para una sola persona. Pero era necesario”, le dijo a El País.

Y es allí donde está el valor de Anitta, de Honório para el mundo. A diferencia de Vai Anitta, la otra miniserie de Netflix dedicada a la brasileña, el foco no está en publicitarla como la nueva gran promesa de la música, sino en mostrar lo difícil que resulta cargar con tanta presión laboral. Acá, las canciones no importan.

Las cámaras muestran cómo la cantante reprocha a sus bailarines porque no se aprendieron los pasos de “Downtown” o cómo dirige de forma improvisada el videoclip de “Combatchy” porque el director no entendió el concepto. También se queja de los errores de su vestuario para Rock In Rio y hasta le exige a su equipo que piensen en una idea mejor para su próxima campaña publicitaria. La búsqueda de la perfección constante suele ser amarga.

“Hago mi mayor esfuerzo, pero la gente no hace su trabajo. Si no soy agresiva, no hacen lo que debería. Luego me tratan como: ‘es una perra con todos’”, le comenta a Will.I.Am, de Black Eyed Peas. “Lo absurdo es que si fueras hombre, por desgracia, todos dirían: ‘Vaya, es una persona de negocios fuerte’. Pero para una chica, por alguna razón, es más difícil. Debes acabar con eso”, le replica.

Uno de los momentos más reveladores llega cuando Anitta se abre para contar la dolorosa experiencia que la llevó a crear esa imagen de mujer independiente que debe anteponerse ante cualquier situación adversa. Mientras llora, relata que a los 14 años fue violada por una pareja. “Cuando terminó, me quedé mirando la cama llena de sangre y me sentí culpable”, comenta. “Me tomó muchos años dejar de pensar que yo lo había provocado”, agrega.

“Así es como nació Anitta. Por mi deseo y mi necesidad de ser una mujer valiente, una mujer que nadie pueda lastimar ni hacer llorar y que pueda encontrar una salida para todo. Así creé este personaje”.

El relato resulta demoledor, pero es necesario para comprender de dónde surge su necesidad de imponerse en una industria dominada por hombres. De la mano de unas cuantas canciones exitosas y del control total de su trabajo, Anitta personifica esa lucha constante por demostrar la importancia de las mujeres en la escena. Y si bien es un camino largo y exigente, ya le está dando frutos.

anitta

Una embajadora del funk brasileño

Además de su trabajo por demostrar el valor de la mujer en la industria musical, la cantante tiene un fuerte compromiso por erradicar los prejuicios contra el funk brasileño. Como narra en el tercer episodio de Anitta, de Honório para el mundo, el género musical nacido en las favelas estuvo a punto de ser prohibido en Brasil. “Hubo políticos que querían criminalizar al género al acusarlo de hacer apología al crimen y a las drogas”, explica. A través de una fusión con el pop, la cantante logró que JBalvin (“Bola Rebola”), Snoop Dogg (“Onda diferente”), Cardi B ("Me gusta")y hasta Madonna (“Faz Gostoso”) grabaran canciones en ese estilo y ayudar a abandonar los prejuicios absurdos.

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