Bautista Mascia ganó "Gran Hermano", pero cree que lo mejor está por venir: radiografía de un uruguayo campeón

A semanas de haber ganado "Gran Hermano Argentina", Bautista Mascia volvió a Uruguay, se encontró con la masividad y confirmó que, aunque algo cambió, él sigue siendo el mismo. De eso y el futuro con la música, esta charla con El País.

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Bautista Mascia
Bautista Mascia, cantante uruguayo, ganador del reality show "Gran Hermano Argentina".
Foto: Leonardo Mainé / Archivo El País

Doce días después de haber ganado Gran Hermano Argentina y de haber salido de la casa en la que estuvo encerrado casi siete meses, Bautista Mascia volvió a Uruguay. El viernes 19, decenas de fanáticas le hicieron frente al frío que azotaba Montevideo y lo recibieron en Kibón, le hicieron regalos, lo abrazaron, cantaron, gritaron por él. En las siguientes horas dio entrevistas, participó de acciones comerciales, se reencontró con su familia, fue a un shopping, a un boliche. En cada sitio que pisó, el frenesí fue parecido, ese tipo de ebullición infantil que genera el estar cerca de una celebridad. El lunes, tras la vorágine, me dijo: “Yo me fui de acá con el país de una manera, y cuando vuelvo es otra cosa. Es raro encontrarte con la masividad. Pero yo soy el mismo”.

Ser el mismo es ser este: un muchacho largo, de andar suelto, los ojos como un pedazo de mar, que cada instante que puede lo dedica a abrazar a Denisse González, su novia, a quien conoció en el reality y que se ha vuelto su incondicional (él está viviendo en su casa en Buenos Aires, ella lo acompañó a cada uno de sus compromisos montevideanos), un sostén pero también una forma de estar a tierra. No es fácil pasar por Gran Hermano, dice Bautista. No se parece a nada. Denisse lo sabe, lo vivió en carne propia. Con ella, da la sensación, todo es un poco más liviano.

De repente pasa esto. La vida de un rugbier que después se volvió músico está colada en la vida de un montón de personas a las que Bautista Mascia nunca vio, pero que han encontrado en él a una especie de amigo, de referente, de compañía, a un objeto de entretenimiento y, en el mejor de los casos, a un buen embajador. Mascia, cantante y emprendedor, destaca eso.

Más que la fama, dice, le importa saber que hizo las cosas bien.

“Más allá de que te regalen cosas, lo que más me llena es el cariño de la gente, la aceptación del uruguayo en general”, dice en charla con El País. “Que me digan que se sintieron bien representados en el reality, eso para mí ya es un gran premio. No voy a hablar por todos porque no hice una encuesta en todo el Uruguay, pero mucha gente me hizo llegar ese cariño, y nada. Yo con eso ya estoy muy contento”.

Denisse Gonzalez y Bautista Mascia
Denisse González y Bautista Mascia en su visita a Uruguay.
Foto: Leonardo Mainé / El País

El temple de Mascia, una mesura típicamente uruguaya, es probablemente uno de los componentes que lo llevó a ganar Gran Hermano en suelo argentino (que es el suelo de su papá). Al margen de los grandes conflictos, entabló relaciones amables y nunca se convirtió en el objetivo de Juliana Scaglione, Furia, una depredadora que, mediante su fandom, logró deshacerse de cuanto oponente se le antojó. Bautista no llamó tanto su atención.

En los siete meses de estadía, una sola vez habló con la psicóloga que es parte del reality. Le dijo: “‘No quiero que el juego me transforme en algo o que me haga hacer cosas que no soy’. Porque hay un momento ahí adentro en que si vos no pisás, te pisan, porque es realmente jodido. Y me planté en un lugar de decir: prefiero quedar como un boludo a ser medio hijo de puta ahí adentro. No me daba miedo”.

Esa tranquilidad, ese perfil bajo a lo charrúa, él lo reconoce y reivindica desde aquel casting en Buenos Aires en el que la producción tenía que “pinchar” al potencial participante para ver cómo reaccionaba ante una situación de pelea o de tensión, el condimento más básico y obligatorio de competencias de este tipo. “¿Vos sos siempre así?”, lo interrogaron. Bautista se respaldó en su esencia.

