ENTREVISTA
La comunicadora charló con El País de su salida del periodístico matutino de Canal 4, habla del descanso en estos días y sus planes a futuro
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El pasado viernes Claudia García se despidió del ciclo Buen día de Canal 4, luego de dos años de intensa actividad y jornadas que comenzaban a las cuatro de la madrugada, ya que la comunicadora vive en Maldonado y viajaba todos los días a Montevideo para el programa.
Por eso, estos días han sido de descanso y de despertarse sin alarma. "Dormí bastante esta semana para recuperar las madrugadas de Buen día, porque era muy demandante. No dormía la cantidad ideal de horas, así que ahora estoy durmiendo bastante", dice la comunicadora en charla telefónica con El País.
Acerca de sus vacaciones, comenta: "Me voy a quedar por acá, no tenemos nada definido. Capaz que hacemos algún viaje, pero sobre todo es descansar e ir a la playa. Vivo en el este y hay un montón de posibilidades para disfrutar y descansar. Sinceramente son días sin planes, porque eso es el descanso, no ponerse planes, sino salís de una agenda para meterte en otra".
García asegura que se va del programa con una repercusión positiva en el público, un reconocimiento al trabajo y a lo que construyeron en estos años al aire. "Buen día es un buen producto, logramos llegarle a las personas, fidelizamos un público en las mañanas y eso está buenísimo, y lo que construimos lo hicimos como equipo. Siempre se trabajó así, en equipo, y cada una de las personas que está en esa mesa tiene su perfil, su espacio y genera empatía con la gente. Ese es un valor intangible fenomenal y desde ese punto de vista el programa va a funcionar bien”, resume García.
Sobre su decisión y esta despedida, su carrera, el futuro y el proyecto que la llevaría de vuelta a Canal 4, la ex informativista conversó con El País en la primera semana del año.
—En Buen día se había formado un buen plantel. ¿Cómo te sentiste trabajando en equipo?
—Me gusta trabajar en equipo y fue muy gratificante poder demostrar que efectivamente podemos trabajar así, más allá de los egos que tiene la televisión. Uno como capitán tiene que liderar en el equilibrio y tratar de que todos se sientan a gusto, y siento que eso fue lo que pasó con el programa. Y esa química que se expresa es la que le gusta al público.
—Tuviste un lindo cierre del ciclo y te pudiste despedir del público. ¿Cómo se vivió ese último día?
—Bien, me parece que hay que humanizar la comunicación. La calidez va con el profesionalismo, la humanidad, el ser buena gente con tus compañeros, y cuando se suman esas cosas se generan productos potentes. Claro que los contenidos siempre tienen que ser la prioridad, porque estás trabajando para llevarle un planteo de comunicación al espectador y tratando de acompañar la actualidad, interpretándola para poder expresarla de forma equilibrada. Eso fue algo que me preocupaba todos los días como líder de ese equipo. Que se pudieran escuchar todas las voces no es para conformar a todo el mundo: es sentir que es lo que hay que hacer. Hay que mirar para un lado y para el otro, contrastar e interpretar toda esa información que a veces es hasta por demás y llega confusa por la tecnología.
—¿Sabías del video que te habían preparado para esa despedida, con distintos momentos de estos dos años?
—No sabía nada. Le había pedido a la producción unos minutos al final para contarle a la gente por qué me iba y despedirme, pero mientras hablaba me apuraban y no entendía el motivo; era por la sorpresa. Estuvo buenísimo, así que estoy más que agradecida por los compañeros.
—¿Te costó tomar la decisión de dejar Buen día?
—Fue una decisión muy meditada. Estos dos años fueron una experiencia muy gratificante desde el punto de vista profesional y humano gracias al equipo de gente con la que me encontré para laburar, haciendo el programa que quería hacer. Estoy agradecida a mis compañeros, a las autoridades del canal y al público que es maravilloso. La decisión la tomé en función de mis necesidades cotidianas en este momento: descansar un poco mejor, y también entender que no iba a poder sostener otro año más el mismo horario. Había que escoger un momento para cerrar el ciclo y me pareció que el mejor momento era al finalizar el año. Fue eso, estuvo meditado y hablado con autoridades y la gente que produce el programa. No tengo arrepentimientos porque cierro un ciclo para iniciar otros en la comunicación.
