El desgarrador relato de Anahí Lange sobre el síndrome que sufrió en su segundo embarazo: "Muriendo de miedo"

La panelista de "Algo contigo" publicó una emotiva carta donde reveló que padeció síndrome antifosfolipídico del embarazo antes del nacimiento de su hija Bruna. "2024, el año en que sentí más miedo", reveló.

Compartir esta noticia
anahi lange.jpg
Anahí Lange.
Foto: Captura de Instagram @anahilange_.

Redacción El País
Este viernes, Anahí Lange sorprendió a sus 30 mil seguidores de Instagram al publicar un desgarrador relato sobre las dificultades que atravesó durante su segundo embarazo. La panelista de Algo contigo, el magazine de las tardes de Canal 4, fue madre de Bruna el 30 de diciembre, y en su momento celebró la noticia junto a su esposo, el actor Sebastián Rebollo. "El mejor fin de año de nuestras vidas, claro que sí", escribió la comunicadora cuando anunció la noticia.

Ahora que Bruna acaba de cumplir un mes de vida, Lange reveló la serie de complicaciones que pusieron en riesgo a su embarazo. "2024: el año en que sentí más miedo", tituló al mensaje publicado en Instagram. Entonces, relató un hecho ocurrido mientras acostaba a Ciro, su primer hijo, en una pelota de pilates. "Cuando lo voy a acostar sentí que hacía pis. Recuerdo haber pensado en que tenía que fortalecer el suelo pélvico urgente, porque aún haciendo fuerza de contracción el pis seguía saliendo. Me toqué la pierna por reflejo cuando sentí un olor particular, que no era a pis, era como a hipoclorito, a eso dicen que huele el líquido amniótico", escribió.

"Corrí al baño para confirmar lo que más temía: no era pis, con mis 15 semanas de embarazo estaba perdiendo sangre”, recordó. Según su relato, llamó a su pareja para que pidiera una ambulancia y enseguida entró "en shock" y su mente quedó "absolutamente en blanco". Luego comentó que mientras iba de camino al hospital sentía que estaba "muriendo de miedo".

anahi lange madre.jpg
Anahí Lange con su hija Bruna.
Foto: Captura de Instagram @anahilange_.

"Recuerdo la mano del ginecólogo de guardia, luego del tacto, absolutamente llena de sangre. Mis esperanzas se desvanecían y a eso acompañó la frase de que mi útero estaba permeable, con clara cara de lamento", escribió. “Siempre sostuve que no hay fortaleza mayor que aquella de quienes atraviesan un duelo gestacional o perinatal, o de un hijo en general. ¿Existirá dolor más grande?¿Cómo puede superarse eso? Y ahí estaba yo, enfrentándome a la posibilidad real de mi bebé dejara de existir, que muriera. Poco a poco mi cerebro se hacía esa idea. no me animaba a despedirlo".

"La ecografía nos dio la noticia que hizo que el aire volviera al cuerpo, era un hematoma en el útero, pero el bebé estaba bien. En principio dos semanas de reposo parcial", agregó. Luego supo que padecía el síndrome antifosfolipídico del embarazo, "una enfermedad auto inmune que podía generar coágulos en la placenta, y eso podía llegar a tener consecuencias muy graves, con un tratamiento que tiraba por el suelo cualquier consecuencia posible: una inyección al día”.

"Mi bebé y yo estábamos bien, los resultados eran claros y tenían un tratamiento totalmente efectivo. Eran todas buenas noticias, pero yo no podía dejar de pensar en mi propio cuerpo atacando la placenta, ¿cómo podía pasar eso? Estaba furiosa con mi organismo, enojada con mi propio cuerpo, en un loop de negatividad del que no podía salir, pensé en cada cosa espantosa, pensamientos intrusivos constantes", comentó. "Me decían que era algo tan común, todos tenían conocidas que habían pasado por esto, me contaban de casos que no hubo diagnóstico y terminó pasando lo peor. Escuchaba, entendía, pero el loop seguía: mi propio sistema auto inmune haciéndole eso a mi hija. Cada inyección me recordaba eso".

Lange escribió que, entonces, decidió empezar terapia para tratar la culpa que sentía. "Ese enojo tan visceral empezaba a desdibujarse, y aún sin respuesta a esas preguntas, cuando volvía al cuerpo afloraba un sentimiento de sorpresa por todo lo que era capaz de aguantar con tal de preservar la gestación", admitió. "Todo lo que yo era capaz de aguantar: las inyecciones, los controles constantes, las ecografías con los minutos previos llenos de incertidumbre. Y en medio de todo eso le pusimos nombre a nuestra hija, Bruna y creció tanto que empecé a sentir sus movimientos, y cada movimiento era un aluvión de alivio".

"Y al tiempo me encontré en mi sesión de terapia agradeciéndole a mi cuerpo todo lo que estaba haciendo por nosotras, a mi organismo por no dejar de trabajar en favor a nuestra salud, y a mí por enfrentarme con tantas ganas a mi sombra más oscura, y amigarme con ella. Hace una semana Bruna cumplió un mes y yo me di la última inyección. PUDE”, cerró.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Anahí Lange

Te puede interesar

Crucera cruzando el río Uruguay
Video: Alternatus Uruguay
0 seconds of 11 secondsVolume 90%
Press shift question mark to access a list of keyboard shortcuts
Próximo
Historia de Instagram de Martín Fablet
00:19
00:00
00:11
00:11