Los uruguayos, dice, somos más tranquilos que los del resto de los países.

El sueño de hacer música y la esencia de Bautista

Bautista Mascia entró a Gran Hermano para construir una audiencia. Necesitaba una plataforma, algo que hiciera que su música, su verdadera pasión, llegara más allá. En el camino hizo al menos seis castings. Cuando fue a uno de ellos, aprovechó el paso por Buenos Aires para grabar una canción, “Ya no me duele”, una visita por la cumbia que curtió con Toco Para Vos y de la que, como solista, se distanció para transitar el pop. Pensó que si al final no quedaba en el juego, al menos tenía algo que traerse a casa.

Quiso lanzar el tema antes del comienzo del programa, pero no pudo. Fue el último participante en entrar, el 12 de diciembre de 2023. Su canción salió dos días más tarde; hoy acumula unos 15 millones de reproducciones en Spotify y otros 16 millones en YouTube, donde el comentario con más likes dice: “Largaba tema desde la casa de GH, jajajaj rey del marketing”.

Bautista se ríe. Fue una buena jugada, piensa, y en simultáneo proyecta el futuro. Al momento de esta entrevista contaba las horas para volver a meterse a un estudio. Pronto anunciará un recital en Argentina y otro en Uruguay. No quiere perder el tiempo: en su paso por Montevideo ya vivió cómo se siente que una pequeña multitud cante sus canciones a viva voz. Ese es el premio: “Lo otro es la frutilla del postre”.

Del futuro se sabe, además, que la casa que ganó en Gran Hermano se la donará a una causa social que apoya el vicecampeón Emmanuel Vich (un hogar para personas queer expulsadas de sus familias), y que tendrá presencia en el inminente programa de streaming Los Bro, que harán sus amigos Nicolás Grosman, Martín Ku y Lisandro Navarro en el canal República Z. Según Licha, Bauti estará tanto como le sea posible.

El viernes, en un mensaje enviado en sus canales de difusión vía redes sociales, Bautista celebró haber dormido siete horas por primera vez en ocho meses. A El País dice: “No sé si es la cuestión de relacionarme con la gente, pero todo el combo es cansador. Yo salí hace dos semanas de la casa y desde que salí no he parado. Es como una rosca constante”.

¿A qué se parece Gran Hermano, con qué puede compararlo? “A nada, no sé”, dice. “Es inimaginable, es una cosa rarísima. Quizá en algún aspecto a la pandemia, con el tema del aislamiento y estar siempre en el mismo lugar, pero no, a nada. Es una cosa muy loca, es como una caja de cristal”.

De a poco, Bautista rompe esas paredes. Celebra la aceptación por encima de la fama, sabe que hay algo de todo esto que es efímero pero está convencido de que habrá gente que se quedará para siempre y que estará ahí, bancando cada parada que venga. “Creo que es muy importante tener los pies sobre la tierra”, dice.

Bautista Mascia
Bautista Mascia, ganador de "Gran Hermano Argentina 2024".
Foto: Leonardo Mainé / El País

Cuando piensa en por qué su vida es un constante arriesgarse y salir triunfal (le pasó en el rugby, con el que llegó a jugar un Mundial; le pasó con Toco Para Vos y le ocurrió en GH), dice que “hay mucho de perseverancia” y “mucho trabajo”. “Después pasan un montón de cosas, otros factores, llamale suerte, atracción, no sé. Pero siempre me gustó ir por las cosas que a mí me mueven. Tiendo a ser muy positivo en cuanto a lo que puede llegar a venir. Me cuesta creer que lo mejor de la vida ya paso. No me gusta ver la vida con nostalgia. Aunque haya momentos en que no tengas esa certeza y tengas momentos de incertidumbre, va a venir algo mejor. Y cuando la suerte llegue, que te encuentre trabajando ¿viste? Estando ahí, buscando”.

Sobre quién es hoy, en medio de todo este ruido, Bautista Mascia no tiene dudas. “Soy el mismo tipo inquieto, que le gusta tirarse el agua en muchas cosas, arriesgado, optimista, también jodón. Soy el mismo, y las cosas que van pasando te dan la derecha de decir: aceptate como sos. Confiá en vos”.

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