Redacción El País
Seis días después de su fallecimiento y tras completarse la autopsia, este miércoles se realizó el velatorio de Silvina Luna. La modelo y actriz fue despedida por su entorno más íntimo en Casa O'Higgins, en el barrio de Belgrano, y allí estuvieron su hermano Ezequiel y algunos de sus amigos más cercanos.

Luego, sus restos fueron trasladados al panteón de actores del Cementerio de Chacarita, por lo que se cumplió así una de sus últimas voluntades.

Silvina Luna murió el 31 de agosto pasado, tras 79 días de internación por una falla multiorgánica. Fue la consecuencia fatal de una mala praxis que sufrió en 2011, cuando el doctor Aníbal Lotocki le inyectó, en una cirugía estética, metacrilato, una sustancia que le causó hipercalcemia e insuficiencia renal.

Desde el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 60, Luis Alberto Schelgel solicitó una autopsia en el marco de la causa contra Aníbal Lotocki, quien fue inhabilitado para ejercer su profesión tras múltiples denuncias. El abogado Fernando Burlando dijo que se extrajo un material pesado que estaba alojado en varias partes del cuerpo de Luna.

El velatorio de Silvina Luna fue a puertas cerradas y llamó la atención un detalle, que es que la casa velatoria elegida habilita, para quienes estén autorizados a ir a la ceremonia, un servicio virtual para dejar mensajes de despedida, compartir fotos o videos y hasta encender velas en nombre de Luna.

Allí estuvieron el propio Burlando, los ex Gran Hermano Gustavo Conti y Ximena Capristo —amigos entrañables de Luna, a quien conocieron en el reality show—, Pamela Sosa —que también fue víctima de Lotocki, con quien además tuvo una relación de pareja— y, entre otros famosos, Majo Martino y Locho Loccisano, muy cercanos a la actriz desde la experiencia de El hotel de los famosos, el último programa televisivo del que Silvina Luna fue parte.

Al panteón de Chacarita se acercaron, además de conocidos y allegados del ambiente, admiradores de la modelo y actriz, que conformaron una pequeña multitud para un último adiós teñido por la congoja y la tristeza.