Redacción El País
El reality show Los Tinelli sigue dando de qué hablar. Estrenado el pasado viernes en Prime Video y filmado en su mayoría en la mansión de la familia en José Ignacio, el programa cuenta con ocho capítulos que permiten espiar algo de la intimidad de Marcelo, sus hijas mujeres Micaela, Candelaria y Juana, su primo El Tirri y su novia, la artista peruana Milett Figueroa.

El formato, que también tiene escenas filmadas en Buenos Aires, Mendoza y en el casamiento de Cande con Coti Sorokin, muestra momentos divertidos del grupo, también algunas emociones y varias tensiones, vinculadas sobre todo a la presencia de Milett, a quien el conductor sumó a la convivencia cuando apenas llevaba unos meses de noviazgo.

Pero el reality dio para mucho más que eso. Tiene un sunset con looks "total white" y varios famosos de invitados, de Pampita a Fer Dente; tiene la extraña muerte de un ave que se estrelló contra una ventana y algunos interpretaron como un mensaje, y una salvaje experiencia haciendo rafting.

Y entre todo eso, sorprende especialmente la presencia de una reconocida uruguaya, que comparte una experiencia trascendental con Lelé y Marcelo. Se trata de la amazona Alfonsina Maldonado, conferencista que a cuando tenía apenas seis veces sufrió quemaduras en todo el cuerpo y, con los años, encontró en los caballos una forma de vida. Deportista paralímpica, Maldonado también trabaja con los animales haciendo equinoterapia, y fue a través de esa herramienta que llegó a la familia Tinelli.

En el reality, Candelaria, que lleva años practicando esta terapia equina, llevó a Marcelo hasta la Barra de Maldonado, a vivir un momento muy especial con Alfonsina como guía. Con ayuda de la amazona, ambos se sumergieron en el agua y se tomaron de la cola del caballo para dejar que el animal los condujera, algo que Tinelli logró hacer entre el pavor y la entrega.

De hecho, cuando le indicaron qué era lo que tiene que hacer dijo: "¡Pero me agarro de la cola, me hundo y me voy a ahogar!". "Vas a sentir todo lo que sucede que es lo más mágico de la experiencia, que es escucharlos respirar", lo tranquilizó la uruguaya, hasta que finalmente el Cabezón —con miedo y mucho esfuerzo físico— lo pudo hacer. "Es como si hiciera seis maratones", concluyó.