Redacción El País.
Continúan las repercusiones de la entrevista a Sebastián Marset de Santo y seña. Mientras en Uruguay rechazan una eventual negociación de entrega, en Paraguay buscan minimizar responsabilidad de una eventual residencia del narco en su territorio o que vuelen por sus cielos los helicópteros del uruguayo libremente.

De acuerdo al relato de la periodista Patricia Martín la entrevista se realizó en una casa que queda a distancia de "dos helicópteros" de Asunción, adonde ella viajó en vuelo comercial para luego, en varios tramos y tras recorridos imprecisos, llegó hasta el narcotraficante para la nota.

Ahora, las autoridades paraguayas niegan esta versión y aseguran que los aparentes viajes en helicóptero son una "cortina de humo". Según Ruben Aguilar, director de aeropuertos y dirección nacional de aeronáutica Civil, Martín ingresó a Paraguay el día 9 de noviembre procedente de Montevideo en un vuelo de la compañía Paranair.

A partir de ese momento, las versiones varían. Martín relató que una vez que llegó al aeropuerto, tanto ella como su acompañante, el abogado Santiago Moratorio (que defiende a Marset en Uruguay) fueron trasladados en un vehículo hasta una zona suburbana desde donde tomaron un helicóptero. En la siguiente parada tomaron otro helicóptero hasta llegar a destino. Si bien Martín no fue vendada ni encapuchada en el camino, se le pidió que en los destino "mirara el suelo".

Agular, en cambio, sostiene que ambos uruguayos habrían tomado otro vuelo comercial de Paranair con destino al aeropuerto de Minga Guazú, en Ciudad del Este, la zona de la Triple Frontera. El viaje habrìa durado una media hora. El siguiente registro de los uruguayos es su regreso a Montevideo, fechado el 12 de noviembre desde Asunción.

De acuerdo a versiones periodísticas, Marset estaría escondido en la frontera entre Paraguay y Brasil, una zona que le permite moverse con cierta libertad.