La Nación/GDA
La muerte de Mariano Caprarola con tan solo 48 años significó un duro golpe en el mundo del espectáculo, y puso la lupa de nuevo sobre su ex cirujano plástico, Aníbal Lotocki. El ex panelista de La Jaula de la Moda fue sometido a un procedimiento estético en 2010, y a partir de ese momento desarrolló una insuficiencia renal que condujo a su fallecimiento. Su ejemplo está lejos de ser un caso aislado, debido a que Caprarola es una de múltiples víctimas que denunciaron públicamente por mala praxis a Lotocki, que desde julio está inhabilitado para practicar la medicina.
El propio ex panelista había usado términos sumamente categóricos para referirse a él cuando fue consultado hace apenas un mes y medio: “No puedo decir la palabra ‘asesino’, porque eso lo va a dictaminar la Justicia cuando lo metan preso; pero cuando la Justicia lo ponga atrás de las rejas ahí voy a salir a decir que es un asesino. Hoy no puedo”, comenzó de forma contundente con respecto a su opinión sobre Lotocki. En esa misma línea, aseguró que es un “momento muy triste” y definió a Luna como una “gran amiga”. A continuación, retomó el tema del médico y sus sensaciones sobre él: “No lo puedo nombrar. Cuando lo nombro me provoca un dolor en el alma tan grande... Fui garante de la clínica que tenía en Belgrano, imaginate el grado de confianza que tenía”.
Silvina Luna representa el caso de mayor perfil, la actriz de 43 años tiene problemas de salud desde hace más de 10 años, cuando se sometió a una intervención quirúrgica estética, fue víctima de mala praxis y terminó con un cuadro crónico de hipercalcemia e insuficiencia renal. En los últimos meses, la actriz padeció una falla renal, a la que después se sumó una complicación respiratoria que derivó en un shock séptico y obligó a que quede internada en terapia intensiva y ser intubada.
Desde entonces, el estado de Luna presentó una mejoría, según su parte médico más reciente, publicado este jueves: “Está respirando por sus propios medios, con rehabilitación kinesiológica, nutricional y psicológica. Su cuadro general presenta mejoría”, lee el comunicado, de parte de la Dirección Médica del Hospital Italiano.
Pamela Sosa fue pareja de Lotocki durante ocho años, entre 2006 y 2014. Si bien, en un principio ella defendió a su ex de las acusaciones en su contra que comenzaban a aparecer, en 2015 ella misma le inició acciones legales al médico. La modelo afirma que las inyecciones que le introdujo el doctor en diversos tratamientos estéticos le habrían provocado diabetes y granulomas. Se convirtió así en una de las denunciantes famosas de Lotocki, que junto a Gabriela Trenchi, Stefanía Xipolitakis y la mencionada Silvina Luna llevaron al profesional a la justicia.
A comienzos de julio, Sosa se cruzó con Lotocki mientras este se encontraba en una entrevista en el piso de Telenoche. Allí, la mujer, de 38 años, que hacía años no tenía contacto con el médico, se despachó contra él, a tal punto que Lotocki abandonó la entrevista: “¿En algún momento él pidió perdón? ¿Y saben por qué no lo hizo? Porque es un enfermo psicópata y narcisista, que sigue pensando que lo que hace está bien. Yo vi cuando Lotocki traía las bolsas de polímeros, él mezcla eso con un líquido. Yo tengo aceite adentro de mi cuerpo, porque vale dos mangos y a Lotocki lo único que le importa es la plata”, dijo la modelo en esa oportunidad en referencia a su ex.
Gabriela Trenchi también alzó la voz contra Lotocki por la aplicación indebida de metacrilato, lo cual también le provocó severos daños renales: “Yo tengo estudios hechos en el Hospital Italiano y en la clínica Favaloro donde los mismos médicos me dicen que da miedo lo que ven, que es una bomba de tiempo. Me dicen: ‘que Dios te ilumine hasta cuando puedas vivir porque ese material no se puede sacar’. Y resulta que yo ese material no se lo pedí”, recordó en febrero de 2022, que también contó las consecuencias que le generó sobre su cuerpo: “Él no me dio el alta, me lo dio una enfermera a las dos horas de haberme operado, descompuesta. Después lo llamé miles de veces porque vomitaba, me descompensaba, me tenía que poner pañales de todo el drenaje y la sangre que me salía y me decía que tome esto y lo otro. Él no me vio nunca más (…) El material hizo una ebullición en mi cuerpo y quedé descompensada en terapia intermedia”.
