Tom Chaplin mira, desde la ventana de la habitación del hotel en el que atiende el zoom con El País, la playa de Copacabana. Está allí en la escala carioca de la gira mundial que traerá a Keane —la banda que lo tiene como frontman, compositor y vocero— al Antel Arena este martes 12; quedan algunas pocas entradas en Tickantel.
Formados en 1995, Keane está celebrando en vivo y con aforos completos en todo el mundo, los 20 años de Hopes and Fears, el disco que los convirtió en estrellas de la música mundial. Ahí están “Somewhere Only We Know”, “Everybody Changing” y otros himnos para corear en estadios y rodeados de miles de personas. Tienen varios más de esos repartidos en media decena de discos; el último, Cause and Effect, es de 2019.
La gira ha sido saludada como un regreso con todo de la banda que Chaplin (en la foto de campera anaranjada) formó con sus amigos de la infancia, Tim Rice Oxley y Richard Hughes. Descubiertos en 2002 por Simon Williams (quien antes impulsó la carrera de Coldplay, con quienes se suele comparar a Keane pero no se parecen tanto), debutaron en las grandes ligas con Hopes and Fears. Se convirtió en uno de los discos británicos más vendidos de este siglo.
Sus siguientes albumes los mantuvieron exitosos y creativos pero para 2015, los problemas de adicción de Chaplin y un agrio divorcio de Rice Oxley (quizás los daños colaterales del estrellato), los dejó inactivos. Esta gira los sacó, con otra actitud en la banda, del ostracismo y los mostró relevantes en su pop rock de estadios.
Así llegan a Uruguay, un país del que, le confiesa Chaplin a El País, sabe apenas lo que leyó en Wikipedia. Está ansioso, dice, de conocer una ciudad (aunque sabe que no va tener tiempo de mucho) y un nuevo público.
Va un extracto de la charla.
—Me decía que no tiene mucho tiempo para conocer los lugares a los que va en la gira, pero ¿al menos puede identificar las energías de los públicos en los shows?
—(se ríe) Sí, se puede. En realidad, este año, más que en cualquier otro, ha sido como si universalmente hubiera un entusiasmo y un sentimiento de celebración y alegría en los shows. Y he sentido eso aun más en Latinoamérica. Creo que la manera en que la gente quiere experimentar un show en vivo en Latinoamérica es siempre con alegría, exuberancia y bailando y cantando. Y realmente convertirse en parte del show. Y eso es maravilloso para una banda: es todo lo que puedes pedir de un público.
-¿A qué adjudica ese entusiasmo en la gira?
-Creo que, en parte, es por el efecto de Hopes and Fears y festejarlo. Sentimos eso en todo el mundo. Diferentes lugares, por supuesto, siempre tienen diferentes sabores, pero todos los shows han estado llenos de alegría y celebración.
-Quizás sea por lo que ustedes transmiten desde el escenario. ¿Cómo se sienten en la banda?
-Con Keane, principalmente en los comienzos, había asuntos que nos frenaban. La música, las canciones y supongo que mi voz siempre fueron innegables pero tuvimos otras complicaciones. Yo, por ejemplo, tuve varios problemas personales que me frenaron durante mucho tiempo. Pero también en términos de las dinámicas de la banda, hubo cosas que nos hicieron sentir incómodos en los primeros días. Y creo que a lo largo de los años hemos sido mucho más conscientes de esas cosas y puesto mucho más cuidado y atención en lidiar contra eso. Y este año en particular, ha habido un sentido de unidad y amor entre nosotros, una especie de apertura y una sensación de que nos aligeramos de una mochila que llevamos por tanto tiempo. Estamos un poco más viejos -y, espero, más inteligentes- y más amables entre nosotros. Y es extraño porque creo que nos liberó y se puede ver eso en la forma en que interactuamos en el escenario y, obviamente, en la forma en que eso se traduce a un público. No solo ha sido un año feliz, sino que nos ha dado un sentido real de motivación para pensar cómo vamos a seguir. Y eso es algo que no habíamos experimentado antes con Keane. Las cosas se sienten muy diferentes y estamos en una posición muy distinta.
-Sus canciones han sido siempre muy confesionales y hablan de esos momentos difíciles que vivió. ¿Tuvieron un poder sanador?
-Sí. Es la forma de expresión que elegí. Las canciones pop son una forma de arte pura, porque son tan instantáneas y la manera en que comunican emociones es tan poderosa. Escribirlas o grabarlas es solo una parte: es más una especie de viaje personal. Pero cuando las compartís, tienen una nueva vida. Dejan de ser realmente tuyas sino que significan cosas diferentes a diferentes personas. Proyectamos algo a nuestro público, y ellos proyectan algo a nosotros, y en ese espacio en el medio hay una verdadera magia.
-¿Y qué hay en esas canciones?
-Creo que todo pasa por la esperanza. En particular con la música de Keane, hay una sensación de melancolía en las melodías, el sonido o en el contexto de las canciones. Pero a la vez hay un sentido de esperanza y conexión. Eso es lo que la gente, creo, realmente siente cuando escucha nuestra música.
-Están celebrando los 20 años de Hopes and Fears y me preguntaba cómo ha cambiado su acercamiento a esas canciones que se escribieron hace tanto.
-Hace poco le preguntaron a (la cantante pop británica) Lily Allen sobre hacer una gira por los 20 años de All Right Still, su primer disco. Ella dijo que no podría hacer algo así porque no puede conectar con aquella muchacha que escribió esas canciones ya que las letras tenían que ver con quién era ella entonces y las experiencias de ser una mujer joven. La diferencia es que nosotros siempre tratamos de escribir música sin tiempo. Y creo que cuando se lidia con el mundo emocional, en lugar del mundo externo, esas canciones tienden a tener más vida, pueden vivir para siempre. No he sentido que se haya perdido el espíritu original de esas primeras canciones. Se sienten todavía tan frescas y relevantes en un nivel emocional y tan importantes como antes. Me preguntan mucho si me canso de cantarlas y siempre digo que no: son canciones maravillosas para cantar. Además también siempre hay gente nueva en el público, hay gente que te escucha por primera vez, especialmente después de 20 años. ¡Hay gente que no había nacido cuando salió el disco! Y, por supuesto, traen sus propias sensaciones, y emociones. Las canto mejor que antes, pero eso quizás se deba a la experiencia.
-Aunque nunca vinieron, por lo que cuenta y por lo que han venido haciendo en esta gira ya tenemos una idea de lo que podemos esperar de un show de Keane. ¿Qué esperan ustedes de nosotros?
-Es muy interesante tocar en un lugar por primera vez. Y como cualquier cosa que nunca has hecho antes, siempre imaginas cómo será aunque sabés que la realidad es a menudo tan diferente. Pero, habiendo dicho eso, de alguna manera estoy tratando de no tener demasiadas expectativas. Pero me imagino que va estar lleno de alegría, exuberancia y mucha pasión.