ENTREVISTA
Miguel Ángel Cherutti llega este sábado al Teatro Stella junto a su viejo socio, Nito Artaza. Antes habló de su carrera y sus grandes maestros.
Como quien no quiere la cosa, Miguel Angel Cherutti lleva más de 40 años en ese negocio de hacer reír. Se hizo famoso como Pirucho, el robot imitador al que Gerardo Sofovich dio pantalla en la formación clásica de La peluquería de Don Mateo, aquella con Jorge Porcel y Rolo Puente.
Desde entonces, este metalúrgico de Cañuelas no ha parado de trabajar como una estrella del humor argentino. A eso ha ayudado mucho, su exitosa asociación de 10 años con Nito Artaza.
Este sábado 5, ambos se presentan (“¡Antes de que se peleen!”, dice el afiche) en el Teatro Stella con un espectáculo apropiadamente titulado Lo mejor de Nito y Cherutti (las entradas están en RedTickets y hay dos por uno para Club El País). Allí habrá fragmentos de Lo que el turco se llevó, Los bellos y las bestias, Fiebre del Senado por la noche y Tetanic, entre otros. Grandes títulos.
En persona, Cherutti, quien tiene 65 años, es simpático y bien dispuesto. Saluda a todos con una amabilidad y una actitud que, dirá, es parte del agradecimiento por tanto cariño.
Acá repasa algunos de los hitos de una carrera. El relato es en primera persona y está lleno de nombres famosos.
Los comienzos
"Niní Marshall estaba por hacer en teatro, Una voz en la radio y el productor, Lino Patalano la convenció para ir a Mar del Plata. Le contó, además, que había un chico que cantaba e imitaba muy bien. ‘Si es muy jovencito a mi no me sirve’, le dijo Niní. Tenía que hacer de locutor y cuando imposté la voz, ella dijo: ‘me encanta’. Estuvimos dos meses en Mar del Plata. Cuando volví a Buenos Aires empecé a trabajar en Michelangelo, un boliche de moda y ahí me vio gente como el Polaco Goyeneche, Nestor Fabián o Estela Raval. Tenía 24 años y un solo traje y en el micro me sentaba sin apoyarme para que no se me arrugara: mi madre me lo planchaba todos los días. Y un día Néstor Fabián me dijo que iba a hablar con el productor de Grandes valores del tango y me preguntó si me animaba a cantar 'Caminito' como Julio Iglesias. Y a la semana Silvio Soldán me estaba presentando en el programa. Y de ahí fui a Feliz domingo y al mes me llamó Sofovich".
Un robot llamado Pirucho
"A todos lados que voy alguien me dice: ‘Me acuerdo que los martes a la noche se ponía el programa de Sofovich para esperar a Pirucho y el ‘Hola mami’ con Luisa Albinoni. Fue un derecho de piso muy sano con Porcel, Rolo y las enseñanzas de Gerardo. Era 1982 y yo no sabía si iba a durar seis meses o me volvía a trabajar en la Mercedes Benz en Cañuelas. Pero me renovaron para el año siguiente y fui a hacer temporada en Mar del Plata con Minguito. ¡Tenía 24 años!.
Cuando Sofovich me ve me preguntó: ‘¿Hacés personajes hablados o cantantes’. ‘Cantantes’, le dije. ‘Bueno es lo que estoy buscando’. Y me dijo: ‘grabamos el martes así que ahora vas a contrataciones, arreglás la plata y te venís para acá y seguimos hablando’. ¡Cuando vuelvo a la oficina estaba Juan Carlos Calabró para ensayar el Contra! Y yo estaba emocionado y contento y muy tierno, recién salido de mi pueblo de Cañuelas. con el arraigo normal y la sensación de que si por ahí no pasaba nada seguía trabajando en la fábrica.
A la semana vuelvo y cuando grabo el primer bloque, los cameramen, los asistentes, aplaudieron a rabiar con lo que yo hice. Gerardo desde el control me dijo: 'Miguel, lo tenemos que grabar otra vez porque se nos pinchó la cámara uno'. Repetí la escena y volvió a generarse eso. Al mes, tomando un café con Rolo, me cuenta que Gerardo era muy exigente y, lo de la cámara había sido una mentira para tomarte una prueba en vivo.
Y como si nada, nos fuimos a Mar del Plata al Teatro Hermitage con Gerardo, Minguito y Adriana Brodsky: hacíamos tres funciones los lunes. Para 1983, nos pasamos a Canal 13 con La Peluquería de Don Mateo, de nuevo en Mar del Plata, después El show de Jorge Porcel. Todo en dos años”.
Con el rey Sandro
“En 1993 y 1994 estuve con Sandro en su show 30 años de magia. Roberto me citó a su mansión en Banfield y me explicó que precisaba alguien que hiciera una rutina de 30 minutos con mucho ritmo para 3.500 fans (yo les decía 3.500 bombachas) que venían a verlo a él. El me presentaba con una seriedad como exigiéndoles que me respeten. Yo no incluía nada de él en mi número. Después de la primera noche me llamó al camarín y me preguntó por qué no lo había imitado a él. Le expliqué que por respeto. Y me dijo (lo imita): ‘mañana a las ocho de la noche para acá y ensayamos 'Rosa Rosa', vos hacés una estrofa, yo otra y el puente hacemos un dúo’. Al otro día lo hicimos y me emocioné mucho porque hubo una ovación. Y eso me sirve para decirle algo para los más jóvenes, los que empiezan en esta profesión que es que siempre respeten a los grandes, a los que te dejan una enseñanza y valorarla para toda la vida porque son los que te dieron un eslabón en tu carrera. Hicimos como 40 shows y ahí me reposiciono en el circuito. A Sandro y a Sofovich, los tengo allá arriba”.
Nito Artaza, el de siempre
“Nito estaba haciendo Danza con bobos con el Negro Alvarez y un día nos cruzamos y me dice de tomar un café y hacer un proyecto juntos para el año siguiente. Y así fue. E hicimos Los bellos y las bestias, Las cosas del joder, La dama y los vagabundos, Nación imposible, Lo que turco se llevó, Tetanic con Isabel Sarli y Moria Casán. Con Nito era nada de egos: buscábamos figuras y les dábamos el lugar que se merecían. Hoy está el tema de que no hay más revista o music hall. Es verdad que hoy no tenés mucho margen para invertir en las pantallas de LED o el vestuario, pero también siento que podés mantener una estructura de revista.
Y muchos humoristas argentinos que han intentado hacer una revista, han valorado lo que hicimos con Nito”.
El público
“Trabajamos para un público popular. Y la de ahora no es la misma Doña Rosa de antes. Igual tenemos un hilo muy fino con las dos Doña Rosa. En el escenario, hay que ser claro con el tipo de público. Si es muy selectivo o hay cosas que no corresponden para ellos, cambiá, improvisá, andate por otro carril. Pero al público tradicional no lo decepciones y dale un poco de lo que está esperando”.
Ser el mismo de siempre
“Cuando estás en el medio de un gran éxito, tenés que adaptarte a la parte mediática. Y lo supe manejar. Soy una persona de bajo perfil y trato de rodearme de buena gente. Es que sigo siendo, en definitiva, aquel soldador de Cañuelas”.