Redacción El País
Hay proyectos que convierten a su protagonista en estrellas de la noche a la mañana. Ejemplos hay montones en la región y el mundo, como el caso de Cameron Díaz o Anne Hathaway, que gracias a La máscara y El diario de la princesa se transformaron en celebridades instantáneas.
Claro que no hay necesidad de recurrir a Hollywood para conocer casos similares. La actriz Laura Esquivel es un claro ejemplo de esa fama inmediata, producto de una serie como Patito feo que desde 2007 al 2011 la llevó a ser la nueva ídola adolescente de Argentina y a tener impacto en varios países del mundo. Tenía apenas 13 años y ya trabajaba en el exterior, y su cara aparecía en remeras, mochilas, cuadernos y todo el merchandising que se pueda imaginar.
Pero a medida que la popularidad creció, así como llegaron los elogios, también llegaron las críticas. “Había una parte que a mí me gustaba, como cantar, bailar y actuar. La pasaba bien, iba a los teatros, compartía con la gente y era muy divertido. Pero después había toda otra parte donde tenía más ganas de estar en mi casa, de compartir con mis amigas”, comentó la actriz en una entrevista reciente con La Nación.
Transitar la adolescencia y querer mantener una vida "normal" con ese nivel de exposición no fue sencillo para la artista que este año lanzó su primer disco solista, Girasol.
A los 13 años comenzó a sufrir acoso en la calle y bullying en el colegio. "Me pasó mucho de recibir agresión por parte de grupos de chicos, de adolescentes. Me gritaban fea, que era horrible. Mi personalidad se fue a un pocito y cada vez me sentía menos merecedora de la persona que era”, contó. También dijo que a sus 22 años le pidió ayuda a su padre.
"Venía cargando una mochila repesada de todo mi pasado laboral, de ser una niña trabajando en un ambiente para adultos y de muchas exigencias que yo misma me estaba poniendo y que, sin querer, el ambiente también. Así que sí, fue un momento en el que levanté el teléfono porque me estaba sintiendo físicamente mal (ya venía mal, pero viste cuando la piloteás y querés tapar, tapar). Pero un día me sentí muy mal física y emocionalmente y llamé a mi papá y le pedí que me venga a buscar a mi casa, en donde vivía en ese momento. Y ahí empecé un camino de terapia, de médicos y de psiquiatras porque estaba totalmente desbalanceada mi cabeza también", dijo al diario argentino.
A sus 30 años, la artista confesó: "A mí me gusta decir que 'estoy', porque siento que si estoy mal, lo voy a pilotear igual. O sea, no podemos estar siempre bien. Creo que la tele siempre me marcó mucho esta cuestión de estar siempre muy sonriente, muy predispuesta y hay veces que no tenés energía. Eso a nivel personal me ha afectado, entonces ahora me gusta convivir con todas las emociones; antes no me lo permitía. Antes me pasaba que apenas estaba mal, ya me tiraba abajo, ya me sentía menos, ya no sentía que estaba rindiendo al 100 %, que fue siempre una exigencia que tuve desde chica".
Consultada por los comentarios que recibía, explicó: "En ese momento era muy chica. No recibí agresión física como a veces pasa con el bullying, pero sí fue una agresión más psicológica. Y eso me tiró abajo".
Si bien la actriz continuó hasta sus 17 años haciendo el programa y las giras de Patito Feo, en un momento decidió parar: "Hablé con mis papás y les dije: 'No quiero saber más nada. Hasta acá llegué con el personaje. Quiero hacer otra cosa'", comentó.
"Después vino una etapa difícil porque hasta mis 22, 23 que fue mi quiebre fuerte, fueron mis ataques de pánico. Me acuerdo que haciendo Los locos Adams en teatro fueron los más fuertes y potentes. Era estar en mi casa y no querer ir, y no comunicarlo. Era ir igual y bancármela; no sé como hice. Decía: 'yo lo voy a poder superar', iba con esa actitud. No sé si eso también me ayudó a hoy en día tener esta herramienta de ir para adelante. Tener esa fuerza interior a pesar de las dificultades y saber que lo vas a poder superar", reflexionó.
En pareja desde hace siete años, Esquivel también comentó que le gustaría ser madre. "Ahora yo estoy con todo esto de la música, él también está con su profesión, pero obviamente en el corto plazo nos gustaría. Nos gusta la familia. Queremos los domingos en casa y el asadito con los chicos corriendo por el patio", comentó