ENTREVISTA
El 9 de abril, el guitarrista estadounidense llega a Montevideo para presentarse junto a Black Label Society, la banda que lidera hace 20 años
Zakk Wylde parece un personaje salido del famoso juego Guitar Hero. Es más: incluso aparece en el juego para librar una batalla de guitarras. Con casi un metro noventa de altura, una barba que le llega hasta el pecho, grandes músculos y su chaleco de jean con el logo de su banda, Black Label Society, Wylde compone la imagen de todo lo que uno podría esperar de una figura del heavy metal.
El músico estadounidense nacido en Nueva Jersey es uno de los guitarristas más importantes del género gracias a su enérgicos riffs y sus inspirados solos, que surgen de su guitarra Gibson y de sus numerosos pedales. Al escucharlo tocar, se puede reconocer un sonido característico que se fue forjando con el uso de la distorsión, unos armónicos artificiales que suenan como chillidos, y unas notas bien agudas que Wylde dispara desde el puente de su guitarra como si se tratara de una metralleta.
Ese sonido tan característico, que todos los adolescentes interesados en el heavy metal quieren imitar con su guitarra, es fruto de diversas influencias; desde las más obvias, como Jimmy Page, Eric Clapton y Jimi Hendrix; hasta Al Di Meola, Paco De Lucía y John McLaughlin, que se alejan del estilo musical que hace en su carrera.
Otra de las mayores influencias en la creación de ese sonido propio fue su larga experiencia con Ozzy Osbourne -el padrino del heavy metal-, con quien tocó durante más de 30 años. Además, en 1995 Wylde fue invitado a formar parte de Guns Nu2019 Roses, pero se terminó decidiendo por formar Black Label Society, la banda que lidera desde hace 20 años y con la que ya lleva editados 10 discos.
Con este grupo, Wylde llegará a Montevideo el 9 de abril, donde presentará su último disco, Grimmest Hits -"éxitos sombríos"- en la Sala del Museo (entradas en Abitab)
Antes del show de Black Label Society, El País charló, vía telefónica, con el guitarrista.
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Con tus solos de guitarra has logrado un sonido muy característico. ¿Qué es lo más importante al momento de hacer un solo?
—Recuerdo que cuando era adolescente leía entrevistas donde John McLaughlin, Al Di Meola y Paco de Lucía, tres de mis guitarristas favoritos, y decían que al momento de hacer un solo no pensaban en términos de escalas musicales. Y tienen razón. Para mí, un solo es como hablar un idioma; cuando estás hablando no estás continuamente pensando en las reglas de la lengua, sino que simplemente hacés lo que sentís y lo que pensás en ese momento. Creo que con mis solos de guitarra es igual: cuando improviso sé que conozco las escalas y dónde está cada nota en el puente de la guitarra, pero en ese momento me baso únicamente en lo que siento y quiero transmitir en ese momento. La música llega sola.
—Además de Black Label Society, también saliste de gira con Ozzy Osbourne y participás de Zakk Sabbath, una banda donde reinventan la música de Black Sabbath. ¿Cómo analizás la experiencia de tocar en vivo luego de 30 años?
—Entre todos estos proyectos, hago más de 200 shows al año, pero realmente no me aburro nunca. Es un honor poder hacer lo que amo y esa es la razón por la que practiqué tantas horas desde que tengo 15 años. Yo tenía pósteres de Jimmy Page en toda mi habitación y soñaba con poder hacer esto.
—Hace más de 30 años que tocás con Ozzy. ¿Cómo es la experiencia? ¿Cómo lo conociste?
—Amo tocar con Ozzy; no lo cambiaría por nada. Recuerdo que lo conocí cuando tenía 19 años y durante una audición para entrar a su banda; apenas lo vi me cagué en los pantalones (se ríe). Lo primero que me dijo fue: "Zakk, lo único que quiero que hagas es que toques con el corazón". Después me dijo: "Andá a cambiarte los pantalones porque apestás... Ah, y haceme un sándwich de jamón que tenga poca mostaza" (se ríe). Ahora tengo 52 años y todavía me cago cada vez que toco con él.
De Guns 'n' Roses a Black Label Society
Según relata a El País, en 1995 Zakk Wylde estuvo por formar parte de Guns 'n'Roses. "En ese momento éramos todos amigos, entonces cuando hablaron de meter a otro guitarrista me invitaron a mí. Fui a verlos y a tocar un poco con ellos y fue increíble", relata el músico estadounidense. Wylde recuerda que, tras varias jams, grabaron algunos demos. Sin embargo, los meses iban pasando y su ingreso al grupo no llegaba a nada. "Necesitaba ganar dinero, así que como no me confirmaban terminé armando Black Label Society". Así, comenzó un camino musical que dio su primer paso en 1999 con el disco Sonic Brew. 20 años después la banda sigue tocando.
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—En abril vas a venir a Montevideo a presentar Grimmest Hits, el último disco de Black Label Society. El título del álbum juega con la idea de los greatest hits. ¿Cómo surgió esa idea?
—Queríamos que la gente que comprara Grimmest Hits lo confundiera con un disco de grandes éxitos. Pero para tener un greatest hits, necesitás dos cosas: tener éxitos y que sean grandes. Nosotros no tenemos ninguno de los dos (se ríe). Pero eso no nos importa porque las canciones son buenas y tenemos la esperanza de que sean bien sombrías, y que no se conviertan en hits (se ríe).
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—Zakk, ya estuviste en Montevideo en 2015, pero en formato solista. Esta será la primera vez que Black Label Society llegue a Uruguay. ¿Qué podremos esperar de ese recital ?
—Van a ver mucho baile, muchos disfraces al estilo de Diana Ross y mucha cocina, porque nos encanta cocinar sobre el escenario. Sin dudas, va ser mucho mejor que la primera vez que estuve allá. No lo van a olvidar.
Tres grandes discos
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Este gran disco de Ozzy Osbourne marca el inicio de una larga historia de coautorías con Zakk Wylde. Entre ellas, las explosivas "Miracle Man", "Crazy Babies" y "Demon Alcohol".
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En el álbum debut de Black Label Society se mezclan las influencias del heavy metal, el hard rock y el rock sureño. En este disco se puede ver el talento de Wylde para crear enérgicos riffs y grandes solos.
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En su segundo disco solista, Wylde deja de lado los pedales y la distorsión para grabar un excelente álbum construido sobre un sonido relajado que incluye varias guitarras acústicas.