La cresta rubia, el jopo, la pasión por lo bizarro, la alegría de vivir y la buena vibra son señas típicas de Luciano El Tirri. Tiene la sonrisa pintada y derrocha felicidad. Adonde llega cautiva y lo rodean los fans. Está en su mejor momento y es gracias a la popularidad que ganó como participante del Bailando 2023, donde se lució con sus previas mega producidas —estuvieron desde Silvio Soldán a Pibes Chorros—, más que por sus destrezas en la danza.

El público espera su gran despliegue en la pista y sus ocurrencias. Esos shows lo han salvado del teléfono y lo colocaron entre los 12 finalistas del certamen. Hoy se ve pasta de campeón, y su termómetro es el amor que recibe del público.

“Me mido con la gente en la calle todo el día. Yo sé cómo me quiere la gente de cualquier edad, me lo hacen saber todo el tiempo, y en países limítrofes. De ahí a votar y pagar es otro mundo”, dice El Tirri a El País, mientras apronta la valija para subirse a un avión junto a Marcelo Tinelli que lo traerá a Punta del Este.

Hoy cumple 57 años y lo festejará pasando música en un barco en Punta. Esa escena, como la mayoría de las que protagoniza estos días, será parte del reality Los Tinelli, que filma con su familia, y según adelanta, se estrenará en octubre por Amazon.

Le ofrecieron un rol de taxista en una obra con Flor de la V pero no sabe si podrá aceptar porque está con mucha cosa. Este, adelanta, es su último Bailando al menos por un tiempo, salvo que lo gane: “Para innovar tenés que ir con una propuesta más arriba de la que hice y me parece que ya hice demasiado. Si lo gano iré a defender el título, si no me tomaré un espacio”.

El proyecto que más lo entusiasma es hacer un reality de viajes con Tinelli titulado Primos por el mundo. “Él dijo que lo íbamos a hacer para América en 2023 pero estuvimos tan tapados de cosas que no pudimos. Parecido a lo que hicimos en Qatar”, explica.

El reality, revela, surgió a partir de las desopilantes historias de Instagram que el Tirri y Marcelo compartían desde el Mundial de Qatar y de un viaje familiar a los alpes franceses para esquiar: “Nos divertimos tanto que Marcelo tuvo la idea de hacer un reality, lo contactó Amazon y se dio”. Y resume la intriga que generan los Tinelli así: “Número uno porque es una familia muy popular, entre todos tenemos casi 30 millones de seguidores, y está bueno que se hayan decidido a mostrar el mundo que no se ve. La gente no sabe la actividad de las chicas y de nuestra convivencia”.

El Tirri se instaló en la casa de su primo cuando volvió de Estados Unidos post pandemia y no se fue más. De hecho, ahora está su novia Mimi de visita en Argentina y tiene dos moradas: “Durante el día vengo y a la noche duermo con Mimi. Nunca saqué nada de la casa. No pienso en mudarme definitivo porque Mimi va a volver a su país. Es muy hermoso vivir con Marce y Fran”, asegura.

Confiesa que fue el primero en saber que a su primo le gustaba Milett: “Me dijo que le parecía muy atractiva y están viviendo el encantado de los primeros meses”. Y si bien enamorado le parece “una palabra muy fuerte”, asegura que lo ve muy bien.

Es fanático del boxeo y convenció a Marcelo para entrenar juntos, aunque su plan inicial era otro deporte: “Hago surf y se me ocurrió tomar clases juntos pero él no quiso. Que haga boxeo y yo sea el sparring de él y su coach va a estar bueno”, comenta.

El Tirri es una máquina de inventos alocados: quiso ser bañero, abrir un bar flúor en Dominicana, , hace seis meses se encachiló con la filosofía samurai y está aprendiendo movimientos de guerra. Su último negocio es un alfajor lunar (eslogan es “con dulce de leche de acá a la luna”, en referencia a los acres que compró años atrás), que ayer llevó a la pista para convidar y Tinelli, fiel a su estilo, le hizo tragar uno entero.

Define cada previa del Bailando como un hijo: le pone pienso, producción y mucho amor. Jamás las consulta con Marcelo. Es más, intenta no cruzárselo dos días antes del show para no perder la frescura: “Trato de evitarlo, y pido el camarín lejos para no verlo, y no le cuento nada”, dice.

El 2023 fue soñado: brilló en la pista, se fue de gira con los Cadillacs (es miembro fundador) y se ganó su lugar en el medio. “Sigo siendo el primo y me encanta pero también el Tirri es el Tirri. Me enorgullece que me linkeen a Marcelo porque nada de lo que me está pasando hubiese sido posible sin él: me volví a juntar con los Cadillacs, volví a hacer teatro y ser todo lo que soy gracias al formato que más amo en el mundo, el Bailando. A nivel artístico me devolvió la vida”, asegura.

-Si hace 50 años te hubieran dicho que ibas a terminar viviendo con Marcelo y haciendo tele con él, ¿qué hubieras dicho?
-Yo siempre quise ser parte de la farándula porque de chiquito tenía locura con Olmedo, Polémica en el bar, la música y hoy cuando me dicen que tengo el humor de Fidel Pintos, que fue un grande en Argentina, me llena de halagos. Es lo que proyecté siempre pero no pensé que me iba a terminar pasando algo tan hermoso. Y junto a Marcelo: vivimos juntos al principio de nuestra vida y estamos en esta tercera edad juntos otra vez y es hermoso.