La intensa y transformadora experiencia en la casa de Gran Hermano Argentina cambió por completo la vida de Rosina Beltrán: la uruguaya dejó su trabajo como maestra preescolar para dedicarse de lleno a su veta artística, la razón por la cual decidió ingresar a la casa más famosa de la televisión. Por estos días, combina el trabajo con el placer en Punta del Este.

Entre tantos eventos y presencias, condujo la previa del desfile de OH! La Barra que organizó Fernando Cristino el sábado 4 de enero y tuvo a Pampita Ardohain, Wanda Nara y Alejandro Astesiano como protagonistas. Antes de subirse al escenario charló con El País sobre su cambio de vida, sus metas, la conexión especial con su abuelo, y se refirió a "Tato" Algorta, el uruguayo de la nueva edición de Gran Hermano.

—Cerraste el 2024 muy agradecida. En redes decías que fue uno de tus mejores años. ¿En qué cambió tu vida la entrada a Gran Hermano?
—En todo, en lo profesional, en lo personal. Fue uno de los mejores años de mi vida, un abanico de oportunidades y crecí un montón, más que nada en lo profesional. Estoy muy feliz.

—¿Cuál fue la mejor oportunidad o propuesta que recibiste?
—Varias. La campaña que hice en Europa con Benetton, fui a conducir dos eventos a Floripa, también fui a trabajar con una agencia de viajes a Tailandia; hice varias campañas con marcas, conducciones de eventos. No caigo porque fue todo muy rápido y en muy poco tiempo. Estoy feliz y vamos por más.

—La fama y la exposición también tienen sus cosas negativas, ¿te influyen las críticas?
—No tengo Twitter, y donde más está el hate es ahí. En Instagram me mandan mucho amor y trato de no enfocarme en comentarios negativos. Por ahora no me afectan. Tengo una comunidad hermosa con mis Rositas y Rositos que los amo.

—Antes de entrar a Gran Hermano te tatuaste la palabra 'éxito' en el labio. ¿Superó tus expectativas la casa y todo lo que vino después?
—Me tatué la palabra éxito y fue un gran éxito, y lo seguirá siendo.

—También te tatuaste una fecha, ¿no?
—Arriba del labio también me tatué la fecha de la inscripción porque, en mi interior, sentía que iba a quedar, pero lo hice antes de saberlo. Una locura extrema. Cuando fui al primer casting con la fecha, nadie lo podía creer. Me decían 'estás loca'.

Foto: Ricardo Figueredo

—Antes de entrar a la casa dabas clases de inglés en un jardín, ¿nunca más?
—Soy licenciada en Educación Inicial y estuve varios años de teacher. Por ahora no estoy enfocada en volver, pero nunca se sabe. Amo a los niños.

—Contaste que tenías el don de conectar con seres que ya no están acá, ¿tuviste alguna experiencia del estilo en la casa?
—Nunca me metí en el mundo del más allá porque nunca sabés con qué te podés encontrar, pero conecto mucho con mi abuelo, que no está más en este plano, y me encanta, porque es un pilar muy importante en mi vida.

—¿Cómo conectás con él?
—A través de meditaciones, se me aparece en fotos, videos, siempre me manda señales. Se me apareció dentro de la casa. Me mandó un mensaje a través de Sabri, una amiga de Gran Hermano. Fue increíble.

—¿Qué te decía?
—Que me estaba cuidando, que me ama y que afuera todo estaba bien. No paré de llorar. Eso no salió al aire, pero pasó.

—Dijiste en un streaming que estabas enamorada de Tato Algorta, el uruguayo de Gran Hermano, ¿es cierto?
—Enamorada es un montón, me parece un chico hermoso. No lo conozco, pero me parece muy buena persona, inteligente, así que siento que la va a romper. Cuando salga no se sabe qué puede pasar.

—¿Cuál es tu meta para 2025?
—Me gustaría seguir enfocándome en la conducción, actuación, baile, y trabajando en redes, con campañas y viajes internacionales de trabajo.