Si de niño alguien le hubiera vaticinado a Rafa Coteloque su pasaporte iba a estar lleno de sellos, como pasa hoy, su respuesta hubiese sido que estaba loco de remate. Mantuvo hasta la adultez la ilusión de concretar anhelos inalcanzables, como jugar en Cerro (el club de sus amores) o salir en Falta y Resto, pero ni en su mejor sueño imaginó que iba a cantar con una murga en otro país (como pasó con Agarrate Catalina), que iba a ser íntimo de los ídolos del fútbol, y menos aún que iba a grabar programas en sus casas.
Ese joven estudiante de Historia que andaba de morral e iba lleno de utopías no creyó que iba a perdurar en radio y TV (hace 15 años va a terapia para sobrellevar ese temor a que todo se esfume) y mucho menos que iba a gerenciar un multimedio (Grupo Magnolio) y encima con dos amigos (Iñaki Abadie y Jorge Piñeyrúa). Cada tanto se pellizca y sobre todo, agradece:
"Estoy contentazo con lo que me pasó, pretender más y mejor que esto sería de una ambición desubicada", asegura a El País. Eso sí, pide que lo que venga sea siempre rodeado de amigos.
Está en La mesa de los galanes (Del Sol), Sonríe (Canal 10), conduce Por la camiseta (Canal 10) y el 18 de julio estrenó Uruguayos en el mundo, también por Saeta. Se trata de un formato internacional que rescata historias de compatriotas que debieron emigrar, y desde la producción, cuenta, se propusieron "evitar los golpes bajos", aunque lo emotivo siempre está, porque es gente "con el corazón partido".
"Intentamos evitarlo porque queremos hacer un programa un poquito más luminoso que triste, pero a veces es inevitable porque los invitados se quiebran", comenta sobre este ciclo que también lo llevó por varios aeropuertos.
-¿Cuál fue tu primer viaje en avión?
-A Venezuela. La familia de mi primera esposa se fue a vivir allá en 2002 y los fuimos a visitar. Me acuerdo clarito que después vinieron a casas los gurises de la Catalina para que les contara cómo había sido la experiencia, porque salvo Yamandú (Cardozo), ninguno se había subido a un avión. A los tres años estábamos cantando con los mismos gurises del Cerro en París. Es muy loca la vida. Cualquier cosa que me pasó superó ampliamente cualquiera de mis sueños.
- Tu último destino fue a la Copa América: sos muy amigo de Luis Suárez y el partido contra Canadá sonó a despedida, ¿hablaste con él después de eso?
-Hablé con él varias veces, nunca sobre eso. Algo que he intentado hacer con Luis durante toda su carrera y los años que me ha regalado su amistad, es no confundir esa relación con algún beneficio que yo pueda sacar de eso por mi profesión (lo saco entrevistándolo o si me invita a jugar un pádel con Messi). Ni siquiera le pregunto dónde va a jugar o si se retira, y cuando él me va a contar, le digo: 'Prefiero no saber, o por qué no le contás esto a otro'. Lo he hecho con periodistas amigos de la radio: 'Luis te va a contar algo'.
-¿Qué tan fluida es la relación? ¿Comparten vacaciones o reuniones familiares?
-Cuando está en Uruguay le gusta reunir a la familia y amigos, y hacer fiestas divertidas. He participado mucho, incluso con mi familia. En los últimos años lo fui a visitar muchas más veces sin cámaras que con cámaras. Él cayó el año pasado de sorpresa en mi casa: yo estaba con la rodilla rota, medio tirado, vino por dos días a Montevideo, salí del baño y estaba sentado ahí con Sofía (Balbi). No dejo de deslumbrarme con él o (Diego) Godín, pero está bueno conocer a la persona, más allá del ídolo. Y puedo decir que son mucho mejores personas que los ídolos que queremos, y eso es pila.
-Has tenido chance de intercambiar con Lionel Messi gracias a tu vínculo con Suárez, ¿no?
-Algún asado y tomar una. Increíblemente buena onda. Hace poco hicimos un asado, jugamos al pádel y al otro día me dicen, 'practican los gurises (sus hijos juegan juntos en el Inter Miami infantil) mañana a las 11:00, ¿vamos?' Fuimos, nos sentamos en la tribuna y tomamos mate toda la mañana juntos, viendo a los gurises y comiendo galletitas. Alucinante.
- "Palito Pereira" se enojó contigoporque lo calificaron de "nochero" en Por la camiseta, ¿hablaste con él después de sus declaraciones?
