Canosa: el papel que rechazó, por qué pidió no cruzarse con Lacalle Pou en un evento y sus planes en Uruguay

La periodista argentina participó del ciclo "Miradas" en el Piso 22 y charló en exclusiva con El País: repasó su carrera, adelantó proyectos, habló de su veta espiritual, desmintió romances y dijo que no descarta meterse en política.

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Habla sin tapujos y con una convicción seductora. Y aunque la agotan las sesiones de fotos apenas se prende la cámara de video para registrar su charla con El País, se siente en su salsa. Viviana Canosaentiende el show, no esquiva preguntas y regala una batería de titulares.

La excusa para charlar con El País, es que el martes estuvo en Montevideo para participar de "Miradas", un ciclo de charlas que organizan el Piso 40 y el Piso 22 del World Tarde Center. Y dice que lo disfrutó.

Este año se quedó sin sus dos trabajos de un día para el otro (en LN+ y El Observador 107.9) por meterse con el poder, asegura, y “decir verdades” incómodas. Su primera reacción fue “si no voy a poder decir lo que quiero, está bien” pero a eso le siguió un sube y baja de emociones.

“Me dio bronca sentir que a mucha gente no le gusta escuchar la verdad y para otros no es negocio. Tuve una especie de crisis, ‘entonces ¿por dónde es?’”, cuenta. “Después llegó la calma, y estoy convencida de lo que hice y lo seguiría haciendo, tal vez de otra manera, por mi propia salud mental”.

Hacía siete años que todo era trabajo y dormía tres horas por día. Hoy, dice, vive una etapa de transición e introspección.

Aún sin trabajo, tiene el no fácil si el proyecto no la “enamora, calienta o seduce”.

Le dijo que no, por ejemplo, al director Daniel Burman cuando la llamó para participar de una serie para Netflix con Leonardo Sbaraglia. Iba a hacer de una periodista, se rodaba en Montevideo y le parecía genial, pero “un poco arrugué”, confiesa.

Dejó en stand by un oferta para hacer stand up que le hizo Guillermo Marín: “Yo, parada en un escenario sola, hablándole a la gente me da mucho vértigo”, justifica.

Y rechazó a los políticos que la tentaron a sumarse a sus filas por miedo a no rodearse de buena gente. No descarta ese plan: “Algún día me gustaría, el tema es con quiénes y de qué manera. Me imagino juntándonos personas en las que confiemos y tengamos mismos intereses e ideales”.

Viviana Canosa en entrevista con Carolina García, durante el ciclo "Miradas", en el Piso 22.
Viviana Canosa en entrevista con Carolina García, durante el ciclo "Miradas", en el Piso 22.
Foto: Leonardo Mainé

Opina que la crítica al gobierno de turno es sana para la democracia, y no se casa con ninguno: “Este gobierno está complicado con la libertad de expresión”. Se queja de que los comunicadores que decían que “con el kirchnerismo no se puede”, ahora hacen la vista gorda: “Eso me decepciona un montón pero confío en la capacidad de la gente para sacar sus propias conclusiones”.

Se hace cargo de sus dichos, aunque le hayan costado los dos trabajos: “Ya vendrán tiempos mejores para poder trabajar con libertad”, dice convencida de que tomarse un tiempo fue lo más sano.

En todo caso, el periodismo político es donde hoy se siente más cómoda. “Me gusta editorializar, entrevistar, polemizar, ser incorrecta. Me ofrecieron hace poco hacer un programa de entretenimientos y dije, ‘ni a palos’. No me veo”, asegura.

A Uruguay recurrió muchas veces y por distintos motivos; vino, por ejemplo, a hacer retiros espirituales con Alejandro Corchs, en Rocha. “Que ahora me ofrezcan trabajar me hace mucho bien al alma”, dice.

En los últimos años tuvo varias conversaciones para hacer televisión de este lado del río (la última fue hace poco, con un “canal muy conocido” que no menciona) pero no terminó de cerrar. “Un programa de entrevistas en Uruguay me encantaría. Lo tengo en la cabeza, pero no sería de política”. De política en Uruguay, dice, tienen que hablar los uruguayos.

Chisme presidencial

Está soltera (aunque con ganas de enamorarse) y le han inventado varios romances, entre ellos con los uruguayos Carlitos Páez Vilaró (”es un amigo, no podía creer lo que decían”, comenta entre risas) y Luis Lacalle Pou.

“Tienen un gran presidente pero no tengo nada que ver. La gente en la calle me dice, cásese con Luis. El otro día mi hija me preguntó, ‘¿quién es Luis?’ Yo digo, ‘¿cómo le explico?’ Es raro porque la gente me dice, ‘qué linda pareja’. Están alucinando porque lo desmentí y lo desmentí. Y no porque me hago la interesante, porque es mentira”, afirma.

