Se oyen susurros, risas, comentarios. Nadie presta demasiada atención porque todavía no sucede nada: en el escenario está vacío, todo está a punto de pasar. Las personas entran, se acomodan en sus lugares. Hay movimiento. Hay algo gestándose. De fondo hay música, suenan algunas de las canciones queella escribió.
Pero de pronto, donde no pasaba nada, donde solo había un montón de personas esperando a que algo sucediera, hay algo que cambia: por los parlantes sale esa canción que dice “Pero todo acabó, ya nada quedó entre los dos, porque como en un cuento un enorme dragón nos robó el corazón”, y todos, como si fuese una respuesta inmediata y automática al estímulo que genera esa melodía, levantan los brazos, los balancean y cantan. Saben que estar allí se trata de eso. De cantar: “Por favor dónde estás, tú eres mi otra mitad, siempre estaré esperando yo sé que algún día regresarás”.
Es lunes 19 de junio y son las seis de la tarde. La sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del Sodre está repleta. La mayoría son jóvenes, hay algunos niños y también varios adultos. No importa la edad, no importa si tienen 20 o más de 30. Ni siquiera importa si en 2005, cuando Un enorme dragón formaba parte de la banda sonora de la segunda temporada de Floricienta, habían nacido. Todos cantan de la misma manera: como si esa canción activara, de manera inmediata, una forma de estar en el mundo. Quizás estar acá también se trata de eso: de una forma de estar en el mundo.
En el escenario hay sillones, una mesa de madera, plantas. En una esquina, dos bancos, dos micrófonos, una guitarra. En la otra, unas letras inmensas que dicen Otro mundo. Al fondo, una pantalla anuncia: Masterclass inspiracional Cris Morena. Nadie sabe qué es lo que va a pasar, qué es lo que Cris Morena, la creadora de éxitos juveniles como Chiquititas, Rebelde Way, Floricienta o Casi Ángeles, quiere decir, contar. Pero es la primera vez que la productora argentina viene a Uruguay de esta manera: a pararse frente a las personas que la quieren y decirles lo que piensa.
Poco después de las seis, cuando en la sala ya no queda ni un espacio libre, un coro de niños vestidos de blanco sale al escenario, las luces se apagan y ellos, formados en dos filas, cantan dos canciones icónicas de la productora: En el comienzo, de Chiquititas y Hay un cuento, de Floricienta. Quizás estar acá también se trata de eso: de un comienzo.
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Esta masterclass es el último día de un bootcamp para artistas con maestros de Otro mundo, el espacio de aprendizaje que Cris Morena creó hace un año en Buenos Aires. Se trató de tres días de entrenamiento para 106 jóvenes uruguayos: desde canto y trabajo con la voz, hasta baile y actuación.
Pero su llegada a Uruguay también tuvo otro pretexto. La productora filmará aquí su próxima serie, Margarita, que está trabajando para HBO. Y tendrá elenco de ambos países.
“Me siento muy cómoda en Uruguay, por eso estoy acá. Y no porque no ame mi país, amo con locura a la Argentina, pero está pasando por un momento muy complicado, donde hay muchas cosas que me molestan, mucha violencia, y la gente está en cualquier otra cosa menos en el alma. Acá siento que ustedes están en un proceso diferente, más conectados. Esa fue mi decisión y también hay algo de la voluntad de los uruguayos de tenerme acá con ustedes, que ha sido enorme. Es una apuesta estar acá. Podría haber grabado en otro lado, pero elegí venir a Uruguay”, dijo Cris a El País unas horas antes de su masterclass.
“Voy a grabar Margarita acá. Tiene que ver con las locaciones, con tener esta divina rambla que da una visibilidad diferente, lo hace distinto a Buenos Aires. Yo quería hacer algo que sucede en algún lugar del mundo que no se sabe exactamente dónde está. Siempre he contado cuentos, y Uruguay me da todo lo que necesito para hacerlo”.
Margarita es un spin off de Floricienta, la novela que protagonizó Florencia Bertotti y que tuvo dos temporadas en 2004 y 2005. Allí, Margarita era una de las hijas que la protagonista tenía con el Conde (Fabio Di Tomaso).
“No se trata de la tercera parte de esa historia, sino que tomamos un personaje que tuvo una pequeña participación allí y lo hacemos crecer y transformarse en algo maravilloso. Es como volver a empezar. No sabés la fe que le tengo”.
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Ikigai es un concepto de la filosofía japonesa que no tiene traducción. Hace referencia al propósito de vida. De eso quiere hablar hoy Cris Morena, que aparece en el escenario vestida con una falda de tules, y un saco con lentejuelas, el pelo rubio intacto, acompañada de Francisco Ruiz Barlett, que es maestro de actuación en Otro mundo y hoy modera la charla.
“El por qué es muy fácil de contestar. El para qué no. Yo descubrí eso cuando pasó lo de mi hija (la muerte de Romina Yan en 2010), no me pregunté por qué, me pregunté para qué. Si cada cosa que hago no tiene un para qué, me parece que no tiene sentido hacerla. Mi máximo para qué es la libertad: ser libre para hacer lo que realmente siente mi corazón”, dice Cris.
A lo largo de los bloques de la masterclass la acompañan diferentes invitados: Sebastián Mazzoni y Matilde Barceló, maestros de Otro mundo, para hablar de la importancia de pensar a los artistas desde una mirada integra, Guillermo Pendino, al frente de Telefé y Paramount y Santiago López, fundador de la productora Cimarrón, para hablar de los desafíos de la industria audiovisual en tiempos de plataformas.
Al final, Cris invita a Alejandro Lerner al escenario. Cuentan anécdotas. Hablan de melodías, de la vocación, de hacer lo que se ama y de trabajar para poder conseguirlo, de sobreponerse a los días en los que no sucede nada, de respetar los inviernos propios, de florecer en las primaveras, de escribir una canción.
Pero antes, entre cada bloque, Juan Pott y Paz Díaz, artistas de Otro mundo, se sentaron ante los micrófonos y cantaron: Mi vestido azul, Dos ojos, Tiempo.
El efecto de las canciones fue el mismo que en el comienzo: en el estribillo explotan, estallan como si en ellas estuviera contenido el tiempo, detenido el tiempo.
“Yo creo que la gente está buscando volver a lo que le hizo sentir emoción”, había dicho Cris a El País. “Me parece que Margarita es volver a un momento de nuestras vidas que estamos necesitando muchísimo”. Quizás estar acá siempre se trató de eso.