Poco después de la muerte de Caprarola, Trenchi enfatizó que el cirujano aún sigue practicando la medicina a pesar de la decisión judicial que le impediría hacerlo gracias a la protección política de la que goza: “Él está muy protegido, está en una clínica inhabilitada cerca de la casa y nadie va a inspeccionar, nadie va a hacer nada con todo lo que está pasando. La vida nuestra no vale nada, vamos cayendo de a uno y es como que no significamos nada para la Justicia. Evidentemente hasta que no le toquen un familiar de ellos o les pase algo grave... ahí sí se mueven rápido. Ahora tocan la guitarra, toman café, no sé qué hace el Tribunal de Casación para no llevarlo preso”.
Stefanía Xipolitakis no dio el mismo nivel de detalles que las otras denunciantes de Lotocki, pero hizo referencia a lo que le sucedió en un posteo de Instagram en el que empatizó con Luna: “Es un tema muy delicado y obvio que me compete a mí. Le deseo una pronta recuperación a Silvina Luna”, comenzó. Y siguió: “A cualquiera de todas las que pasamos por las manos de ese asesino nos puede pasar lo que le está pasando a ella, porque tenemos una bomba en nuestro cuerpo”.
“Pasé muchos años de terapia para poder hablar de esto y, para que no me haga peor de lo que una ya lo lleva, lo expreso por acá. Para poder cuidar mi psiquis y poder seguir con mi alegría y mi música en mis momentos lindos, en donde fluye mi energía”, expresó la modelo, que apuntó que se encuentra fuera de la Argentina en estos momentos. Y cerró: “Las cosas están en la Justicia. Lamento profundamente lo que está pasando con Silvina. Le mandamos mucha luz y justicia”.
En abril de 2021, el empresario Cristian Zárate se convirtió en el primer paciente de Lotocki en morir como consecuencia de las intervenciones del cirujano. Zárate tenía 50 años, se desempeñaba como empresario en el rubro de la construcción y tenía dos hijos de su primer matrimonio, en ese momento, de 16 y 18 años. Se había criado en el barrio bonaerense de San Justo y vivía entre Ramos Mejía y Luján. En esas dos localidades había comprado terrenos para hacer construcciones.
El empresario estaba interesado en que el cirujano le sacara un leve exceso de grasa a través de una dermolipectomía. Como también tenía una hernia abdominal, Lotocki acordó extraerla en la cirugía estética. La operación se realizó en la clínica Cemeco de Caballito. Allí Lotocki alquilaba un quirófano en el marco de la segunda ola de coronavirus. Por esa época, el Gobierno de la Ciudad había decretado que solo debían realizarse operaciones de riesgo de vida.
Fran Mariano, exparticipante de Cuestión de peso (eltrece) forma parte de la lista de pacientes en guerra con Lotocki desde hace más de una década. A su primera consulta llegó por recomendación y con una promesa de acceder a una cirugía a cambio de nombrarlo en los medios (lo que se conoce como canje). En ese entonces, no realizó el procedimiento por un acuerdo con la producción del reality donde bajó de peso. Pero tiempo más tarde volvió a visitar al “cirujano de los famosos”.
“Vuelvo con él, siempre creyendo que era cirujano plástico y de los mejores. Le pedí que me retoque la nariz y el mentón. Me empezó a tocar la cara y me medía; me ofreció ponerme pómulos. Me propuso inyectarme agua fisiológica para probar si me gustaba y cuando me vi le dije que no me lo haga”, contó Mariano a LA NACION sobre aquella visita a la gran casona que utilizaba como consultorio. En ese momento, conoció el proceder del médico: aunque dijo que no quería pómulos, al despertarse de la anestesia, supo que la cirugía se le había realizado.
Virginia Gallardo, actualmente panelista de Nosotros a la Mañana, en 2008 decidió acceder al servicio ofrecido por Lotocki para el levantamiento de glúteos. Al respecto, recordó cómo fue el procedimiento, al estar consciente durante la intervención. “Es un producto que es como una goma, como más líquido, como un pegamento. Lo vi. Él ponía en un bowl un polvito y un líquido, lo vi. Vos estás consciente, son 10 minutos, dos inyecciones con anestesia local. Va una inyección en cada glúteo”, detalló y explicó que ese producto produce inflamación y luego se endurece como un “cemento”. Según sus palabras, es esto lo que produce daños severos en la salud. En su caso es “un dolor constante en la zona intervenida”.
Desde entonces, Virginia busca cómo revertir esta consecuencia y no encontró una solución efectiva para terminar con su padecimiento. “Si quisiera sacármelo me tienen que abrir de lado a lado y rebanar el músculo. En mi caso no migró. Yo hago actividad y con el músculo género elasticidad y me genera 100 veces más dolor. Cuanto más entreno, más duele”, explicó al ejemplificar que la única respuesta que consigue es mantenerse sin hacer nada. “Confío en mi profesional. Como estoy yo hoy es mejor no hacer nada y rezar al cielo que esto continúe así de por vida”, afirmó.