Suma Camerata, un proyecto que reúne un par de generaciones del rock en Uruguay

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Suma Camerata

SHOW

Luciano Supervielle de Bajofondo, Juan Casanova de Traidores y Pedro Dalton de Buenos Muchachos se presentan el sábado en la Zitarrosa con un recital conjunto

La última vez que estuvimos juntos con Juan Casanova y Pedro Dalton debe haber sido en un bar acá cerca en el Cordón. Casanova ya era el cantante de Los Traidores y Dalton había ilustrado la tapa de Tango que me hiciste mal de Los Estómagos y era parte de G.A.S., nuestra revista subterránea.

Han pasado, cuánto, 35 años desde entonces y hoy, Casanova además de un referente generacional, tiene su proyecto Poesía de guerra, en el que mantiene la misma impronta combativa de sus comienzos. Dalton, por su parte, es el poeta y la voz de Buenos Muchachos, otro grupo fundamental de la escena local, además de artista plástico.

La excusa por esta suerte de reencuentro es que ambos, junto a Luciano Supervielle se presentan este sábado en la Sala Zitarrosa (a las 21.00, entradas entre 700 y 1.000 pesos en Tickantel) con su proyecto Suma Camerata. Se incluirá, para la ocasión, un grupo reducido de instrumentos con “piano, cuarteto de cuerdas, una guitarra acústica y una buena dosis de Sintes, sub-graves, beats y algo de scratching”, se anuncia oficialmente. “Se cantarán canciones, se recitará Poesía. Habrá invitados”.

Pero además de esa consigna tan prometedora, Suma Camerata es un encuentro de generaciones musicales uruguayas y sobre eso El País charló con Casanova y Dalton; Supervielle faltó con aviso.

-¿Cuándo fue la primera vez se cruzaron en la vida ?

Dalton: La primera vez que vi Traidores fue en un toque de cuatro canciones que hicieron entre un show de Los Estómagos en el Lazy Ranch (un recinto en Berro y Cavia).

Casanova: Eso fue en el 84...

Dalton: Juan cantó de espaldas, me encantó como se vestían me acuerdo, y no se entendió nada porque el sonido era todo un ruido. En aquella época habia como dos posturas, la de Los Estómagos y la de los Traidores. Se decía que estaban enfrentadas, cosas que inventa la gente y uno sigue. Me acuerdo que en el primer Cabaret Voltaire en la Alianza Francesa, expusimos con Tibor Dora, Vicente Martín y Gabriel Martínez.

-¡Qué bueno que estuvo eso! Vos, ¿Juan cuando viste por primera vez a Pedro?

Casanova: Me acuerdo de haberte visto en el faro de Punta Carretas y que estuvimos conversando. De eso hace mil y no me acuerdo en qué contexto.

Dalton: Tocamos con los Buenos ahí, una noche que se desató un huracán. Y los únicos losers que nos quedamos fuimos nosotros.

Casanova: Es verdad. Después de años de vernos por acá por allá, Pedro cantó con Traidores, yo canté con los Buenos y cantamos juntos en el proyecto Enlaces.

Dalton: Creo que la conexión fue aquel recital de La Vela en que tocamos nosotros y después nos encontramos en lo del Enano (Sebastián Teysera, cantante de La Vela Puerca) y fue la primera vez que estuvimos como mano a mano en una de charlar.

Casanova: En el tiempo en que los Buenos empiezan realmente a hacer más más ruido, yo me fui para Brasil y ahí fue cuando aparecen Buenos Muchachos, Chicos Eléctricos. Así que ahí me perdí una parte fundamental de la historia.

Dalton: Se me juntan tantos recuerdos. Me voy con el Topo (Gustavo Antuña, guitarrista de Buenos Muchachos) a Porto Seguro en Brasil. En el bondi conocemos a un chileno que nos presenta a un brasilero que por unos pocos mangos te dejaba armar la carpita en un terreno en la playa. Y el brasilero nos dice “acá estuvo un uruguayo quedándose, Juan Casanova”. Increíble. “Qué carácter que tenía”, nos decía.

