En abril, cuando su segundo disco solista estaba a punto de salir al mundo y ella había venido en plan fugaz a Montevideo para participar del Cosquín Rock en la Rural del festival Prado, Zoe Gotusso le dijo a El País que no le da miedo esperar, que no hace música para andar corriendo: que hay algo atractivo en el fuego lento, en tomarse el tiempo para cocinarlo todo.

Su reflexión venía al caso porque su nuevo trabajo estaba pronto hacía un buen tiempo, pero cuando se acercaba la fecha de lanzarlo, Zoe entendió que necesitaba un respiro. “Estaba triste, cansada”, dijo sin pretender esconderse.

No sabía, cuando visitó Uruguay y recibió a algunos periodistas en los estudios de No Te Va Gustar (la banda con la que recientemente lanzó "Me cansé"), para compartir un puñado de canciones y contar algunas historias, que todo iba a detenerse una vez más: Cursi, que iba a lanzar en mayo (e iba a llamarse Superpoder), terminó publicándose el 25 de octubre. Otra vez, Zoe no se aterró: los tiempos de la ex Salvapantallas que este año le abrió a Paul McCartney en Córdoba, su ciudad natal, tienen un ritmo propio y de eso se empapa su música, cargada de la calidez del arrullo, un abrazo familiar.

“Me pasó lo mismo con Mi primer día triste y no me da miedo; Mi primer día triste me lo guardé un año, no corrí para sacarlo, y yo las canciones las compongo en uno o dos años, la producción me lleva otro año, o sea: no me da miedo el fuego lento, siento que se pone mejor”, dijo a El País en aquella visita. “Para mí este disco es como una botella que quiero soltar al mar hace mucho. Lo quiero, me gusta, lo abrazo, me abrazo, lo abrazo a Cachorro (López)”, dijo del productor detrás de Cursi.

“Hay muchos amigos que me dicen: ‘no sé cómo hacés para bancarte la distancia’. Pero cuando creaste algo, no lo podés juzgar. Tengo como una ética o moral o algo desde el corazón que, cosa que creé, cosa que abrazo, porque lo hice desde un lugar genuino, y eso es atemporal”, dijo.

Un ejemplo: en el último Cosquín, Zoe no incluyó en el repertorio a “Monoambiente en Capital”, una de sus tres canciones más escuchadas junto con “Ganas” y “Un bossa +”. Invocó como aperitivo el único pedacito que hoy le gusta, ese de “quiero ser tu amor”, porque el vínculo con las canciones es como el vínculo con los amigos, dijo: más cercano, más distante, por temporadas, pero siempre listo para el regreso.

En 2020, Zoe lanzó Mi primer día triste, la ópera prima que grabó en Montevideo, produjo Juan Campodónico y estuvo teñida de influencias uruguayas. Para este segundo proyecto, se embarcó casi que en un juego de seducción con Cachorro López, una referencia en la producción latinoamericana y un pedazo de Los Abuelos de la Nada. López le dijo que no le interesaba embarcarse en un álbum, que mejor trabajaran algunas canciones, pero Zoe se desafió: fue al estudio, le mostró decenas de temas en vivo y casi que al instante, él le preguntó si podía grabarla. Cuando la sesión terminó, estaba claro que de ahí saldría un disco.

El proceso que terminó en Cursi, que coprodujo Diego Mema, pasó por varios estados, entre el frenesí y la pausa. “Creo que cuando uno hace un disco, da, y cuando lo saca, recibe. Yo había ido al estudio con todo lo que había recibido, que fue una carrera muy ascendente para mí, la concreción de muchos sueños. Llegué con mucha seguridad”, dice, antes de confesar cómo eso se fue desarmando.

Así, Cursi es una oda a los superpoderes mundanos, a las pequeñas cosas que nos rescatan día a día, a aquellas cosas que nos sostienen.

¿La vulnerabilidad que necesitó para sacar una canción como “Lara”, dedicada a su expareja (la cantante Lara91k), también es un superpoder?

“De hecho, diría que la vulnerabilidad es el camino a la fuerza, es como el superpoder top”, dice. “En ‘Lara’ estoy desnuda, y no significa que hoy esté ahí emocionalmente, pero siento que es una deuda que tengo con ella, una manera de entregarme como quizás no pude en ese momento. Creo que es lindo cuando alguien se la banca”.

Pero Cursi, que incluye un par de versiones de “Como uma onda” de Lulu Santos, “Only You” de Los Plateros —acá con aporte de Calamaro— y “Voy a olvidarme de mí” de Carlos Vives, también es un cofre de regalos: hay obsequios a su abuela (“Superpoder”), a los amigos, y una versión de “Pensando em Voce” a dúo con Paulinho Moska que es una ofrenda a su madre. “El día en que se la mandé, ya hice un check”, dice.

¿Qué canciones son para ella un regalo, qué escucha y siente que la vida le ofrendó? Zoe no necesita pensarlo: “La canción de Drexler, ‘Sanar’, fue un regalo, y en mi primer descorazonada me ayudó mucho. La canción de Paulinho, ‘Pensando em Voce’, me entró desde que soy chica. La voz de Mercedes Sosa fue un regalo para mí. El experimento en la música de Cerati fue un regalo para mí. Y aunque no es una canción, el coraje de mi madre fue un regalo para mí”.

Foto: Pali Méndez