Juan Casanova recuerda con claridad el origen fortuito de Suma Camerata, el proyecto que comparte con Pedro Dalton y Luciano Supervielle. Era el 18 de junio de 2022 y esa noche el líder de Los Traidores celebraba los 20 años de Poesía de guerra en la Sala del Museo. El cantante estaba en el camarín junto a su banda e invitados cuando, de repente, tuvo la revelación. Señaló al cuarteto de cuerdas que lo acompañaba, y a Supervielle y a Dalton y les avisó: “Vamos a hacer algo juntos”.
Casanova tenía una fecha reservada para el 10 de setiembre de ese año en la Sala Zitarrosa y el plan era presentar otra función de Poesía de guerra, el espectáculo con el que el cantante de “Flores en mi tumba” y “La lluvia cae sobre Montevideo” repasa lo mejor de su repertorio. Sin embargo, aquella revelación de camarín cambió todo y le dio forma a Suma Camerata, el proyecto que agotó la función de la Zitarrosa y que este jueves repetirá la hazaña, pero en el Teatro Solís.
“Esto surge muy naturalmente”, reafirma Casanova. “Luciano y yo tenemos una convocatoria a dúo que se remonta a 2010, mientras que Pedro y Luciano tienen otra. Además, estábamos componiendo temas juntos, así que el principio de este proyecto es unir estas dos ideas que tienen muchos puntos en común y a la vez tienen sus diferencias; está buenísimo porque se enriquecen mutuamente”.
“Además nosotros nos vamos a ver y estamos todos en el mismo rollo”, agrega Dalton, líder de Buenos Muchachos y Chillan las Bestias, para tomar la posta de Casanova. Ambos dialogan con El País desde la mesa del Café Bacacay que da al Teatro Solís; Supervielle, que faltó con aviso, está en la sala preparando los últimos detalles musicales del concierto del jueves a las 20.30.
Suma Camerata, que aún no tiene material editado en plataformas, desembarcará en el Solís con una apuesta todavía más grande que la del año pasado en la Zitarrosa. Esta vez no estarán acompañados por un cuarteto, sino por un noneto de cuerdas. “Es una experiencia maravillosa”, define Dalton. “El otro día ensayamos con seis de las nueve cuerdas, y cuando hicimos (la canción de Dalton y Supervielle) ‘Moonkey’ me voló la cabeza”, asegura. “Encontré un lugar emocional al que nunca había llegado, y eso que estamos hablando de mi voz saliendo por un equipito de guitarra, no sonando en serio en un teatro”.
Y si bien el plano sinfónico —o la “música educada”, como dice Casanova casi en broma— estará presente en el concierto del jueves, la propuesta de Suma Camera es mucho más profunda. A falta de baterista, la percusión estará a cargo de beats y scratches creados por Supervielle, y la guitarra quedará en manos de Luis Angelero. A su vez, Camila Ferrari se encargará de los coros.
“Que el concierto del Solís esté agotado te llena de energía y hace que vayas copado, pero a la vez te hace estar renervioso porque es una prueba más”, admite Dalton. “Vamos subiendo peldaños”, suma Casanova. “La emoción de la Sala Zitarrosa nos dio la fuerza para seguir, y el año que viene pensamos sacarla del estadio”, completa, entre risas. Es que, según le adelantan a El País, en 2024 se presentarán en el Auditorio Nacional del Sodre y les gustaría recorrer teatros del interior. Pero no hay que adelantarse.
Por lo pronto, el foco está en el concierto del Solís que, según detalla Casanova, estará atravesado por un relato. “La idea es que este sea una narración que viaja por muchos universos musicales en los que las cuerdas sirven como hilo conductor”, define.
—Los tres, por fuera de Suma Camerata, comparten el interés por generar un guion en sus recitales. ¿Qué tan importante es esa concepción de espectáculo en su camino?
Dalton: La búsqueda es la de hacer un show en vez de un toque. Y es verdad que los tres tenemos un deseo natural de hacer esto. Juan, por ejemplo, empezó con Poesía de guerra como algo subterráneo y terminó festejando sus 20 años en la Sala del Museo con una interacción en la que entraban y salían músicos...
Casanova: De hecho, Poesía de guerra nace en el teatro La Gaviota en el año 2000. Lo hice ahí porque el teatro es un lugar muy peculiar que te permite otras cosas: estás ahí sentado, así que no te queda más remedio que ver y escuchar (se ríe); no es lo mismo que en otro tipo de auditorio en el que salís a conversar o a pedirte un trago. Acá el contacto es mucho más directo e íntimo, entonces, quieras o no, te entra lo que se está haciendo. El teatro tiene esa magia de la que todos estamos enamorados, y además nos encanta poder tocar en lugares con el volumen controlado. Estamos entusiasmados.
—¿Qué libertades les da este grupo si lo comparan con sus proyectos principales?
Dalton: Si te hablo de las canciones que hacemos de Buenos Muchachos, lo que me brinda Suma Camerata es como algo más manejable; hay menos gente decidiendo dónde va a llegar la canción. Ensayamos en el estudio de Luciano, que es un lugar pequeño y ahí ya suenan las canciones. Entonces, para mí lo que tienen los beats es que te dan esa libertad de ir escuchando lo que va a resultar, mientras que con una banda entera el proceso es mucho más engorroso.
Casanova: Suma Camerata nos libera de las tremendas presiones y responsabilidades que tenemos en nuestras bandas. Acá hacemos básicamente lo que se nos canta (se ríe). Estamos todos para colaborar; nunca hemos tenido un roce ni un problema ni nada. Si se te ocurre una idea, la discutimos y le damos para adelante. Tenemos la libertad de disfrutar de eso, que no siempre se nos da.
—Nos faltó hablar del repertorio. ¿Va a haber temas de cada uno junto e inéditos?
Casanova: Todo eso y aún más. El año pasado, por ejemplo, cerramos el show de la Sala Zitarrosa con una canción de Zitarrosa. Esta vez vamos a hacer un homenaje a otro peso pesado de la música uruguaya, y esperamos que sea una versión arrasadora.
—¿Alguna pista?
Casanova: Es el tema final...
Dalton: (Interrumpe) Van a tener que esperar al jueves...
Casanova: También tenemos temas inéditos que compusieron Pedro y Luciano, y otros que hicimos Luciano y yo. Sobre las versiones de canciones de nuestras bandas, las que hizo Luciano de “Flores en mi tumba” y “Como una plegaria (por América del Sur)” con arreglos de cuerda me ponen la piel de gallina. Ahora vamos a hacer un lado B de Los Traidores que queda absolutamente resignificado. También vamos a hacer versiones de temas de gente que admiramos mucho en nuestro país y nuestra región. Este es un show sumamente completo, emotivo, tremendamente renovador y poderoso. Lo que pasa en el escenario se transmite al público: es alta magia.