The Weeknd, el artista que confirmó su status de estrella del momento en el Super Bowl

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The Weeknd

Evento

El canadiense consiguió la actuación más ambicionada de la industria de la música y entregó 15 minutos de sus más grandes éxitos ante 100 millones de espectadores

En Uruguay, los entretiempos de los clásicos, por ejemplo, son reservados para escuchar los avisos por los altoparlantes, ir a comprar un chorizo al pan o buscar (o esquivar) conocidos en la tribuna. No le pidan eso al Super Bowl. El entretiempo de la final de la Liga Nacional de Footbal (americano) es un negocio publicitario y un acontecimiento musical millonarios. Un evento cultural, además, que sirve para mostrar al monarca de la música de la temporada.

Seguro, lo importante es el resultado (los Bucaneros de Tampa le ganaron 31 a 9 a los Jefes de Kansas City) y los detalles deportivos (es el séptimo título de Tom Brady, quien tiene 43 años) pero para el resto del mundo lo importante es el show: es la única razón por la que alguien, desde acá puede estar pendiente de un deporte del que nunca entenderemos las reglas.

Es por eso que en el espectáculo del entretiempo de este año se gastaron 10 millones de dólares. Eso no incluye el arancel de una estrella como The Weeknd, el número escogido para el evento, que actuó gratis pero sí todo el despliegue de luces y sonido que acompañó su recital de 15 minutos. Los rubros incluyen un montón de bailarines, varios escenarios, cañitas voladoras de las caras, un sistema de iluminación de última generación, vestuario para un montón de extras y otros requerimientos. El show es auspiciado por Pepsi.

La modalidad de hacer algo así de grande en la final del campeonato empezó en 1993 y con Michael Jackson. Desde entonces pasaron por la instancia los Rolling Stones, Paul McCartney, U2, Bruce Springsteen, Diana Ross, Madonna, Beyoncé, Prince, Katy Perry, Lady Gaga, Aerosmith, Coldplay, Steve Wonder, Phil Collins, Sting, Justin Timberlake y Maroon 5. El año pasado Jennifer López y Shakira fueron las primeras hispanas en participar. Es una condecoración de las importantes en la carrera de un artista pop.

El show del domingo

Antes del partido, Miley Cyrus hizo un show al aire libre, en el que el público se comportaba como si no hubiera pandemia. Cyrus invitó a algunos rockeros veteranos (Joan Jett, Billy Idol) para un set de rudeza amable.

La cantante H.E.R. interpretó "America the Beautiful" con su guitarra eléctrica y el músico country Eric Church y la cantante de R&B Jazmine Sullivan hicieron una rendición a dúo del himno nacional. La parte artística la completó Amanda Gorman, la poeta de 22 años que deslumbró a los espectadores en la asunción del presidente Joe Biden, recitó un poema sobre una maestra, una enfermera de terapia intensiva y un Marine veterano, como héroes en la lucha contra la pandemia.

Pero, al menos artísticamente, la del domingo era la noche de The Weeknd, quien había conseguido uno de los escasísimos contratos para actuar en vivo en casi un año. En el Raymond James Stadium de Tampa había unas 25.000 personas que había pagado entre 5.900 y 365.000 (sí todo eso) dólares por una entrada. Se supone que por televisión y otras plataformas lo vieron unos 100 millones de espectadores.

The Weeknd, que en realidad se llama Abel Tesfaye consiguió el trabajo después de una gran temporada. Su canción “Blinding Lights” fue la más escuchada en Spotify, estuvo todo el año en el Top 100 de Billborad y su videoclip, ayer de tarde, tenía 363.548.453 visualizaciones. Además se hizo de todos los premios de la industria aunque no fue considerado en los Grammy.

Su carrera había comenzado en 2010 cuando subió unas canciones en YouTube que llamaron la atención de Drake. Su música, un R&B lento y torturado, fue derivando hacia terrenos más pop incluyendo colaboraciones con Ariana Grande, el productor sueco Max Martin y el dúo francés Daft Punk. Todo ese material lo ha distribuido en un puñado de discos y ha cultivado una recurrente imagen de ermitaño del pop. Le alcanzó para ganar tres premios Grammy. Su “Earned it” de 50 sombras de Grey, fue nominada al Oscar en 2017 y su último album, After Hours fue uno de los más vendidos del año pasado.

Como para hacer rendir la plata, el canadiense hizo en el Super Bowl un muy visotoso popurrí de esos grandes éxitos.

Enfundado en una chaqueta roja cubierta de lentejuelas, camisa negra y guantes, empezó con “Starboy”, su hit de 2016, acompañado por un coro de túnicas blancas y máscaras con ojos iluminados. Surgió de un escenario que recreaba la calle principal de Las Vegas y todo se veía muy costoso.

En un show que fue más que nada televisivo, para “Can't Feel My Face”, recorrió laberinto de espejos dorados rodeado de bailarines con los vendajes que el propio The Weeknd ha utilizado recientemente en sus apariciones públicas dándole un caracter performático a su vida y su obra.

Terminó, justamente, con el campo de juego repleto de un montón de sus alter ego bailando, previsiblemente, “Blinding Lights”. Y la fiesta, y la conquista del mundo, quedó completa.

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