-Hablé con él antes y después. Lo adoro y creo que cuando dos amigos tienen un cortocircuito lo arreglan entre ellos, entonces prefiero que sea así. Tenemos un asado pendiente y hasta proyectos pendientes que ojalá se den pronto porque lo quiero muchísimo.
-¿Te imaginaste alguna vez gerente de una radio?
-Tan lejos de imaginármelo que ni siquiera ahora me pasa, que lo debería ejercer. Al principio con Iñaki estábamos muy preocupados de qué hacer: ¿me compro una camisa, un saco?, ¿pedimos que golpeen la puerta para entrar? Un muy amigo gerente le dijo a Iñaki que teníamos que ser como somos, porque si algo nos trajo hasta acá es ser así. Ser consciente de la responsabilidad que tenés pero no por eso va a soretear a la gente o cambiar. Y sobre todo acordarte de que venís de 20 años de estar al otro lado del mostrador. Ese ha sido uno de los méritos de Iñaki y el Piñe, que son los que realmente mueven la cuestión: sabés qué precisa un compañero, entonces se escucha, se atiende y, en lo posible, se intenta contemplar. Seguimos siendo los mismos, acá nadie nos respeta y eso está buenísimo.
-El nuevo rol implica un mayor ingreso, ¿pudiste dejar trabajos que padecías, como el stand up?
-Sí, y no tanto por los ingresos, porque no va a cubrir la ambición: esa guita la resignás. Padecía tanto los eventos que en un momento dije, 'puedo prescindir de esto'. Obvio que me vendría notable hacer dos eventos por fin de semana. Si hago los números, empiezo mañana. Pero digo, ¿lo necesito para vivir o es por ambicioso, para ahorrar un mango? O para tener más confort.
-¿Crees que la murga es lo que te sale?
- Es de las cosas que más me gusta hacer, no sé si me sale mejor, me salen mejor los asados. Si me dicen, 'te queda un rato de vida, ¿qué tenés ganas de hacer: cantar con la murga, hacer un programa de radio o de tele?' Déjame irme cantando una retirada de murga, aunque cante muy mal.
-¿Has pedido no cantar ciertas cosas por el lugar en dónde estás?
-No, al contrario. En todo caso es utilicemos el lugar en el que estoy con inteligencia y creatividad. El último año que salí en la Catalina usábamos eso para evidenciar la incomodidad que a mi lugar le generaría decir tales cosas. Sino no salgo.
-Hoy estás en tres programas de TV, ¿en algún momento sentís que tu imagen puede aburrir?
-Todos los días mi vida, es el motivo que me llevó a terapia por primera vez hace 15 años y uno de los motivos por el cual sigo yendo. Con todos los amigos con los que laburamos en el medio sale la charla: '¿Hasta cuándo será esto?, ¿cuánto durará?' Porque aparte es la única certeza que tenés: que en algún momento se termina, porque se le terminó a todos, ¿por qué no te va a pasar?
-¿Te has planteado dejar de salir delante de cámara?
- Sí, de hecho a raíz de este temor y de años de paralización empecé a prepararme para ese momento. Y es un poco lo que hago acá, o en La Guitarrita (productora): tratar de encontrar un valor agregado a mi trabajo por fuera de las cámaras. Hoy estoy mucho más preparado para cumplir una función en esta industria cuando se apague la cámara. He trabajado en producción, en guion, he participado de la cocina de muchos programas. Tengo un recorrido de laburo, de parar la oreja y escuchar cómo se hace, que 10 años atrás no tenía. Mañana se apaga la tele y siento que puedo sumar desde otro lugar.
-¿Cómo te ves de acá a 10 años?
-Más viejo, más gordo, más pelado, con una hija de casi 30 años...
-¿Y abuelo?
-Ojalá que sí. Si hoy me preguntás qué es lo que más te gustaría en tu vida es ser abuelo, porque disfruto muchísimo mi paternidad, es lo que más me gusta en el mundo pero siento que cuando sea abuelo ahí sí voy a ser feliz porque es la paternidad sin culpa.
-
La pregunta de Rafa Cotelo que hizo tentar a Nicolás De la Cruz y a Luis Suárez en plena conferencia celeste
Rafa Cotelo en Europa: graba capítulos de un programa que ya hizo otro conductor de Canal 10
¿Qué le pasó a Rafa Cotelo y cómo va su recuperación a un mes de haber sufrido una seria lesión?
Rafa Cotelo, de vuelta en el carnaval: "Ojalá la murga tuviera en su pulso al electorado"