La Nación / GDA
En noviembre de 2001 se estrenó Amor ciego, la exitosa comedia romántica que dirigieron los hermanos Peter y Bobby Farrelly sobre la relación entre un hombre superficial en sus vínculos, Hal (interpretado por Jack Black), y una mujer que no respondía a sus estereotipos de belleza, Rosemary (Gwyneth Paltrow), de quien se termina enamorando y venciendo así sus prejuicios.
Sin embargo, al momento de su lanzamiento, la película fue criticada por su retrato de la obesidad y por cómo los realizadores y guionistas del film reforzaban estereotipos. En las últimas horas, la actriz que interpretó a la doble de cuerpo de Paltrow, Ivy Snitzer, rompió el silencio sobre los traumas que le dejó el rodaje y en cómo esas jornadas de filmación la llevaron a estar “al borde de la muerte”. Cuando Snitzer aceptó el trabajo tenía tan solo 20 años; si bien al comienzo la experiencia laboral le pareció agradable, posteriormente empezó a ver las consecuencias.
En diálogo con The Guardian, la actriz contó que “se sentía importante” dentro del equipo que llevaba adelante el largometraje, pero que el trabajo en sí mismo le generó un trastorno alimenticio. “Cuando la película se estrenó, yo ya no estaba comiendo, me estaba matando de hambre”, compartió Snitzer.
De acuerdo a su testimonio, Paltrow filmaba las escenas en las que se la veía de cuerpo entero y para las que usó un traje, mientras que ella iba al set solo para planos cerrados de su cuerpo que quedaron en la versión final. "Nunca se me hubiese ocurrido que me iban a ver millones de personas, que iba a estar tan expuesta, fue como si la peor parte de mi obesidad se hubiese magnificado", explicó Snitzer, quien sufrió en carne propia las críticas al largometraje.
“La gente se me acercaba en la calle para decirme que estaba promocionando algo negativo, y otras personas me mandaban por correo pastillas para adelgazar”, reveló. “Me asusté mucho, sentí que no quería ser actriz, que había elegido la carrera equivocada, que tenía que hacer otra cosa, y además cambió la percepción de mi imagen”.
La actriz reveló que “odiaba tanto” su cuerpo que empezó a modificar, de manera poco saludable, tanto su dieta como su rutina de ejercicio, llevando todo a un extremo. “No advertía que lo que estaba haciendo estaba mal, y por eso llegué al punto de tomar licuados o bebidas deportivas, nada más, estaba tan flaca que mi piel había adquirido un color grisáceo y mi personalidad también se modificó”, aseguró.
Snitzer contó que “trataba mal a todo el mundo” y que se alejó de sus afectos. “Fue una época oscura, mi mamá se estaba muriendo, yo veía todo negro, estaba sumida en una oscuridad que no le deseo a nadie”, expresó y concluyó su relato con una anécdota para concientizar sobre la importancia de la alimentación saludable.
“Lo que me confundía era cómo la gente me empezó a tratar distinto cuando estaba flaca, me sonreían más, me invitaban un café, me trataban bien”, reflexionó respecto a cómo reacciona el entorno en relación a los diferentes cuerpos, y al impacto que esto tiene en quienes están atravesando un trastorno alimenticio.