-¿Cómo recuerdan aquellas épocas?

Casanova: Me acuerdo de un momento glorioso en el comienzo de todo. Traidores, como decía Pedro, debuta tocando con Estómagos y en esos tiempos nos hicimos muy amigos con Gabriel (Peluffo) y y Gustavo (Parodi) y llegamos a ir a Pando a ensayar y empezaron en otras manos a meterse a dividir y nosotros entramos en esa boludez. Y estuvimos sin contacto y no pasaba eso que luego sucedería en el rock post-Vela Puerca, donde nos invitamos todos. Es otro tipo de cabeza y eso me alegra.

-Y esa unión confluye en Suma Camerata.

Casanova: Con Pedro nuestras nuestras raíces artísticas son más o menos las mismas pero Luciano viene de otro palo y además, Pedro y yo venimos de una cierta base, pero también la cosa se diversifica artísticamente en diferentes influencias más allá de muchas en común. Pero Luciano viene de otro mundo completamente distinto. Así que acá se suman historias de vida que son indistinguibles de nuestra vida artística. Para nosotros es muy rica esta aleación entre elementos que dan algo nuevo.

-En ese proceso vital, ¡en qué momento se dieron cuenta que eran artistas?

Dalton: Nunca hubo un click porque siento que en todas las cosas empecé de abajo. Venimos de dos momentos históricos diferentes. Juan sale directamente de la dictadura donde no había nada y cuando arrancamos nosotros, ya más en los 90 ahí, yo que sé, se podía pedir un equipo prestado. Pero, aunque en circunstancias diferentes, ambos nacemos de la simple necesidad de hacer. Siempre fue por las ganas de tocar, escribir una letra para uno mismo. Y después eso creció.

Casanova: Había una necesidad de contar lo que te pasaba, de gritar tus rabias, tu frustración. Mi niñez y mi preadolescencia transcurre en años muy siniestros y cuando arrancan Los Traidores no sabíamos que iba a volver la “democracia” (así entre comillas) que trajo, por ejemplo, las razzias. Y esa necesidad de expresarte, hace que hoy alguien te llame artista pero me siento indefinible.

Dalton: El arte a mi no me necesita, yo necesito al arte. En todo caso quiero que me recuerden como un buen tipo, más que como un artista.

-¿Cuál es la idea con Suma Camerata?

Casanova: Salir de los límites, hacer lo que por lo general no hacés y que es un poco la idea que siempre nos ha movido a los tres. Con Luciano siempre estoy fuera de mi comodidad y eso es un motor que impulsa a no estar estancado. Buscamos una manera de seguir aprendiendo, seguir superándonos, compartir otros conceptos que nos hagan seguir creciendo.

Dalton: Luciano me hizo trabajar de otra manera. Juré, por ejemplo, que nunca iba a recitar. Cuando presentaba libros de poesías le pedía a mis amigos que leyeran ellos. Y con Luciano se me despertó una cosa. Él puede tocar una melodía de Beethoven en el piano y a la vez puede estar res minutos haciendo sonidos incidentales sin melodía para que vos puedas hablar arriba de eso. Luciano es una orquesta.

-Y si él estuviera acá, ¿qué piensan que les diría Supervielle que ustedes le aportan?

Dalton: La parte de letras, nuestra impronta rockera. El viene más del hip hop y lo clásico. Nuestra cabeza funciona a guitarra eléctrica, bajo y batería. No a violines y scratchs.

Casanova: Por ejemplo, Pedro le aporta a Luciano en alguno de los temas que están componiendo juntos un factor que Luciano me consta nunca había explorado que es la música industrial. Y por mi lado se mete en el mundo del dub y conoce Legiao Urbana. Esta es una avenida que tiene dos sentidos: nos nutrimos los unos y los otros.

-Se los ve contentos con el proyecto...

Casanova: La verdad que sí.

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