COLUMNA FARANDULERA

SUSAN SERENDEN iii

¿En qué mitad del mundo están ustedes, en la que vio el documental de Britney Spears y ya leyó todo lo que encontró sobre el tema, o en la que permanece indiferente ante la terrible historia que vive la mejor princesa del pop del mundo?

Yo, obvio, estoy en la primera mitad y el tema me tiene completamente compungida. Estoy a punto de crear un grupo de WhatsApp solo para discutir sobre “it’s Britney bitch” y hacer seguimiento minuto a minuto de su vida en el encierro.

El poder de las redes, chiques. Desde que salió este docu hubo trending topics en Twitter, pedidos de disculpas de Justin Timberlake que se arrepintió de las cosas que dijo hace, ¿qué, 15 años? Y hubo como una revisión de archivo que madre mía, ¿cómo resistir?

Ayer vi en Twitter que estaban destrozando a David Letterman por una entrevista que le hizo a Lindsay Lohan en 2013 y que alguien recuperó y puso otra vez en el tapete.

El video es de un ataque intenso a la pelirroja, todo por sus problemas con el alcohol y sus muchos ingresos a rehabilitación.

Lindsay, reina sin perder la sonrisa, le dice a Letterman que achique un poco, que ella fue a hablar de una peli y él está dale que te dale con un tema serio que no la hace sentir bien. Se le llenan los ojos de lágrimas, le corta un juego y se planta para decirle que no va a seguir así, y Letterman se ríe y sus reidores también.

¡Un límite les pido! Y un cursito de decencia para les que trabajan en medios.