Creó El Quinto Escalón, la competencia de freestyle de donde salieron figuras como Duki y Wos, grabó en piezas fundacionales del trap argentino como “Quavo” y “Tumbando el club”, y sus shows despiertan tanta energía que en 2022 el público que agotó el Estadio Obras de Buenos Aires desató un sismo de 3.6 grados. YSY A tiene 25 años, siete discos, unos cuantos hits y una de las carreras más admirables de la nueva escena de la vecina orilla.
Mañana volverá a Montevideo para presentar El after del after, su flamante nuevo álbum, en el Antel Arena (últimas entradas en Tickantel). El lugar no es nuevo para él. Lo llenó hace un año, cuando trajo YSYSMO, un disco inspirado en todo lo que produce durante sus shows. Al igual que el año pasado, el campo de pie está habilitado y la experiencia promete ser intensa. “Uruguay es mi segunda casa porque toda mi sangre es de allá y tengo un montón de familia”, le dice a El País. “Siempre disfruté muchísimo de ir y el amor del público es muy puro. Entonces, cada vez que voy es una fiesta tremenda”.
—Cuando se trata de tus conciertos, siempre se habla de cómo lo vive el público. Pero, ¿cómo vive YSY A un show de YSY A?
—(Se ríe) Lo primero que hago mientras estoy rapeando es mirar a la gente para ver si están saltando, si están cantando, si es necesario darles más energía o si hace falta bajar un poco para luego seguir subiendo. Es tratar de estar con la gente minuto a minuto para hacerles sentir la mejor experiencia. Entonces, cuando veo que las cosas están saliendo bien y me encuentro con la cara de éxtasis de la gente, se genera algo increíble. Cuando veo a la gente cantando tan emocionada y sintiendo que las letras tienen tanta representación en sus vidas me pasa algo invaluable.
—Venís a presentar El after del after, que es un buen reflejo del ritmo que define tu carrera: el disco no tiene pausas y todas las canciones son uptempo. La idea se completa con “Toda la vida”, donde decís: “Mis viejo’ diciéndome, ‘Hijo, tranquilo, / Date tiempo pa’ disfrutar’, /Nah, no puedo, mamá, / Ya tengo un plan para hacerme inmortal”. ¿Por qué abriste con esa canción?
—Porque es la más introspectiva del disco y porque es la que mejor detalla lo que yo vivo día a día como artista. También la elegí porque no quería que este fuera un disco de electrónica que hablara todo el tiempo de noche, de droga y de mujeres. Hay lugar para eso en canciones como “Ganas”, que la elegí como cierre porque está bueno tener momentos para que la gente festeje, pero al mismo tiempo quería que este fuese un disco con data. Igual, creo que la gente lo malinterpretó porque sin escucharlo a fondo dice: “Esto no tiene nada de rap”. Al contrario, yo estoy llevando el rap a otro nivel: lo estoy llevando a ritmos que ningún otro rapero se animó. Entonces, tengo que lidiar con eso.
—Hablando de “Toda la vida”, el tema confirma eso que has mencionado en unas cuantas entrevistas: tu vida está al servicio de tu arte. ¿Qué te da la música como para que le dediques toda tu energía?
—Es el amor de mi vida. La música es como la mujer a la que le quiero hacer el amor todo el tiempo y darle lo mejor de mí. Es muy loco que la música me pueda acompañar a todos lados. (Hace una pausa) Mirá, yo cuando estoy en mi cama acostado solo estoy pensando en una letra, si me estoy bañando estoy haciendo rimas; la música está todo el tiempo conmigo. La gente me puede dejar de escuchar, puedo perder todas las cosas materiales o inmateriales del mundo, pero la música no me va a dejar nunca.
—¿Cómo es YSY A cuando está en silencio?
—Y... la verdad es que soy de estar poco en silencio. Siempre estoy escuchando las canciones nuevas o las que no saqué para tratar de perfeccionarle cosas. Es bastante de estudioso lo mío: me dedico a escuchar y tratar de crecer.
—La semana pasada cantaste en el show de Duki en el estadio de River en Buenos Aires. ¿El reencuentro de Modo Diablo, tu grupo con Duki y Neo Pistea, te permitió revalorizar todo lo que conquistaron con el género durante este tiempo?
—Sí, porque fue un momento superconsagratorio, no solo para Duki sino para la escena entera. Yo se lo dije a él en el show: fue el primero en llegar a ese lugar tan mítico, y además lo hizo dos veces. Es un hecho histórico para nuestra generación y nuestro género. Fue muy emocionante acompañarlo en el escenario.
—El 11 de noviembre se volvió un clásico en tu obra: todos los años publicás un disco en esa fecha, en honor al final de El Quinto Escalón. ¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando te acordás de ese 11 de noviembre de 2017?
—En la clara intención de cambiar de era. Necesitábamos hacer ese cierre porque sentíamos que teníamos que madurar, y esa jugada fue clave porque marcó un antes y un después en todo. En ese momento estábamos pegados a nuestro objetivo, que era hacer historia con la música. Y ahora, un par de años después, miranos: estamos acá, llenando estadios, viajando por todo el mundo y cantando para gente que ama lo que hacemos. Eso es incomprable.
—¿Por qué creés que la gente elige tu repertorio? ¿Qué lo hace único?
—(Se toma un instante) Yo trato de crear historias que haya que escucharlas un par de veces para entenderlas. Entonces, el que se esfuerza por escucharla le agarra un cariño tan grande que no la suelta más. Mi música no está hecha para acercarte de refilón y pasarla por alto porque muchas veces me vuelvo loco tratando de buscar frases, juegos de palabras o ideas que te despierten algo que no hayas escuchado nunca. Gracias a ese riesgo es que se generan cosas locas en la gente.
—Lanzaste tu carrera en 2017 y ya tenés siete discos, todos con un sonido diferente. ¿Qué importancia le das a esa búsqueda constante por la novedad?
—Lo que pasa es que a mí no me gusta aburrirme ni repetirme. Mi inquietud es estar haciendo siempre algo nuevo y desafiándome a mí mismo. Al fin y al cabo, yo tengo 25 años; entonces, ¿cuánto tiempo Dios me va a permitir seguir haciendo esto? ¿20, 30, 35? Tengo que aprovecharlos como oro. La historia es tan grande y yo quiero dejar un legado, así que solo tengo un par de décadas para hacerlo. Tengo que aprovechar el tiempo.
—Bueno, pero con tantas conquistas y canciones, supongo que ya sabés que generaste un legado...
—Sí, pero yo me miento a mí mismo con que no logré nada para poder seguir con más. Tengo 25 años, y si hago la fama y me echo a dormir ahora me pierdo una banda de tiempo para hacer historia. Siempre siento que mañana va a ser mejor. Yo amo lo que ya pasó, pero todo el tiempo estoy pensando en lo que se viene.