Una empapada Olímpica ovacionó a un Phil Collins que repasó todos sus grandes éxitos

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Phil Collins demostró el poder de sus canciones y lo intacto que está el cariño de los uruguayos. Foto: Darwin Borrelli

UN CONCIERTO PARA LA MEMORIA

Unas 20.000 personas demostraron el cariño por el británico; el show lo abrieron los Pretenders

VEA LA FOTOGALERÍA. Imágenes: Darwin Borrelli
Foto: Darwin Borrelli
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La lluvia se demoró pero finalmente empapó a los más de 20.000 espectadores que llenaron la tribuna Olímpica para ver a Phil Collins. Las primeras gotas cayeron en uno de los momentos más esperados de la noche (el solo de batería de "In the Air Tonight") y aunque la lluvia siguió hasta el final, no pudo con el entusiasmo del público durante la hora y media de un show al que Collins entró de bastón y condujo sentado en una silla de oficina.

Al británico le estarán escaseando salud y carisma pero no hay duda que tiene repertorio para tirar para arriba y aunque faltaron algunas, estuvieron todas las canciones que tenían que estar. Empezó con la parte más baladística de su obra ("Against All Odds" y "Another Day in Paradise") y terminó haciendo bailar con "Easy Lover" y "Sussudio".

En el medio estuvieron "I missed again", "Dance into the light", "You can't hurry love", entre otras, siempre apoyado por el despliegue de 15 músicos que incluía cuatro coristas y una sección de cuatro vientos. El lugar histórico de Collins en la batería, se lo cedió a su hijo Nicholas de 16 años.

Todos aportaron, además, baile y simpatía escénica, que sumado al chillón de las pantallas, daban movimiento y color al espectáculo. Collins, de pantalón y campera oscuros y championes cómodos (el vestuario no fue su fuerte) no se levantó de su silla y limitó su espacio a una mesita con una botella de agua cara, y un martillo.

A pesar de sus achaques de salud, la voz de Collins sigue igual que siempre y es la compañía ideal para las canciones. El repertorio incluyó dos éxitos de Genesis, uno de ellos ("Follow You, Follow Me") acompañado por imágenes de la banda de rock progresivo a la que Collins ingresó como baterista y terminó convirtiéndola en una de las maquinarias más exitosas de la historia del pop.

Después que la banda uruguaya Reversa recibiera a los primeros en llegar, a las 19.30, los británicos Pretenders, la también legendaria banda liderada por Chrissie Hynde, cumplieron más que satisfactoriamente con eso de preparar al público.

Lo hicieron a todo rock, demostrando que en la simpleza está también la belleza. Hynde consiguió levantar al público con sus canciones más conocidas, entre ellas "Don't Get Me Wrong". Su show transcurrió con la Olímpica ya colmada.

Pero la razón del show era Collins que fue saludado y despedido con una ovación. Había conseguido que toda una tribuna se mojara sin arrepentimientos coreando algunas de las canciones de su vida.

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