ENTREVISTA
El periodista argentino, responsable de un exitoso formato de entrevistas en YouTube estuvo en Montevideo para grabar un especial con Sebastián Teysera y charló con El País
Julio Leiva, el periodista argentino que está al frente de un par de fenómenos de los medios argentinos, es en persona, muy parecido al entrevistador respetuoso y algo callado de Caja negra, su ciclo de conversaciones con famosos que suele volverse viral. Estuvo en Montevideo, dice, para devolverle algo del cariño que los uruguayos le dispensamos, con una entrevista para Caja negra con Sebastián Teysera, el cantante de La Vela Puerca.
Ahora que lo pienso, Leiva parece más uruguayo que porteño, mientras cuenta cómo lidia con la popularidad, alguien acostumbrado al perfil bajo del trabajador periodista. Cuenta que en la calle le piden que grabe su muletilla “¿estás para romper el hielo?” con el que abre cada emisión de Caja negra. Se lo ha dicho a personalidades tan diferentes como Fito Páez, L-Gante (la más vista del ciclo con más seis millones de visualizaciones), el presidente Alberto Fernández, Duki, Ibail Llanos y un montón de traperos, youtubers y gamers. La lista incluye un variopinto grupo de uruguayos entre los que están Jorge Drexler, el expresidente José Mujica y El Bananero a los que, desde el miércoles 22 se suma Teysera.
En todas esas charlas, Leiva -que además es el director de Filo News, un medio que se apoya en las nuevas formas y las nuevas tecnologías- consigue un grado de intimidad y un aire confesional que no siempre esas personalidades se permiten.
—¿Cuántos entrevistas que le hacen empiezan dicéndole: “estás para romper el hielo”?
—No sólo en entrevistas. Me para gente y me pide si puedo grabarle un mensajito tipo “¿Estás para romper el hielo, Juan?”. Aunque queríamos que fuera una marca, no pensamos que fuera a pegar tanto. Es muy loco.
—¿Cómo lidia con ese grado de exposición?
—No es lo que uno busca así que me parece raro que como periodista te pidan una foto o un saludo. Los recontra agradezco y me conmueven. Es lo que increíble de lo que pasó con Caja negra y Filo News: llegaron a una generación a la que no se llegaba. Me paran chicos de siete, ocho años y a veces le pregunto por qué me y es porque, por ejemplo, estuve con Dross Rotzank, el youtuber más famoso en Argentina.
—Todo eso le pone en otro lugar como periodista...
—Lo que uno busca cuando hace algo, es que la gente lo vea. Y, además tiene otro costado muy lindo que es que muchos pibes y pibas, me escriben que están estudiando periodismo y que Caja negra o Filo News le dieron a entender que había formas con la tecnología de hoy para hacer contenido periodístico en YouTube o Instagram.
—Tampoco es tan fácil...
—Nunca se tuvo tantas herramientas para poder hacer un buen periodismo pero nunca hubo tantas cosas en contra para hacerlo.
—¿Por ejemplo?
—Los gobiernos, las empresas, el modelo de negocios, vivir de lo que te gusta, que te paguen por este laburo.
—Y también se está mucho más expuesto.
—A los periodistas nos encanta tirar piedras y preguntar e incomodar pero no se nos cuestionaba nada. Hoy la gente lo puede hacer y está bueno tener referencias para nuestro trabajo. Nos enseñaron una determinada forma del periodismo y sobre qué era una buena nota (buscar un titular, hacerlo de determinada manera, incomodar entrevistado) y de ahí vengo. Cuando empecé a hacer las notas la gente me ponían en los comentarios: “che, por qué lo incómodas si no es necesario” o “por qué preguntas de la vida personal si no es necesario”. A mí me decían que la gente quería eso y ahora me está diciendo que no. Para mi fue un alivio porque no era algo con lo cual comulgara o que me pareciera que tuviera un valor.
—¿Siempre lo que quiere la gente alcanza para mejorar el producto?
—La clave es el equilibrio. Hay cosas que sí y cosas que no. Hace tres años estabas loco si decías que ibas a hacer un programa de entrevistas en un lugar todo oscuro, sin estridencias, en un formato de 40 minutos cuando en realidad todo el mundo decía que todo tiene que ser lo más corto posible. ¿Alguien pensaba que a algo así le iba a ir tan bien? No había chance. Todos estaban consumiendo corto porque no había nada largo que les sedujera. Así como hay quien mira una maratón de una serie o un chico está en Twitch mirando tres horas, si hay una entrevista que que hable de algo que les interesa se pueden quedar una hora viéndola. Eso no estaba en un manual o era algo que la gente pedía.
