Ignacio Álvarez habla de su regreso a la radio: "No preciso el rating, sé que lo tengo"

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Ignacio Álvarez en la conducción de "La pecera". Foto: Leonardo Mainé

VUELTA AL DIAL

El comunicador regresó al dial con "La pecera", en Azul FM y habla sobre la vuelta a la radio, el nombre del programa y el rating

Apenas unos minutos pasadas las 9.00 de ayer, Ignacio Álvarez dio el puntapié inicial para La pecera, el programa que conduce junto a Marcel Keoroglian, Christian Font, Nelson Fernández, Mauro Béttega, Daro Kneubuhler, Axel Fucks y el imitador Pablo Rodríguez en Azul FM.

Luego del estreno del programa, Álvarez habló con El País.

—¿Cómo son las primeras impresiones de este regreso?

—Todavía no caí, sigo en la pecera. Fue muy movilizador, un gran reencuentro. Fue un reencuentro con miles de personas, a la mayoría no conozco pero tejen contigo una relación fuertísima y así me lo hicieron sentir a lo largo de estos seis meses. Recibir todo eso de golpe, de forma concentrada en las tres horas del programa, hizo que ocurriera la magia para sentir todo eso.

Ignacio Alvarez
Ignacio Alvarez

—Se te notó emocionado y los primeros mensajes te costó leerlos...

—Cuando iba en auto a la radio se me caían las lágrimas, y momentos antes con unas llamadas telefónicas y mensajes. Hasta ayer sentía que todo se había dado como tenía que darse, los tiempos fuera del aire vinieron bien para resetearse, hacer el duelo, diseñar el nuevo programa y armar el equipo. También para que la gente te extrañe lo justo. Todo eso cuajaba naturalmente y por eso fluía, entonces no estaba ni nervioso ni preocupado. Estaba convencido que las cosas iban a pasar como sucedieron, y como vienen pasando desde hace 20 años.

—¿Cuál es el secreto para mantenerte por tantos años?

—No hay secreto, o el secreto es ese, abrirte, animarte a compartirte; me parece que la clave de la comunicación pasa por ahí.

—Hubo muchos compañeros y columnistas saludaron; también transmitiste un mensaje que te envió el Presidente de la República.

—Sí. También dije que cuando dejé Sarandí recibí mensajes de altas jerarquías de todos los palos, lo cual también son mismos y reconocimientos a una forma de ser y de trabajar.

—¿Cómo se vivió este proceso de abstinencia radial?

—Tranquilaso porque el día que dejé Sarandí ya tenía claro cuándo y dónde iba a volver. Es distinto a la incertidumbre y la inseguridad del tipo que no tiene laburo y eso genera angustia. Entonces me permití disfrutarlo muy tranquilamente y la mayor parte de los meses hice cualquier cosa menos preparar el programa de radio. Disfruté de las vacaciones que no es poca cosa. Todo fue para bien, hasta el medio año semi sabático porque seguía con la tele, pero no tenía que madrugar todos los días y creo que eso vino bien para oxigenarme y conectarme con los sentimientos. Cuando uno está en la máquina muchas veces no podés poner el freno y detenerte a conectarte con las cosas más importantes y profundas.

—¿Cuáles son esas cosas importantes y profundas te conectaste?

—Las primeras horas era la incertidumbre y el abismo de haber dejado un programa como el que lideré por 20 años, pero al mismo tiempo la confianza en que todo es por algo y que lo mejor está por venir. Rápidamente fue revelándose eso y al margen del programa de radio, mi vida fue un terremoto. Creo que crecí pila, aprendí pila y me hice más humano; y creo que si te hacés más humano llegás mucho más a los seres humanos. Parte de la propuesta de La pecera tiene que ver con compartir desde todos lados, no solo como periodista sino también como persona.

—Dijiste que el título del programa está relacionado con las mujeres. ¿Cómo es eso?

—Cuando se me ocurrió el nombre no tenía que ver con eso. Se me ocurrió dentro de una piscina y azul, y me llegó. Pero es cierto que la imagen de una pecera la había usado con un amigo unos meses antes con aquello de pescar en otra pecera para no repetirte. Pero más allá de esa anécdota, creo que el concepto está bueno y como dice la apertura del programa: “más allá que al estudio se le llame pecera, cada uno de nosotros vive en su propia pecera”, en su propio micromundo. Y la pecera puede estar llena de muchas cosas, desde peces de colores hasta depredadores, y cada uno tiene que descubrir buceando en ella, pero también mirando más allá de ella, y eventualmente hasta saltando a otra pecera también. Creo que es una buena metáfora de lo que es la vida.

—¿Estás pendiente del rating?

—Pasa que en las radios no hay rating. Se hace una medición de audiencia por año, pero no preciso el rating, sé que lo tengo.

—¿Cómo lo sabés?

—Primero porque cuando hay mediciones de rating me los mostraron y no hay razones para que haya cambiado dramáticamente; además hay indicadores, como los mensajes que recibí o los comentarios de la gente en la calle que te dan la pauta que somos muchos.

—Y los auspiciantes que en este primer programa estuvieron presentes.

—Sí. Si algo está claro es que los empresarios no son boludos, saben dónde poner la plata.

—¿Es lo mismo hacer radio en AM que en FM?

—Para mí no hay diferencia, porque de hecho en Sarandí salíamos en simultáneo por FM también. Cuando empecé, una cosa era hacer AM, y de hecho era raro escuchar un programa hablado, periodístico, en FM, pero ahora es normal.

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