En diálogo con el diario La Nación, la actriz habló sobre el cambio en su carrera y en su vida, tras lo que sucedió con el cómico; su programa de radio y su relación con su hija.
Silvia Pérez estrena un programa de radio en Buenos Aires, titulado "Corazón valiente, el poder de los valores". Allí, invita a los oyentes a reflexionar sobre las relaciones humanas y la importancia de vivir en armonía.
Con ganas de volver a la televisión y en pleno proceso de escribir un libro, habló con LA NACION sobre la transformación de su carrera y de su vida, tras la muerte de Alberto Olmedo; su deseo de proteger su intimidad y la relación con su hija, Julieta Bal.
-De aquella "chica Olmedo" a esta mujer... ¿estás conforme con el cambio?
-Nunca imaginé qué podía llegar a pasar cuando transité un momento tan fuerte con la muerte del Negro Olmedo, donde quedé tan marcada para el afuera y para la gente del medio. Entonces, eso me llevó a un camino de reconciliación conmigo, donde prevalece el quererme y estoy en ese camino. Mi propósito es el mejor.
-¿El cambio cuándo se dio?
-Me llevó mucho tiempo el cambio y empezó cuándo me pregunté quién soy y para qué vivo. Mucho tuvo que ver el maestro Carlos Gandolfo, quien me ayudó mucho en un momento determinado.
-Te sigue sorprendiendo que a pesar del paso de los años siempre se te haga alguna pregunta sobre Alberto Olmedo...
-Tengo claro que nunca se va a terminar, no sé si la palabra es sorprenderme, me llama la atención que sean pocos los que puedan mirar para adelante. Olmedo es una persona inolvidable para la historia del país. Siempre pienso que estaría bueno hacer hincapié en algo más profundo del Negro, quiero decir, que era una persona que tenía todo aquello que en general hace feliz a un ser humano y sin embargo, sucedió aquello que sucedió...
ENTREVISTA