Nacho Kliche: fue Míster Mundo, bolicheó con Colin Farrell por Montevideo y hoy es un gurú espiritual

Fue el primer y único uruguayo en ganar Míster Mundo. Ese título le dio fama y suceso. Las mieles del éxito lejos de embriagarlo, lo iluminaron, e inició un camino de autodescubrimiento que cambió su vida. Esta es su historia.

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Nacho Klicke en el estudio de Del Sol, como invitado de "Los mismos locos"
Nacho Klicke en el estudio de Del Sol, como invitado de "Los mismos locos"

Redacción El País
Fue el primer gamer de Uruguay sin buscarlo: arrancó en Jugo de Colores (Canal 4) con 14 años, de rebote, enseñando trucos de Nintendo y no paró. Nacho Kliche(46) era modelo y en la agencia Valentino Bookings le ofrecieron presentarse a Míster Uruguay. El muchacho que estudiaba Relaciones Internacionales se animó, ganó y viajó a Edimburgo (Escocia) a representar a su país, con un traje propio y otro prestado a competir contra colegas con mega producción.

Apeló al ingenio, bailó una coreografía de DLG, y a pura salsa se metió al jurado en el bolsillo. Así, en el 2000 se convirtió en el primer y único uruguayo en ganar un título de Míster Mundo.

"Fui sin expectativa, a pasarla bien. Nunca imaginé que podía ganar. Yo estudiaba Relaciones Internacionales, estar con 50 muchachos de mi edad de culturas tan diferentes era practicar ser embajador. Me dijeron, 'vimos cómo lo disfrutaste, además de tu apariencia, y por eso creemos que tenés que ser el ganador'", contó el martes pasado en la columna de espectáculos de Los Mismos Locos (Del Sol).

A lo largo de esta extensa charla, repasó su carrera, contó imperdibles anécdotas junto a famosos de la talla de Kobe Bryant y Colin Farrell, y explicó el cambio de vida que hizo en 2019, al inicar un camino de autoconocimiento que hoy le permite a
acompañar a otros en procesos de sanación.

Acumula 15 años de carrera musical pero la ha hecho fuera de Uruguay. En 2011 grabó su primer disco. Hizo tributos a Elvis Presley en Chile, giró por Europa cantando tango, y se dio el lujo de hacer un espectáculo junto a su abuelo, el famoso artista Walter Kliche, recientemente fallecido.

No fue profeta en su tierra, así que sus amigos le sugirieron que armara un show para mostrar sus canciones. La cita es el 28 de setiembre en el Complejo Sirah, de Punta Ballena. Por entradas, comunicarse al 092 916 340. Luego, hará un tour por Chile.

La vez que bailó Los Fatales con Colin Farrell

En 2005, durante el rodaje de Miami Vice en Uruguay, lo convocaron para que fuera la mano derecha del director Michael Mann y lo acompañara por todos lados. Ese mismo rol, pero con el protagonista del film, Colin Farrell, lo desempeñó Guillermo Lockhart. Una noche, mientras tomaban unas copas en Ciudad Vieja, un camarógrafo les recomendó el boliche Almodóvar. Farrell no se lo quiso perder y allá marcharon todos.

"Entramos, había tres chicas bailando, de repente empieza a sonar “Comadre, Compadre” y Colin bailando. Estoy parado con mi cerveza y le digo a Lockart, '¿estás viendo lo mismo que yo? Colin bailando Los Fatales en Almodóvar'", relató. Y agregó que estas estrellas no acreditaban que los paparazzi no los persiguieran.

El modelo, cantante y actor Nacho Kliche.
El modelo, cantante y actor Nacho Kliche.

El mano a mano de Kliche y Kobe Bryant

Aprendió a hablar inglés mirando películas, leyendo revistas, estudiando la NBA y memorizando jugadores. A los 16 años, se presentó ante el periodista Mario Uberti y le pidió para trabajar con él. Lo hizo elegir las 10 mejores jugadas de la semana, superó la prueba, y así empezó en Súper Basket.

"Comencé llevando planillas, luego hice comentarios y terminé siendo relator. En 1999, cuando se retiró Michael Jordan, decidí ir a la NBA a entrevistar a jugadores. Con el contacto en la embajada, conseguí el número de la NBA y me dieron pasajes. A las 7:30 llegué y a las 10:30 jugué un mano a mano con Kobe Bryant", contó el que lo conquistó con datos de su vida personal nadie sabía.

Y añadió: "Me puse a jugar con él, a practicar media hora y charlamos. En 2001, fui a cubrir el All Star a Washington, me reconoció y, entre 400 medios, me dio una exclusiva".

El cambio de vida

No soñaba con ser famoso o Míster Mundo, simplemente la vida lo llevó por ahí. Y a los 21 años, después de ganar ese certamen de belleza internacional, firmó un contrato que lo tuvo tres años viajando sin parar. Vivió en España, México, Colombia, Chile y Estados Unidos. Llegó a volar de Montevideo a Chicago por el día, para tener una reunión.

Aunque disfrutó de experiencias únicas y adquirió notoriedad, se dio cuenta de que la felicidad no provenía de ser reconocido o de tener éxito, sino de encontrar paz interior.

En 2019 publicó el libro Despierta por el planeta, con más de 500 reflexiones que escribió en 20 años. "Trata sobre aquellas zanahorias que de pibe me dijeron que me iba a hacer feliz cuando fuera famoso, millonario, tuviera minas... Cuando lo conseguí dije, 'ahora sí viene la felicidad que me prometieron'. Y nunca llegó", se sinceró.

"Pensé que mi bendición de haber sido Mister Mundo había sido mi maldición porque me dejó solo, me alejó de la gente durante años viajando. Creí que era terrible hasta que me di cuenta de que ese proceso que tuve que hacer solo por el mundo me permitió conocerme a mí mismo".

El 2019 lo encontró varado en Uruguay, sin poder volver a Madrid, donde vivía, ni hacer la gira musical que tenía prevista, por la pandemia. Decidió comprarse un campo en el medio de la nada, dedicarse a rescatar animales y construyó su casa con sus propias manos.

"Conecté con la fuente, escribí y estuve durante cuatro años solo, alejado de la civilización, en el proceso ermitaño", dijo. La soledad, explicó, fue clave para el proceso de conocimiento interio: gracias al silencio logró apagar la distorsión del ruido social, conectar con la naturaleza, profundizar en su viaje y canalizar. "Empecé a dar un orden a las piezas, y ayudar a otras personas que tocan fondo y quieren hacer un proceso de transformación".

Define su función como la de un "copiloto" de rally. Lo primero que le dice a quienes se le acercan es que no le crean nada: "Yo viví esto, fue mi proceso, me pasó esto, decidí esto. El copiloto te dice lo que viene pero el que tiene el volante sos vos. No cambio a nadie. La gente cambia si quiere".

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