COLUMNA FARANDULERA

fabiola bouvier

Los músculos, rulos y carisma de Mariano Martínez lo convirtieron en una estrella de la televisión argentina casi que de inmediato. Claro que de esto hace más de dos décadas, y como le pasa a todo el mundo, el físico ya no es el mismo.

Igual hay que reconocer que se mantiene activo. Dos por tres mi amiga Irene me muestra videos de Tik Tok del chico mientras se entrena o se divierte. Por esos videos ya lo han criticado; al parecer esa red social es para gente más joven que él.

¿Lo viste con Jey Mammón?, me preguntó mi amiga Irene.

No, pero seguro que estuvo espléndido, le dije.

Bueno, es un tanto relativo ese calificativo, porque apareció de rulos, remera un tanto ajustada, y una cara hinchada y sin arrugas, como si se hubiera puesto botox, dijo mi amiga.

Ah, la juventud, no se aprecia hasta que es tarde. Ahora, entre vos y yo, le dije a Irene, ¿quedó tan mal?

Mirá, mis nietos me dijeron que “parece un meme de sí mismo”; y por el tono, dudo que eso sea un cumplido.

Ah, no hay vueltas, los hombres envejecen de dos maneras: o son una lechuga que queda mustia y fea; o son como el vino que mejora con los años. Sin dudas, Martínez intenta no ser lechuga, pero tampoco es un buen vino.

Sí, me dijo Irene; y encima estuvo cantando en el programa “Yo sé”; y me acordé de los años de esa canción, y me deprimí.

Mirá, más se habrá deprimido él al intentar reconocerse en la televisión.