La Nación/GDA
Ricardo Piñeiro, exrepresentante de reconocidas modelos, se encuentra internado con pronóstico reservado en un hospital de Buenos Aires tras ser encontrado con pocos signos vitales en su apartamento del barrio porteño de Recoleta.
Los médicos que lo atendieron constaron que el hombre, de 68 años, sufrió un accidente cerebro vascular hemorrágico, lo que le provocó insuficiencia respiratoria y renal e hipotensión arterial.
Fuentes policiales informaron al diario argentino La Nación que el lunes por la tarde ingresó al 911 un llamado donde un amigo de Piñeiro contó que el hombre no contestaba sus llamados a la puerta del apartamento donde vive hace siete años.
En Intrusos, donde también compartieron la noticia, sumaron algunos detalles sobre la actualidad del empresario. Según repasó la periodista Laura Ubfal, Piñeiro se encuentra en estado crítico. "Algunos dicen que es irreversible y otros dicen que su estado es reservado", anunció.
Por su parte, Karina Iavícoli destacó el cambio de vida que protagonizó “a partir de su alcoholismo, cuando decidió curarse y sanar” y convertirse en voluntario de un comedor en Recoleta.
En el ciclo que conduce Florencia de la V contaron, además, que Piñeiro debió enfrentar, a lo largo de su vida, muchos obstáculos. “Pasó por muchas cosas, pero lo que fue muy difícil para él fue que alguien en quien él confió, lo estafó. Y eso también generó un gran estrés en su vida. Estas cosas cuando pasan no me parecen casuales”, sumó Iavícoli.
Antes de compartir la triste noticia, Ubfal resaltó que Piñeiro pasaba por un gran momento. “A sus 67 años se había recuperado de años de alcoholismo, de muchas crisis personales y financieras, de la soledad. Se había ido a vivir al campo y volvió”, destacó la periodista.
En los noventa, el manager tuvo entre sus representadas a modelos como Mariana Arias, Andrea Frigerio y Paula Chaves, entre otras. Actualmente, ya alejado del mundo de la moda, colaboraba como voluntario de la parroquia porteña Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Recoleta —donde recibe y acompaña a personas en situación de calle— y además se dedicaba a una vieja pasión: la fotografía.
“Yo venía bastante desmotivado, había armado y tenía casi cerrado un proyecto para crear una empresa de imagen y estilismo para asesorar a mujeres, pero llegó la pandemia y ese sueño quedó a mitad de camino. Necesitaba volver a conectarme con algo que me apasionara de verdad y eso lo encontré en la fotografía”, contó Piñeiro en julio en una entrevista con la revista Hola.