ENTREVISTA

Tiago PZK: el recuerdo de Uruguay, su encuentro con Luis Suárez y su vida durante la gira "Portales"

El músico argentino dialogó con El País antes del show que ofrecerá este viernes en el Centro de Convenciones de Punta del Este.

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Tiago PZK.
Foto: Difusión.

Tiago PZK no se olvida de su show del 2 de agosto en el Antel Arena. “Fue un viaje increíble”, relata desde el otro lado del Zoom. “Había 7.000 personas y el recibimiento del público fue muy zarpado. Además ese día conocí a Luis Suárez y a la medianoche fue mi cumpleaños, entonces me junté con unos amigos en el hotel y me hicieron una fiesta sorpresa. Lo recuerdo con mucho cariño”.

Aquella fue la segunda parada de la gira de presentación de Portales, el álbum debut del argentino de 21 años, y estuvo repleta de momentos memorables. Sorprendió con un freestyle dedicado al entonces flamante regreso de Suárez a Nacional; lloró sobre el final de “Sola”, la canción que resumía su camino y marcó su irrupción en la escena musical, e hizo cantar a todo el Antel Arena el irresistible estribillo de su sesión con Bizarrap, que hoy acumula 295 millones de reproducciones en Spotify.

Solo pasaron cinco meses desde aquella noche, pero la carrera de Tiago Uriel Pacheco creció a un ritmo vertigionoso. Se presentó en varios escenarios de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, publicó canciones con Tini, Cris MJ, Rusherking y Yandel, y debió replantearse su relación con los escenarios. “Uno siempre trata de no perder el sentido de la sorpresa, pero en el medio de la gira de 36 fechas salía a un lugar con 5000 personas y era como: ‘Bueno, otra vez’”, admite. “Fue un proceso de crecimiento personal muy fuerte porque una gira es jodida en cuanto a la lejanía de tus seres queridos y a la soledad. Tenés que generar un montón de hábitos para que el tiempo fuera del trabajo sea agradable. Tuve momentos de mucha ansiedad, pero me sirvió porque salí más fuerte”.

Tiago PZK en el Antel Arena. Foto: Juan Manuel Ramos
Tiago PZK en el Antel Arena. Foto: Juan Manuel Ramos.

Y el argentino aún tiene presente la noche en que superó esa crisis. Era 19 de octubre y estaba a punto de actuar en el pub The Camden Assembly, de Londres. “Venía de cantar en lugares para miles de personas, y de un día para el otro hicimos una fecha muy chiquita en ese bar para 250 personas. Fue muy fuerte porque me acordé de los inicios de mi carrera, cuando hacía shows en lugares chicos, vendía entradas a 50 pesos y caían algunos amigos”, relata. “Lo tomé como un reto porque venía de una vorágine de estar en una montaña rusa que no baja en ningún momento, y de repente tuve que salir a demostrar de lo que era capaz. En ese show fue cuando me dije: ‘Wow, realmente es súper valorable todo lo que me está pasando’. Me acordé de cuando era pibe y de las noches en mi casa soñando con vivir todo esto; ahí hice el click y volví a sorprenderme de lo que pasa con la gente cada vez que subo a un escenario”.

Así es como se presentará mañana en el Centro de Convenciones de Punta del Este, que será su primer show del año. “Llegamos más entregados y con mucha más carrera hecha luego de las 36 fechas de la gira. Vamos con un show súper potente, más maduro y con nuevas canciones”, adelanta. “En esta gira siento que, más allá del fanatismo, nos ganamos el respeto de la gente; ya sea del chabón que no quería venir pero fue a acompañar a la novia como a los padres que fueron con sus hijos. Hay una frase que me dijeron hace tiempo y que me marcó: si la entrada vale 5 dólares, tenés que dar un show de 25 para que la gente quiera volver. Quiero que los que me vienen a ver salgan del recital diciéndole a sus amigos: ‘No sabés de lo que te perdiste, la próxima tenemos que ir juntos’”.

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Tiago PZK.
Foto: Difusión.

—Cuando hablaste de la importancia de no perder la capacidad de asombro, pensé en la letra de “Casa de chapa”, donde hablás de los sueños cumplidos y hacés foco en la importancia de seguir poniéndote metas. Es el mismo espíritu que atraviesa a “Ríos de sal”. ¿Qué importancia le das a transmitir ese mensaje a tu público?

—Y... viste que el mundo está lleno de ilusiones rotas, sueños no cumplidos y de prejuicios. A mí me han dicho un montón de veces que no lo iba a lograr, y hay tanta gente que se deja llevar por eso que termina enterrando sus sueños; por ahí, si lo hubieran intentado, tal vez hubieran llegado a un lugar que jamás imaginaron. Lo que transmito en mis canciones, más allá de un mensaje inspirador, es mi experiencia de vida. Si me basaba en lo que me decían, yo me podría haber quedado en mi ciudad, Monte Grande, haciendo cualquier otra cosa y no jugándomela por mi sueño. Tampoco me gusta dar el mensaje de: “Intentalo que te va a funcionar” porque eso es venderle un cuento a la gente; hay que ser realista porque cada uno tiene sus condiciones. Pero lo que sí les quiero decir es que prueben, porque antes de que te metan en una tumba y te entierren al menos te vas ir en paz sabiendo que luchaste por lo que querías.

—¿A qué te aferrabas cuando la gente te decía que era difícil dedicarse a la música?

—Yo siempre tuve la convicción de que quería llegar lejos y me autoconvencía de eso todo el tiempo. Pero también era una presión muy fuerte. Mi vieja no tenía un buen laburo, vivíamos en un galpón y cuando empecé tenía 17 años; sabía que entre los 18 y los 19 iba a tener que empezar a laburar. O sea, tenía el reloj en contra y pasé por mucho sufrimiento al ver que pasaban los días y los meses y no pasaba nada con mi música... Nadie te felicita y tus temas no llegan a ningún lado. Me acuerdo de varias noches llorando en mi casa y pensando: “Fua, mirá si no lo logro”...

—Y mientras tanto corría el reloj....

—Claro, seguía pasando el tiempo. Fue una autopresión fuerte porque no tenía a mucha gente que me dijera:“Dale, metele que sos talentoso”. Yo siempre confié en mi criterio y sabía que tenía un talento pero que me faltaba pulirlo, pero cuando hay una chispa, no la podés extinguir. Es uno el que se tiene que aferrar a eso porque siempre va a haber gente que te diga: “No hagas esto porque ya lo hizo fulano” o “Esto no porque no está de moda”. Pero, al final, uno tiene que creer en su idea y en lo que desea por más de que la gente te diga que estás loco. Al final termina valiendo la pena.

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