Redacción El País
La música uruguaya está de luto por la muerte de Luis Arismendi, El Chato. Cantor, uno de los grandes de la tropical pero también tanguero, tenía 71 años y se encontraba internado en el Hospital de Clínicas.

Arismendi murió como consecuencia de una larga batalla contra el cáncer, por el que lo habían operado recientemente. Estaba delicado.

Identificado siempre con la bohemia, con la universidad de la calle, el talento del Chato era reconocido en la música popular uruguaya toda. Cantante excepcional y habilidoso guitarrista y bajista, sus mayores éxitos los dejó en el ámbito de la plena y sus alrededores —era confeso salsero y sonero—, pero su raíz estuvo en lo criollo.

Llegó a tocar con Alfredo Zitarrosa, y en los últimos años logró lo que añoraba, convertirse en un cantor de tango con todas las letras. Le habían advertido desde niño que para dedicarse a ese estilo en el que se había criado, tenía que haber vivido cosas. Ya pisando los 70 años entendió que tenía lo suficiente como para entregarse a la milonga y al 2x4.

Este jueves, tras conocerse la noticia de su fallecimiento, colegas de todos los ámbitos lo despidieron con pensar en las redes sociales. "Siempre te voy a recordar con esa voz, talento y energía única", evocó Fata Delgado. Guillermo Lamolle, hombre de murga, expresó: "Si a alguien le cabía la palabra crack, era a él. En lo que hiciera. Cualquier músico uruguayo de verdad en el que piensen le debe, como mínimo, admiración. Un fuera de serie total".

"Un tipo sin igual. Un insustituible", opinó el cantautor Ney Peraza. "Todo su swing y conocimiento profundo de la música se fueron hoy con él".