La recién editada autobiografía de Pamela Anderson, Love, Pamela, que se acompaña del lanzamiento de un documental de Netflix, incluye varias revelaciones y le hace un lugar especial a Uruguay, para contar la fatídica visita de la ex chica Playboy, ocurrida hace más de 20 años.

Fue en 1999. En enero, Anderson llegó a Punta del Este para realizar una presencia en el marco de su visita a la región como artista exclusiva del canal argentino Telefé. Dio una conferencia de prensa en el entonces Conrad, en la que se le preguntó con insistencia sobre el video sexual robado de su casa, y luego bajó a la playa Bikini para participar de un evento y firmar autógrafos. Pero lo que se presentaba como una instancia única terminó en una violenta pesadilla.

En su libro, según recoge el podcast Celebrity Memoir Book Club, la protagonista de Baywatch revive cómo cambió el curso de los hechos en aquella jornada. Recuerda que una multitud le gritaba que la amaba al tiempo que había personas que intentaban arrojar piedras y palos, conductas que iban caldeando el ambiente.

"Empecé a sentirme asustada", dice Anderson, que evoca cómo su guardaespaldas la cubrió y la metió en la camioneta, mientras decenas y decenas de adolescentes la rodeaban e intentaban tocarla. Una piedra le golpeó la cabeza, un vidrio del vehículo se rompió y, según informaba Clarín en su momento, también el short blanco que llevaba la superestrella fue desgarrado.

"Mi madre estaba viendo CNN y pensó: 'Pobre chica'; ni se dio cuenta que era yo", cuenta la modelo en sus memorias, que aún no llegan a Uruguay.

Según la crónica de Clarín, el hecho duró apenas cinco minutos y terminó con el stand de madera despedazado. La estructura del techo se cayó por completo debido a la cantidad de hombres que se treparon, con la intención de estar más cerca e incluso poder llegar a tocar a Anderson.

El sitio colapsó por la cantidad de público y de medios que se acercaron.

"La turbulencia adolescente que desató su paso playero derivó en la Anderson encerrada en su habitación del Conrad, con los nervios destrozados y amenazando con volver ya mismo a Miami", recoge la nota.

En una reciente entrevista con Variety a propósito del lanzamiento de esta publicación, Anderson también recordó aquella visita que no se repitió más. "Casi tiran la camioneta en la que estaba y gritaban 'Te amamos, Pamela'. Pero eso no se sentía como amor", declaró.