La banda de cumbia cheta del momento se presentó en el boliche Rodríguez, del puerto de Punta del Este
El gran fenómeno musical del Río de la Plata se coló en una agenda puntaesteña saturada de fiestas de electrónica. A ocho kilómetros de distancia del Punta del Este Summer Festival donde 6.000 personas deliraban con Djs de renombre, unas 300 se amontonaban en Rodríguez, el nuevo boliche en el puerto de Punta del Este. Estaban a la espera de un espectáculo muy distinto. Poco les interesaban las hermanas Nervo o quien fuere, sólo querían presenciar el grupo uruguayo que hizo bailar a una región entera durante 2015 al ritmo del neogénero denominado cumbia cheta: esperaban ser testigos del primer show de Marama en 2016.
Más gente que la habitual daban la pauta de que no era una noche más en el puerto esteño. Habían uruguayos y brasileros pero los argentinos mayores de 25 años dominaban la escena de la entrada al boliche; un público bien distinto al infanto-juvenil que copó el Velódromo Municipal para ver al conjunto dos meses atrás.
Los integrantes de Marama llegaron después de las dos de la mañana al boliche. Probaron los instrumentos, se tomaron selfies con seguidoras y llenaron el estómago a muzzarellas. El show comenzó 2.30 en un escenario montado especialmente para la show. El tema elegido fue el que los catapultó al éxito: los primeros acordes de Loquita alcanzaron para que el público respondiera con alaridos de aprobación. El toque duró poco más de 30 minutos y fue conformado por un repertorio totalmente propio. Incluyó la versión acústica de No te vayas “para los enamorados” y encontró su punto más alto con el hit Nena.
La clave del éxito de Marama queda al descubierto en cada presentación en vivo: son un grupo de amigos divirtiéndose sobre el escenario. Logran convencer al público de esa premisa y contagian alegría a través de canciones que invocan a la fiesta. Ponen en práctica esa infalible fórmula a través del arrollador carisma de su frontman, Agustín Casanova, que encuentra un respaldo a su altura en sus compañeros Marcos Ifrán, Pablo Arnoletti y Alejandro Vázquez.
La permanente interacción entre el vocalista y el público es otro condimento omnipresente. “Algunos están de vacaciones… nosotros no”, dejó salir en un momento medio en broma, medio en serio. Es que tras el show en Punta, los esperaba otro en La Paloma. Allí tuvieron que partir raudamente una vez terminada la presentación, aunque al lado de su camioneta los esperaba una horda de fans enardecidas desesperadas por una selfie. Casanova tuvo que ser “rescatado” por los brazos de su representante y abrazado por él, dejó ver sus brackets en las últimas sonrisas que le pudo regalar a sus seguidoras esa noche.
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