—¿Echa algo de menos del viejo periodismo?
—Hay varias cosas que cambiaron con los periodistas nativo digitales: todo se resuelve con un teléfono y un escritorio y hay muy poca calle. Hoy es cruzar datos de Wikipedia, Google y notas y no levantar un teléfono y llamar a la fuente. Y eso sigue siendo un valor. Eso se extraña en la densidad de un informe. Pero hay muchas ventajas. Las nuevas generaciones nos tiraron abajo cosas tomábamos como dogma y las sufrimos. El derecho de piso o estar 16 horas en una redacción.
—¿Qué tiene que tener un periodista?
—La curiosidad sigue siendo la materia prima de cualquier periodista y que entienda la nueva lógica de comunicación. He elegido gente porque saber manejar bien un celular y entendía esa lógica comunicacional de traspasar el teléfono y que en 15 segundos resuelva algo para mí es un plus. Cuando me dicen que ahora no hay tanto periodismo, hay un montón de creadores de contenidos en Youtube o en Instagram en Spotify y demás que no se reconocen como periodistas pero sin embargo están haciendo un informe periodístico. Las generaciones se renuevan y necesitan sus referentes.
—Mirando el éxito de Caja negra, al final el secreto estaba en el viejo arte de la conversación.
—Es que lo habíamos dejado de hacer. Crecimos con ese formato y en el medio no sé qué pasó que empezamos a creer que que había que pelear o no dejar hablar o picantear al entrevistado. La charla se volvió más una competencia entre entrevistado y entrevistador.
—Entrevistó al presidente Fernández y a Carlos Maslatón, uno de los ideólogos de Milei. ¿Esa amplitud está en la base de Caja negra?
—Todo se segmentó tanto que parecía que uno tiene que entrevistar a aquellos con los que concuerda. Como que vivimos en dos burbujas. Y a veces cuando cruzamos de burbujas nos pasa eso que viene un montón de gente a descubrirnos. Y así nos conocen más. La semana pasada entrevistamos a nuestro primer futbolista en actividad (Leandro Paredes) y eso, seguro, nos trajo gente del fútbol que no nos conocía. Y hacemos Fito Páez, después Maslatón, después viene La Vela. Ir por distintos lugares me parece lo interesante.
—Y eso termina mostrándole a la gente mundos distintos al suyo.
—El desafío es ir contra nuestros propios prejuicios. Hay una variedad infinita de mundos y existe la posibilidad de descubrirlos y entenderlos. Y te empezás dar cuenta que hay un montón de cosas que por ahí no están tan lejanas de las que a vos te gusta. Quizás son otros ritmos otras formas, pero atrás está lo mismo.
—En esto de las nuevas formas, ¿cuánto hay de ensayo y error?
—Todo. Cuando empezamos en Filo News, yo venía del periodismo tradicional pensé que si lo hacía como se venía haciéndolo iba a funcionar y no funcionaba Antes un diario se hacía así y era así por 20 años o la televisión era así y lo iba a ser por 20 años. Hoy se es de una manera por tres meses y a los tres meses se cambia el algoritmo, la plataforma o las referencias y vas a tener que cambiar porque si no te quedas en el lugar solo y todo el malón fue para su lado. Hoy, el trabajo es una experimentación continua. Descubrimos un montón de cosas que sirvieron durante un tiempo y después hubo que abandonarlos. Capaz que todo lo que estoy diciendo en esta entrevista en tres meses no sirve para nada.
—Pero los medios tradicionales siguen siendo relevantes. ¿Por qué?
—Porque la política sigue dándole la importancia, son herramientas para otros fines,
—¿Y por qué los políticos no apuestan a esos nuevos medios?
-En la entrevista al presidente Alberto Fernández, le pregunté eso y él me dijo “por eso estoy acá”. Así como en la cultura en la música hubo referentes que pasaron de lo tradicional a lo digital, cuando aparezcan referentes políticos dentro de lo digital con peso de opinión propia que muevan votos, me parece que cambia la lógica- Hoy los políticos en Argentina están seteados para ir la televisión, su discurso y su agenda son televisivas. Y por eso son anacrónicas. La instalación de agenda, además, es digital: “Ni una más” empezó con un tuit. Es un mundo muy vertiginoso y cambiante que si no lo enfrentamos, nos va a pasar por arriba.