Una pausa para volver con nuevo ciclo este año
En su despedida de Buen día, el pasado 31 de diciembre, Claudia García dijo que no se aleja del canal ni de la comunicación. “Quiero mucho a mi trabajo y es lo único que sé hacer”, comentó e incluso bromeó con que podría conducir un ciclo llamado Buenas noches.
Las autoridades del canal confirmaron a El País que la comunicadora no se alejará de la pantalla, y dijeron que tienen planes para que conduzca un nuevo programa que podría estrenarse en los próximos meses.
Al respecto, García manifestó a El País: “Están las ganas de hacer algo este año en el canal. Esa es la idea de las autoridades y eso será algo que tendremos que conversar en su momento. Por ahora estoy de vacaciones”.
—Esta etapa te permitió mostrarte de manera más descontracturada en relación a tus años en el informativo.
—Estuvo bueno probar otro formato y salir de la estructura de un noticiero que a la larga es un informativo y no te permite ciertas cosas. Estuvo buenísimo volver a este formato.
—¿Te cuesta decirle que no a los proyectos?
—Cada cosa que me ofrecen la pienso en función de si puedo y si es lo que tengo ganas de hacer. En ese sentido, por suerte, pude elegir, como pude elegir el proyecto de Buen día, como pude elegir en su momento quedarme un año sabático cuando mi salida de Telemundo. Tuve siempre la posibilidad de hacer tiempos de espera, que sé que no es el común de las personas, sobre todo en este medio que es tan dinámico. A veces terminás volviendo al trabajo porque tenés responsabilidades y no tenés un colchón de ahorros.
—¿Disfrutás de esos momentos de pausa?
—Sí, me gustan mucho estos momentos porque no solo son de descanso, son de crecimiento y reflexión y de ver para dónde quiero seguir. Sobre todo en esta etapa de la vida; estoy por cumplir 54 años y los que me queden de vida son para tratar de vivir lo mejor que pueda en consonancia con lo que siento y deseo. Eso, lo tengo claro, es un privilegio, porque hay gente que ni siquiera puede pensar en eso porque tiene otra vorágine y cotidianidad que los ponen en otro lugar. Pero desde ese punto de vista, es disfrutar de hacer otras cosas que por el trabajo uno las resigna. Igualmente uno tiene que adaptarse a los cambios y este es un cambio que elegí. Me parece que hay que desdramatizar, y uno tiene que ser agradecido de tener trabajo y poder escoger cuándo uno toma o suelta. Eso está bueno.
—¿Desde cuándo tenés esa filosofía de vida?
—Soy así, va en la manera de ser de cada uno. He tomado las decisiones, siempre que pude, en función de lo que me pareció que podía ser bueno o malo para mí. Igual soy como todos, tengo mis buenos y malos días. Soy de la idea de que cada uno construye su realidad; no es cuestión de suerte.
—Parece que los uruguayos somos de apoyarnos en la suerte para lo bueno y lo malo que nos pasa.
—Sí, pero no es suerte, es laburo. Tampoco me gusta eso del sacrificio como sinónimo de triunfo, de conquista, eso que viene heredado de nuestros ancestros y generaciones para atrás. No creo que haya que medir con esa vara el sacrificio. Soy de la postura de que uno se compromete con un proyecto y va a esa meta, cueste lo que cueste. Y hay días que son mejores que otros. También hay momentos en que te dan ganas de tirar todo al diablo, pero después te levantás y seguís.
—Has trabajado mucho como para poder tomarte un descanso.
—Yo me rompí el alma trabajando toda la vida. Desde que tengo 18 años y dije que quería ser comunicadora, periodista, estudié para eso, empecé y nunca más paré. Tuve etapas de trabajar muchísimo, de sacrificios, de dormir poco, de tener varios trabajos a la vez, y momentos complicados donde no tuve laburo y pasé problemas económicos, como todo el mundo.
El poder elegir cuándo entrar y salir de los proyectos lo vivo como un premio a todo mi laburo de los últimos 30 años. Fueron años de trabajo, de caerse y volverse a levantar con equivocaciones en el medio, situaciones más felices y otras no tanto. Hoy me veo y me gusta lo que construí, y eso es por el trabajo de todos los días durante tantos años y en tantos lugares. Pasé por todos los canales de televisión, un montón de radios y cada medio me enseñó y aprendí de todos los colegas con los que trabajé.