El chisme del affaire entre Viviana Canosa y Luis Lacalle Pou empezó a circular en pandemia, cuando aún no se habían visto nunca en persona. Fue a partir de una entrevista por Zoom donde ella reconoce haberlo piropeado.

La entrevista pretendía comparar el manejo de la pandemia por Alberto Fernández y por Lacalle Pou, y según la periodista, no había mucho que pensar: “Acá el presidente daba libertad, la gente se podía ganar el mango. Como allá no nos pasaba, yo trataba de mostrar eso. Se ve que se me fue la mano, lo reconozco, pero de ahí a un romance es un montón”.

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Viviana Canosa y Luis Lacalle Herrera.

Desde esa vez, no volvieron a tener contacto, salvo este verano, que coincidieron en un evento a beneficio organizado por Fendi Chateau, en Punta del Este, y en el que ella pidió que no los cruzaran.

“Fue para no tener a todos los fotógrafos encima, aparte hablaba el presidente y me enfocaban a mí. Yo decía, ‘¿qué cara pongo: de amor, que me interesa lo que dice, qué impresionante este tipo?’ Era una locura, yo con un escote tremendo, de vacaciones. Soy una mujer soltera, no tengo nada que ocultar, pero tampoco voy a decir una cosa que no es.”

Esa noche sí se cruzó con los padres del presidente (Luis Lacalle Herrera y Julia Pou) y hubo saludo. “De repente salí y era, se fue cada uno en un auto a José Ignacio. Si me tengo que ir a José Ignacio para tener sexo, no voy. No me tengo que ocultar, soy una mujer libre”, expresa.

Conoce este negocio y se divierte con los rumores (dijeron también que se vieron en la casa de un amigo en común): “Ya el romance viene muy inflado, entonces me da vergüenza cruzármelo. Con sus padres tuve la mejor. Lo respeto, me parece genial pero estoy soltera”, afirma.

Entre la espiritualidad y la crítica

La periodista y comunicadora Viviana Canosa.
La periodista y comunicadora Viviana Canosa.
Foto: Leonardo Mainé

De niña jugaba a ser periodista, pero como dibujaba bien y se aburría en el colegio y quería ganar su plata, en tercero de liceo se anotó en diseño de modas con Paco Jamandreu. Arrancó como recepcionista en una tienda de Dior, y una tarde lluviosa encontró su vocación.

Teté Coustarot estaba varada en Córdoba y alguien tenía que presentar el desfile de Dior: todos miraron a Canosa. Se subió al escenario sin estar convencida y no la podían bajar. Al día siguiente, se anotó en Comunicación. Y fue un camino de ida.

Muchos la recuerdan por aquella etapa como “chimentera”, que duró menos de lo que la gente piensa (un par de años) y de la que no reniega: “Estoy muy orgullosa de todo lo que hice, porque además me hice sola. Tuve tropezones, éxitos, fracasos, pero todo eso me convirtió en la mujer que soy hoy”, asegura.

Hace una década, la maternidad le voló la cabeza: se replanteó la vida y se alejó de los medios por seis años. Hasta que se tomó un café con el empresario Daniel Hadad (el dueño de Infobae) y le confesó: “Quiero hacer periodismo político”. “Vení a verme en un mes”, le respondió. “En un mes estaba haciendo Hombres y mujeres del poder, por Infobae, y a partir de ahí, despegué”, cuenta.

Fue a escuela de monjas, y la religión la conmueve. Reza diariamente y encuentra en la espiritualidad el equilibrio que necesita. En pandemia estudió tanatología, una disciplina que se enfoca en el proceso de morir y el duelo. Le sirvió para superar una crisis existencial y para su propio miedo a la muerte.

Pero también acompañó a muchas personas en su lecho de muerte de forma honoraria y sin decir nada: “Salía del canal y lo hacía medio a escondidas. Era algo muy mío, y a la vez, mientras ayudaba, me ayudaba. Me generó algo muy profundo”, comenta. Tiene una veta altruista y entre sus planes está crear un comedor.

—Has hecho un montón de cosas pero en la charla “Miradas” decías que lo mejor de la vida todavía no llegó…
—Mi hija es lo más importante y lo será por siempre pero hace mucho tiempo que no me enamoro, que estoy sola. Estoy buscando otras aristas en mi profesión, armando charlas. Van apareciendo cosas que van sacando a una Viviana más parecida a lo que soy como mujer, madre, hija, hermana. Y tal vez hasta la empresaria, de promover mis propias cosas. Es un proceso y no me gusta apurar nada. Hoy pasó algo muy mágico acá y me llevo mucho para pensar y evaluar. Uruguay es hermoso, así que creo que voy a venir muy seguido.

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