Desde que en noviembre de 1986 lanzó ese grito de guerra generacional que fue “Razzia”, la canción con la que con Guerrilla Urbana ganó el concurso del primer Montevideo Rock, Gonzalo Curbelo, más conocido como Tüssi, fue una figura crucial en la contracultura nacional. Falleció en la madrugada a los 54 años.
Guerrilla Urbana, una banda punk de amigotes de Pocitos, duró poco más de un año pero recibió en tono burlón el premio que en aquel Montevideo les entregó el intendente Jorge Elizalde, mientras esquivaba las piedras que le lanzaban desde el aforo. Fue una postal de la primera generación posdictadura de la que “Razzia” fue uno de sus primeros himnos.
Su proyecto musical más duradero fue La Hermana Menor, de la que se mantuvo como el miembro original de varios cambios de integrantes. Hay cierta coincidencia nostalgiosa de que aquella formación que era banda residente en Juntacadáveres fue la mejor del grupo que seguiría en funcionamiento hasta hace algunos años. Pocas canciones del rock nacional como “Celeste” de esa época.
Con La Hermana Menor editó cuatro discos: Ex (2003), Todos esos cables rojos (2007), Canarios (2010) y Todas las películas son de terror (2013). Poeta preciso y un cantante, digamos, con personalidad, su música siempre estuvo influenciada por los sonidos del punk que lo deslumbraron en la adolescencia e influencias indies de la década de 1990. En 2018, La Hermana Menor fue telonera de Mark Lanegan y hoy circuló una foto que se tomó con John Lydon, el cantante de los Sex Pistols y una de sus referencias temprana. También fue miembro del supergrupo Maverick, con varios compañeros de ruta.
Tüssi escuchaba mucha música y no era raro verlo defender ignotas banda de death metal, un grupo pop o un disco olvidado de free jazz. Supo ser un lector voraz.
Mucho de eso lo aplicó como periodista cultural en Posdata, Brecha, El Observador, La Mano y La Diaria, donde dirigió sus páginas culturales. Muchos recuerdan sus blog de comentarios culturales y políticos, Fuck You Tiger, que discontinuó en 2007 pero que aún sigue ahí en la blogósfera.
El estilo de su prosa y la poesía de sus canciones era ocurrente, reflexivo e informado, siempre atento al detalle ridículo o entrañable. Fue uno de los grandes poetas del rock uruguayo y sus canciones eran, muchas veces, pequeños relatos llenos de ternura.
“Las chicas de la facultad, hablan de nada al borde del lago, ante a la indiferencia de un gran biguá. Me gustaría decirles que me enamoré y estoy asustado y que mañana no voy a trabajar”, canta en “Parque Rodó”, de Canarios.
“Generalmente trato de llegar a un verso y ver qué es lo que hay alrededor de eso”, le contó a El País en 2018. “Una de mis primeras influencias fue la poesía surrealista. No busco el contacto de los opuestos, pero me gusta ese fluir de tener una idea base y ver qué es lo que hay alrededor sin preguntar mucho por qué; después me daré cuenta, como esos mosaicos que de cerca no ves nada y cuando te alejás aparece la figura”.
Esta semana el sello Little Butterfly Records había anunciado que el viernes 1º de marzo iba a publicar “En flicka, en flicka”, la canción con la que iba a lanzar su debut solista. Este jueves, a medida que la noticia circulaba, la tristeza ganó a varias generaciones, que lo saludaron como un referente.
Fue parroquiano de varios bares (La Ronda, claro) y aunque de impronta tímida —lo que algunos leían como arrogancia; quizás lo fuera, no me parece— era un gran conversador y un analista perspicaz de la realidad. Y siempre nos reímos mucho.
El velorio es este viernes desde las 9.30 en Martinelli. Y allí todos compartiremos historias: todos tenemos una con el Tüssi.