Trabajaba en un banco, un amigo lo anotó a "Gran Hermano" y hoy es el Susano de una diva: la historia de Licha

A los 34 años, Lisandro "Licha" Navarro dejó su zona de confort y se metió en un reality. Ahora le llueven propuestas de modelo y trabaja junto a Susana Giménez, mientras estudia actuación. De ese cambio de vida charló con El País.

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Lisandro "Licha" Navarro con Susana Giménez
Lisandro "Licha" Navarro con Susana Giménez
Foto: Telefé

Toda la vida había temido salir de la zona de confort. Terminó el liceo y se anotó en Economía para darle el gusto a su familia. Su padre anhelaba que siguiera sus pasos y se dedicara a la política, pero Lisandro "Licha" Navarro estaba lejos de compartir ese deseo. Su primer trabajo fue en un banco y creyó que se quedaría ahí para siempre. Luego vino el mundo del Real Estate, aunque su cabeza estaba en el modelaje y en irse un año a vivir al exterior. Nunca lo concretó: lo frenó el miedo.

Lo impulsó un amigo y, a los 34 años, su vida giró 180 grados: pasó tres meses por la casa de Gran Hermano Argentina, sufrió la convivencia y hoy se dedica a lo que le hace feliz. Tiene la agenda tapada de campañas y desfiles, y desde el domingo brilla al lado de la diva de los teléfonos como Susano, en un programa que se estrena este jueves a las 21.00 en Uruguay, en Canal 10. "Estoy en Disney", dice sobre este reto quien estudia actuación y sueña con hacer ficción.

"Vi entera la edición anterior de Gran Hermano y un amigo me llama y me dice: 'se abrió el casting, no tenés excusas, ya te anoté'. Y me ayudó a hacer el video. La realidad es que fue más la visión de mi amigo que me decía: 'estás para otra cosa, tenés que dedicarte a lo que te gusta, no sos feliz en tu trabajo'. Me convenció y me la jugué", cuenta Licha Navarro a El País.

De su radical cambio de vida, su rol al lado de Susana Giménez, las críticas que recibió por ser Susano, la dura convivencia en la casa más famosa de la televisión, la relación con Juliana "Furia" Scaglione y su sueño de ser galán de telenovelas va esta entrevista con El Pais.

—¿De niño soñabas con ser famoso o actuar?
—Siempre sentía que no encajaba, como que cumplía con las expectativas de los demás. Mi viejo siempre quiso que laburase en política porque él fue secretario de la Cámara de Diputados en el gobierno de Carlos Menem y fue su frustración. Mis amigos me cargaban porque subía fotos a las redes. Siempre tuve esa confianza en mí mismo. No necesito que alguien me diga cuánto valgo. Tengo mucha autoestima. No me tiro abajo nunca, y a veces pecás de soberbio.

—¿Qué dice tu padre de tu incursión en los medios?
—Está orgulloso. Es feliz si yo estoy contento.

—¿Antes de Gran Hermano habías hecho algún casting o estado cerca de los medios?
—Una vez me anotó un compañero de trabajo para ir al programa de Guido Kazcka. Siempre me había gustado el modelaje, pero mi pareja de ese momento no me apoyaba. Cuando me separé de esa relación nefasta, hace tres años, hice un book de fotos y pegué un par de laburos de modelo. Medio atado a Gran Hermano dije: me quiero dedicar a esto.

—¿Con qué expectativa entraste a la casa?
—Ver qué pasa. Yo quería trabajar de algo que me guste y disfrutar de lo que hago. Solo eso.

—¿Con qué te encontraste al entrar?
—Tengo 34 años y me encontré con que era el más grande de todos los chicos, que estaba conviviendo con niños. Me costó mucho encontrar puntos de encuentro con algunos. Me catalogaron como el padre de la casa. Terminaba cocinando para 22 personas todos los días, junto con Isabel (De Negri), porque el resto eran vagos. Me pasó de servir la comida y que uno repita sin que yo haya comido.

