Redacción El País.
Ignacio Álvarez dedicó gran parte de su último programa Santo y seña a abordar el caso Penadés, y a responder las denuncias que ha recibido de parte de Romina Celeste y de la fiscal Alicia Ghione. El periodista comenzó con un extenso editorial en el que negó las acusaciones: "Yo no tengo nada para esconder; yo no cometí delitos", dijo.

Acto seguido desarrolló con audios y capturas su defensa, bajo el argumento de que se trata, en el caso de Romina Celeste, de una respuesta al "dolor" porque fue Álvarez quien aseguró que la denunciante había participado en el falsificado de un chat que comprometía a Sebastián Mauvezin, el presunto recolector de menores para Gustavo Penadés. Celeste lo acusa de "violencia psicológica".

En el caso de Alicia Ghione, Álvarez asegura tener pruebas de errores cometidos en su investigación. "Va a ser apartada del caso Penadés. No debería ocurrir otra cosa. Porque le erró y le erró feo", dijo y añadió que habría sobrepasado los limites en el relacionamiento con las víctimas. La letrada presentó una denuncia por "extorsión" en contra del periodista.

Pero más allá de los descargos, el programa se vio interrumpido por una tanda no prevista. La razón: una amenaza de bomba que llegó a Canal 4. Eso activó el protocolo de evacuación, pero Ignacio Álvarez se negó en principio a dejar el aire, descreyendo de la advertencia.

"Me dicen por acá (el intercomunicador conocido como cucaracha) que hay una amenaza de bomba y tenemos que ir a tanda. No nos vamos nada", dijo.

"Esto es un chiste, una broma... no hay ninguna bomba, pero mirá adónde está llegando la desesperación", añadió más adelante. Pero minutos después y ante reiterados pedidos, accedió a hacer una tanda.

Luego de que personal de Bomberos revisara los estudios de Canal 4, se descartó la presencia de artefacto alguno.