¿Cómo es "Vendrás a verte morir", el nuevo disco de Buenos Muchachos?

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Buenos Muchachos 2020. Foto: Martín Batallés  / Gabriela Costoya / José Nozar

ENTREVISTA

Pedro Dalton, José Nozar, Gustavo Antuña y Gastón Ackermann cuentas los detalles del nuevo álbum de la banda

Los cuervos sobrevuelan un silencio profundo y hay olor a tierra recién revuelta. Es negro, todo negro. Bailan los diablos en el medio del bosque y el pecho se oprime aunque el espacio sea gigante. La única explicación posible es que el final esté escrito de antemano. La vida es mejor cuando se convive con la conciencia del final; “la muerte seguro te mata”. ¿Y entonces qué? Entonces solo queda aprender a ver en la oscuridad para encontrarse de frente con el brillo. Entonces, “vendrás a verte morir”.

¿Como puede ser que un disco que sabe a muerte sea tan luminoso? Es la pregunta que le cabe al flamante álbum de Buenos Muchachos, banda que no deja de superarse a sí misma ni de sorprender a sus oyentes. En estas nueve canciones (disponibles desde ayer en plataformas y disquerías; el vinilo llega en 2021) están sus sellos característicos y hay novedad por todos lados: Vendrás a verte morir es una película, un ambiente, un estado. Una obra, una unidad compacta. Un bloque.

Las primeras conversaciones sobre este álbum están pegadas a la salida del antecesor #8: por entonces la idea era hacer un díptico y marcar la diferencia a partir de la rabia contenida, de un quiebre más extremo. Por entonces sonaban Nick Cave y Scott Walker; por entonces se tentaba, el núcleo duro de los Buenos, con algo denso, oscuro y luminoso, que presionara sobre la actualidad sin deprimir.

Por entonces el mundo era otro. Los primeros temas aparecieron en enero de 2019 y fueron “Corso flojo”, “Dormez-vous” y “Sueño Marabú”; ninguno imaginaba una pandemia ni tener que defender a capa y espada el pulso vital que se esconde tras estas músicas.

Vendrás a verte morir “es el disco más vivo del mundo”, dice Pedro Dalton a El País, y su voz no deja lugar a dudas. “Que la música te lo explique”.

desde adentro

El proceso

“La manera de trabajar para este disco no fue fácil. Nos habíamos dado tres o cuatro días de ensayo en el estudio y no pudimos tenerlos”, cuenta el baterista José Nozar a El País. En marzo de este año, el estudio quedó pronto —los micrófonos colocados, las afinaciones listas— para una grabación que tuvo que retrasarse un mes y luego darse de manera inesperada. Para el productor Gastón Ackermann la postal de aquellos días es fantasmal: los espacios que debían estar llenos de música estaban vacíos y mudos.

Finalmente y tras tiempo de ensayo por separado, se retomó la actividad con estrictos protocolos sanitarios y se trabajó horas y horas. Tanto que un proceso ya iniciado de mezcla y masterización se descartó y se empezó de cero para poder lograr, a conciencia, un mejor sonido que el #8 sin que se perdiera ni una pizca de potencia.

Lo conseguido “es como un Nunca fui yo bien grabado”, dice el guitarrista Gustavo “Topo” Antuña en referencia a aquel salvaje primer disco.

Es un álbum de sonido sofisticado donde se encuentran las huellas del cancionero buenmuchachesco que lo precede, donde se profundiza aún más en la búsqueda de lograr cambios radicales dentro de las canciones, y donde otra vez se le da protagonismo a cada elemento y aporte en particular.

Que las cosas interesantes no estén todas en el mismo lugar y al mismo tiempo es una búsqueda, admiten todos, y en eso Ackermann es fundamental.

Varios de estos nuevos temas sonarán en la seguidilla de shows que darán en La Trastienda del 26 al 30 de diciembre (entradas en Abitab). Se buscará representar “la naturaleza de las canciones, la atmósfera”, explica Nozar, “pero eso que está ahí es casi imposible de llevar al vivo”. “Es que tiene tantas texturas que inevitablemente va creciendo”, apunta Ackermann. “La sucesión de capas amplía el volumen de la música”.

Este es, a la vez, un disco menos cancionero y en el que el rock ya no se aparece como una forma sino como una expresión que roza lo cinematográfico o teatral. Hay recitados, personajes y una de las referencias de Vendrás a verte morir fue una escena de la película The Host, en la que una chica está totalmente inmersa en una pieza de música clásica mientras la ciudad es arrasada por monstruos a su alrededor.

Querían lograr variaciones así de radicales y lo lograron. “Sí sí valor”, una idea original del Topo que arrastran desde tiempos del Amanecer Búho (2003) o “Hiedra de tirso”, que en el principio era una canción folk a lo Neil Young, son buenos ejemplos.

“Me costó pila zafar del lugar del rock, darme cuenta que ya no estamos más en ese lugar”, dice Dalton y admite su fascinación por este Vendrás a verte morir. “Yo lo escucho con la emoción como si me lo hubiera comprado. Invité a Nelson (Barceló) a que viniera a casa a escucharlo, en el plan como invitaba al Topo cuando salía el último de Tom Waits y nos fumábamos un caño y apagábamos la luz y nos quedábamos viajando. Eso nunca me había pasado con un disco de Buenos Muchachos”.

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