—Era una casa más agresiva que otras, o así se veía. ¿Lo padeciste?
—Lo que padecí fueron los gritos, pero sabía que cada uno entraba a hacer su juego. La gente me pregunta cómo puedo llevarme bien con Furia si me destruyó. Ella no me hizo nada, estaba jugando: sabía que me podía desestabilizar con gritos o peleas. Tener resentimiento por algo que pasó en un juego me parece una estupidez. Furia me tira la mejor, me desea que me vaya bien. Lo que hizo adentro de la casa fue en pos de querer ganar.

Estuviste tres meses en la casa, ¿sentís que te rindió más estar afuera?
—Creo que duré lo que tenía que durar. No sé si hubiera aguantado más porque tengo una vida social muy activa. Todo el tiempo estaba pensando qué estarán haciendo mis amigos y mi novia afuera. Subestimé un poco el aislamiento, pero siento que perdí contra la mejor jugadora de la edición, que fue Furia.

—¿Cuál fue la propuesta más loca que recibiste al salir de la casa?
—Me ofrecieron irme a México a hacer ficción, pero dije que no porque no me sentía preparado. También me ofrecieron ir a un reality en Chile, pero al toque me llegó la propuesta de Susana y no lo pensé.

—¿Quién te lo propone y qué fue lo primero que se te pasó por la cabeza?
—Me escribe Luciano Latorre (productor del streaming de Gran Hermano), me cuenta que está en la producción de Susana, si me interesaría trabajar ahí; le pregunto haciendo qué, me dice como Susano y quedé helado. No entendía nada. Entonces llamé a Rodolfo Fast, vestuarista histórico de Telefé y una de las personas que más quiero del canal. Me dice: "Agarrá, no seas boludo". "Ya dije que sí, ¿pero cómo me preparo?", le contesté.

—¿Y cómo te preparaste?
—Me apoyé muchísimo en mi compañero, Daniel Romero. Desde el día uno se sentó conmigo, me explicó todo, me acompañó, me bajó la ansiedad. Él hace años que está con Susana, y yo al principio tenía un montón de nervios. Decía: mirá si le caigo mal.

—¿Te molestaron las críticas por tu rol de Susano?
—Sé que vienen de gente muy insegura, por eso no le doy importancia. La gente que quiero me mandó mensajes apoyándome y cuando terminó el programa me explotó el celular. De repente me encontré con mis amigos, que son todos futboleros, que estuvieron mirando a Susana hasta la medianoche.

—Se cuestionó por qué Telefé te eligió a vos y no a otro, ¿qué pensás?
—Creo que el canal y la producción siempre me tuvieron muy presente porque no me metí con nadie, nunca tuve quilombos y trato de manejarme con respeto.

¿Pudiste hablar con Susana fuera del aire?
—Pude charlar un rato. Estaba muy nervioso hasta que la conocí y dije: no tengo nada de qué preocuparme. Su espontaneidad y calidez me sorprendieron. Me hacía chistes, como si me conociera de toda la vida. No puedo creer que Susana Giménez sepa quién soy yo. Estoy en Disney.

—En el programa debut estuvieron Leandro Paredes y Rodrigo De Paul en el piso, ¿llegaste a hablar con ellos?
—Hablé cinco minutos con los dos y son muy simpáticos. Como hincha de Boca, le dije a Paredes: te amo, ojalá te llame Riquelme.

—Al aire Susana te preguntó por tu pelo y le contaste que hace cuatro años que no te lo cortás, ¿es una promesa?
—Me dejó sorprendido con la pregunta. ¿Habrá sido un palo? A veces tengo esos ataques de locura de querer volver al pelo corto.

—Estás estudiando actuación, ¿qué tipo de papel te gustaría encarar?
—Me veo haciendo algún rol dramático o como galán, creo que podría sacarlo adelante.

—¿Nunca más un trabajo de oficina?
—No digo nunca a nada. Si algún día dejo de tener laburo en los medios, tranquilamente volvería a una oficina. Amé trabajar en el banco, pero sentía que no era lo mío. Nunca sabés adonde te puede llevar la vida.

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